¿Quién no soñó alguna vez con un mega cultivo en plena playa paradisíaca? ¡A despertar! El ejido Villa de Cozumel, ubicado en pleno mar del Caribe planea cultivar 4.500 hectáreas de cannabis con fines industriales, medicinales y lúdicos, pero también “para ayudar a que acabe la violencia en la zona”. Para ello, el comisariado ejidal, Emilio Novelo Flores, ya tramitó un amparo ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), cuya resolución se espera a corto plazo.
Novelo Flores sabe que con ese apellido es imposible fallar. El, por su parte, cree que con la plantación “mejorará la economía de Cozumel, ya que el clima y la tierra de la isla favorecen el crecimiento de diferentes tipos de cannabis, y la isla sería punta de lanza en Quintana Roo en esta industria”.
Pero Flores no está sólo: el presidente de la Asociación Nacional de Industrias del Cannabis (Anicann), Guillermo Nieto Macotela, consideró que el caribe Mexicano, y en especial Cancún, podría beneficiarse de la legalización de la marihuana, tal como ocurre en sitios como Colorado o Canadá, donde la diversificación de servicios al turista genera notables ingresos. Según sus cálculos, la industria y sus impuestos podrían aportar hasta un 75% de las ganancias, teniendo en cuenta que, sólo Cancún, tiene alrededor de 22 millones de turistas al año. Agregó que la legalización del consumo generaría una disminución de los casos de violencia e inseguridad.
Visto bueno en Oaxaca
Pedro Díaz Parada fue sentenciado a 33 años de prisión en abril de 1985 por su actividad en el narcotráfico. Al escuchar la sentencia amenazó al juez: “yo me voy a ir y tú te vas a morir”. El capo escapó de prisión y, dos años después, el juez Pedro Villafuerte Gallegos fue asesinado de 33 balazos. “Una bala por año” decía una nota dejada en el lugar del crimen. Ese fue el estilo de trabajo de “El cacique de Oaxaca”, uno de los más peligrosos narcos, nuevamente detenido en 2007.
Sin embargo, la rabia no terminó y el sur de México sigue siendo una zona caliente, en la que el crimen organizado sigue siendo amo y señor. Es por ello que Alejandro Murat, gobernador de ese Estado, ve en la legalización de la marihuana y la amapola una estrategia para disminuir la violencia en el país. El tráfico sigue azotando a la región y la lucha por el control de la venta de drogas afecta a toda la Sierra Sur y Norte oaxaqueña.
Así lo estableció el mandatario en su segundo informe de Gobierno, que tiene un claro posicionamiento en el sentido liberador. Por otra parte, dijo que se logró un descenso de los delitos de robo a negocio en 11%, robo a transeúntes en 10%, y robo de vehículos en 14%, mientras que en la zona de Valles Centrales los homicidios dolosos se redujeron en 17%.
El gobernador es, así, uno de los principales interesados en que prospere el proyecto de ley presentado hace poco más de una semana por Morena, el partido político que llevó a la presidencia a Andrés Manuel López Obrador.
Por Rama