En un anterior post os hablamos del secado. Hoy le toca el turno al curado, el importante paso previo tanto para disfrutar de nuestras cosechas, como para su conservación. Una vez que hemos cortado una planta, ésta comienza a perder humedad. Además las bacterias aeróbicas y las enzimas comienzan a descomponer la clorofila y el exceso de azúcares y almidones sobrantes, causantes de la típica sensación de ardor en la garganta al fumar.
El curado posterior al secado, detiene el proceso de descomposición o degradación antes de que compuestos volátiles, mayormente terpenos, cannabinoides y flavonoides, se evaporen. Un buen curado, resumiendo, mejora tanto el aroma de los cogollos, como el sabor y potencia. Lo mismo sucede con un buen vino, un buen queso o un buen jamón. Nadie duda de que el tiempo de curado o “envejecido” mejora sus cualidades.
¿CÓMO CURAR LOS COGOLLOS DE CANNABIS?
Lo único que necesitaremos será un recipiente hermético, un lugar oscuro y fresco, y tiempo. Los materiales más comunes para curar la cosecha son el vidrio, el acero inoxidable y plástico de calidad alimentaria. En cualquier caso y siempre que decidamos reciclar un recipiente, lo que menos pretendemos es que éste pueda trasladar un mal sabor a la cosecha a causa de su contenido anterior.
Salvo los materiales plásticos, lo primero será esterilizar el recipiente. Lo mejor es optar por hervirlos durante un buen rato, lo que eliminará cualquier tipo de mal olor. Y haremos lo mismo con las tapas del recipiente. Incluso siendo botes recién comprados, nunca es mala idea realizar este breve proceso. En ocasiones meterlos en un lavavajillas no es suficiente.
Y llega la hora de meter la cosecha en los botes. Lo mejor en este paso, es separar los cogollos de la rama, siempre de manera aleatoria comprobando alguno de los más grandes. Con cuidado lo abriremos para ver si en su interior encontramos botritis. Llega a ser bastante habitual, y en el caso de que un cogollo con este hongo se meta dentro del bote con otros, estos pronto se contagiarán, produciendo una enorme pérdida.
También os sugerimos clasificarlos por su calidad. Los mejores que serán de las zonas exteriores de la planta por un lado, y los más pequeños de las zonas bajas e interiores por otro. Si decides comenzar a disfrutar la cosecha sin haber completado el curado, opta siempre por los de segunda categoría y deja que los mejores se curen perfectamente. Merecerá la pena.
Los cogollos introdúcelos en los botes con cuidado y sin apretarlos. Simplemente menea un poco el bote para que ellos solos se asienten ocupando espacios libres. Cierra los botes y colócalos en un lugar oscuro y fresco, como puede ser el interior de un armario. La luz es uno de los grandes enemigos del THCA, precursor del THC, y que hace que se degrade en CBN.
Puede ser normal que al día o días siguientes, los cogollos que estaban crujientes al tacto, se hayan vuelto “gomosos”. Es a causa de la humedad que todavía almacenan en su interior y que sale al exterior. Si notas que han ganado mucha humedad, lo mejor es retirarlos del bote, extenderlos sobre una superficie y dejar que se sequen un poco más. Cuando de nuevo vuelvan a estar crujientes al tacto, mételos de nuevo en el bote.
Durante aproximadamente un mes, abriremos los botes un par de veces al día para que los cogollos se aireen, no más de 5-10 minutos. Cuidado si vives en una zona de mucha humedad, ya que los cogollos rápidamente la absorben y obligará de nuevo a sacarlos del bote y secarlos. También continúa comprobando el interior de alguno de los cogollos más grandes para ver si todo marcha bien.
Pasado un mes puedes dar por concluido el curado y ya no será necesario abrir más los botes, salvo para sacar lo que vayamos a consumir. Cada día que pase después, los cogollos irán ganando más sabor, más aromas y más potencia, pudiendo permanecer inalterables durante más de un año sin que pierdan ni un ápice de calidad.