Los efectos físicos de la marihuana aparecen inmediatamente cuando se fuma o inhala y deben conocerse para no llevarse sorpresas.
Aunque la marihuana puede tener efectos secundarios negativos sigue siendo excepcionalmente segura. El cannabis y como todas las drogas, si se abusa excesivamente de ella puede ser dañina o producir problemas para nuestra salud física o mental.
Efectos fisicos de la marihuana
Estos efectos de la marihuana por su consumo pueden sentirse inmediatamente después de ser fumada. Si por el contrario la ingerimos, entonces sus efectos tardarán mas de media hora en poder sentirse. Dependiendo de la dosis, la calidad o el físico de la persona que lo consume, el tiempo podría alargarse o acortarse.
Si se consume fumada, sus efectos son más notorios en la primera o segunda hora desde el consumo. Posteriormente sus efectos se verían muy mermados progresivamente a partir de la segunda y tercera hora. Como dijimos anteriormente, la dosis, su calidad y el físico del usuario pueden hacer variar los tiempos.
La normalidad es que después de una noche de sueño todos los síntomas desaparezcan. En este caso y a diferencia de otras sustancias como el alcohol, la cocaína, anfetaminas, opioides y más; el cannabis no produce esa desagradable “bajada” o efecto “rebote”. Claramente, la sensación de estar “colocado” y después de dejar su consumo, desaparece.
También hay que tener en cuenta que, aunque siendo una minoría, existen personas que son muy sensibles y pueden sentirse ligeramente sedados durante muchas horas después de su consumo. Esa sensación podría alargarse hasta un día.
Luego estarían los usuarios crónicos, aquellos que la fuman casi o todos lo días. En estos casos, estas personas podrían estar sintiendo suave y mínimamente los efectos durante mucho más tiempo. Es decir, durante días o semanas después de dejar el consumo.
No se sabe a ciencia cierta, el aún y el por qué de esta duración. Aunque, los cannabinoides como el THC se almacenan en nuestro tejido adiposo y por ahí podría ir esta duración. El THC es una sustancia liposoluble que se absorbe a través de nuestros tejidos grasos.
Después del consumo prolongado, los cannabinoides residuales podrían almacenarse en estas grasas que los liberaría lentamente; posible explicación. Pero como en casi todo lo relacionado con el cannabis, hace falta más investigación.
Los cannabinoides inhalados posteriormente y después de unos días, vuelven a la sangre. Los que son usuarios ocasionales o por primera vez, cuando consumen, la concentración de estas moléculas en el corriente sanguíneo son mínimas o anecdóticas. Como mucho y si el consumo esporádico ha sido muy alto, estos cannabinoides podrían ser detectables al aumentar el nivel de THC residual. Entre dos a cuatro días posteriores podrían ser detectables.
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Los síntomas de los efectos de la marihuana más comunes
Los efectos secundarios del tetrahidrocannabinol o THC no son muy importantes. Aquí los más conocidos:
-El enrojecimiento de los ojos. Esto se produce porque los vasos sanguíneos o capilares oculares se dilatan. Los consumidores crónicos y con su dilatación de los capilares constantemente, podrían sufrir amarillamiento de las zonas blancas, tardando un tiempo en desaparecer después de dejar el consumo.
-También la sequedad de la boca es otro de los síntomas más comunes que muestran la mayoría de consumidores.
-Para las personas que padecen Glaucoma ocular, sin embargo, podría ser beneficiosa ya que uno de estos efectos conocidos es la reducción de la presión intraocular.
-Inmediatamente después de consumir cannabis se produce una aceleración de los latidos de corazón o taquicardia, este sería otro síntoma común.
-Otro efecto descrito por estudios es la dilatación de los bronquios y bronquiolos respiratorios. Estos últimos son los más estrechos de las vías respiratorias, dividiéndose posteriormente en conductos alveolares.
Humo de la marihuana
Como todos los humos y como el del tabaco, el del cannabis tiene sus efectos que irritan a los pulmones. Además, no llegan de los cannabinoides, estos productos tóxicos llegan a partir de la combustión. De hecho, pese a ser la forma más extendida de consumo de la planta, fumarla; ésta sería la forma menos generosa y más perjudicial para la salud del consumo de cannabinoides.
Consumir en vaporizador es una buena forma para minimizar el daño del humo en los pulmones y garganta. También, el consumirla en pipas de agua o bongs ayudaría con esta misión.
En forma comestible…
Existe otra forma de consumir y evitar dañar nuestra garganta o pulmones, además de no oler a humo. Esa forma sería ingerirla en forma de alimentos como galletas o cookies. Cuidado con esta fórmula de consumo, hay que tener mucha cautela.
Tengamos en cuenta que cuando se ingiere el cannabis pasa un buen rato (mínimo 30 minutos) hasta que notamos sus efectos. A raíz de ahí, es cuando comenzamos a hacer la digestión y los cannabinoides son asimilados por nuestro cuerpo.
Por lo tanto, cautela, no hay que consumir más hasta comprobar cómo afecta. De esta forma ingiriéndola, se asimila más THC que fumada y los efectos durarán más y serán más fuertes.
Cuántos casos se han dado en los que mucha gente pensaba después de consumir varias galletas que eso no “subía” y han comido más. De repente, se han visto sorprendidos por un gran subidón que les ha dejado pálidos; y aún les deben que “subir” las últimas ingeridas.
Existen muchas malas experiencias. Por lo tanto a lo hora de ingerir, cuidado con las cantidades, dosis y calidades, puedes llevarte un disgusto en forma de gran malestar y duradero en horas. Cuidado con esta forma de consumo si no eres muy experto.