Como el hip-hop, los alimentos saludables y el snowboarding, la marihuana se vuelve corporativa.
A medida que más y más estados permiten el uso medicinal de la droga, y California considera la legalización rotunda, los partidarios de la marihuana presionan duro para pulir la imagen de la mota, haciendo franquicias de dispensarios y marcas; estableciendo firmas de consultoría, cabildeo y abogados; montando exposiciones comerciales y un circuito de seminarios, así como abriendo un ámbito de otros negocios relacionados con ella.
“No poseo un saco Nehru, nunca me he dejado la barba de candado, nunca me he dejado crecer el cabello más allá de la nuca”, contó Allen St. Pierre, el director ejecutivo de la Organización Nacional para la Reforma de las Leyes sobre la Marihuana.
Steve DeAngelo, el presidente de CannBe — una firma de mercadotecnia, cabildeo y consultoría en esta ciudad— ni siquiera usa la palabra “marihuana”. Por considerarla peyorativa, prefiere el término científico “cannabis”.
“Queremos hacerla segura, decente y responsable”, dijo DeAngelo sobre la marihuana.
“Si no podemos mostrar profesionalismo y legitimidad, nunca nos ganaremos la confianza de nuestros ciudadanos”, dijo DeAngelo.
El destino final, para muchos partidarios, es la legalización. Los californianos decidirán en noviembre si es a eso a lo que quieren llegar, cuando voten en referéndum para legalizar, gravar y regular a la marihuana.
A finales de marzo, ayudó a cabildear en el Consejo Municipal en San Jose, la décima ciudad más grande del país, para la aprobación de bandos para regular los dispensarios, un paso crucial hacia una actividad legalizada. Y la semana pasada, en una conferencia sobre cannabis en Rhode Island, DeAngelo diversificaba su línea de productos al introducir una especie de “mota ligera”, con menos agentes psicoactivos que la marihuana común, y, por tanto, popular entre los que denomina “pacientes que no consumían mota”.
John Lovell, un cabildero californiano que representa a dos importantes organismos policiales que se oponen a la legalización, se burló de la noción de que los proponentes de la marihuana están cambiando su conducta o ganando impulso con la población, y mencionó una decisión reciente del Consejo Municipal de Los Angeles para reducir drásticamente la cantidad de dispensarios médicos de marihuana allí.
“Son una plaga de barrio”, expresó. “Aquí tienes dispensarios que tienen dinero y drogas. Entonces, obvio, ¿no? ¿Sorprende que hayan sido imanes para la delincuencia?”.
Sin embargo, los defensores dicen que esa caracterización es injusta y está pasada de moda. “Es una oportunidad de negocios que surge, como lo sería en cualquier otro sector”, señaló Ethan Nadelmann, el fundador y director ejecutivo de Drug Policy Alliance, un organismo a favor de la legalización.
En California, los dispensarios ya emplean todo tipo de trucos empresariales para sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo.
También hay escuelas y seminarios nuevos que se pueden usar como créditos para los cursos de educación continua obligatorios para médicos y abogados. Eso incluye al Instituto de Derecho Cannabis, certificado el mes pasado por el colegio de abogados de California.
Sin embargo, no sólo es California. El negocio también está en auge en Colorado, que ha visto una explosión en la cantidad de dispensarios este último año. Esa rápida expansión ha alarmado a algunas autoridades y provocado que los legisladores se peleen por aprobar nuevas regulaciones, pero ha sido un auge para los bufetes de abogados como Kumin Sommers LLP en San Francisco, que se fusionó con Warren C. Edson, un abogado en Denver que representa a unos 300 dispensarios en Colorado.
“Existe este temor Al Capone real de que van a atrapar a nuestros tipos, no por la marihuana sino por otra cosa”, dijo Edson, refiriéndose a cómo al final acusaron a Capone de evasión fiscal.
El Gobierno federal sigue oponiéndose a cualquier despenalización de la droga
Fuente Elsentinel.com