El 11 de marzo de 2012 será un día clave en la historia de la legalización de las sustancias y el respeto por las libertades individuales.
Ese día, el entonces presidente de Bolivia, Evo Morales, exhibió una hoja de coca ante la Comisión de Estupefacientes de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Viena.
Era la segunda vez que el mandatario boliviano ponía ante las narices de los líderes mundiales la sagrada hoja del altiplano, elemento fundamental de la identidad de los pueblos originarios que habitan la Cordillera de los Andes, en Sudamérica.
“Aquí en Naciones Unidas pido a todos los países que se repare un daño histórico al incluir a la hoja de coca en la lista de estupefacientes de la Convención de Viena (de 1961). En Bolivia no va a haber libre cultivo de coca, pero tampoco va a haber cero de coca“, dijo Morales.
“Entre 62 y 67 por ciento de la población indígena de Bolivia mastica regular, cotidiana y tradicionalmente la hoja verde de coca en su estado natural, a la que se atribuye poderes medicinales y nutritivos efectivos y factuales”, destacó la agencia de noticias ABI en aquella oportunidad.
En la actualidad, somos millones las personas que consumimos marihuana en forma recreativa alrededor del mundo y, aunque no en todos los casos existe una ligazón cultural, sí hay una reivindicación de la libertad individual en cada calada.
El mundo exige la liberación de las plantas sagradas, se llamen como se llamen.
Argentina es uno de los países que más fuerte le caen al cannabis, con incautaciones absurdas que se televisan en horario central.
Jornada histórica
Sin embargo, la semana pasada, la provincia de Santa Fe (este) vivió una jornada histórica en su reclamo por cultivar, estudiar y consumir marihuana libremente.
Es que el parlamento provincial y la comuna capital dieron media sanción al autocultivo de cannabis y hasta diseñaron un banco municipal de aceite para distribuir a aquellos pacientes que lo necesiten, previa inscripción en un registro de beneficiarios.
La revista Noticias, y el resto de los medios locales, dieron cuenta de un hecho que recuerda a aquel de Morales.
Dos diputadas santafesinas llevaron plantas de cannabis al recinto, para defender sus posiciones ante el prohibicionismo. Muchos de sus colegas vieron a la sagrada planta por primera vez, a pesar de que legislan sobre ella.
Agustina Donnet, Mónica Peralta y Lucila de Ponti exhibieron marihuana en sus bancas, para fundamentar el proyecto sobre la regularización del autocultivo para uso terapéutico.
“Esta es una planta de marihuana, para quienes no la conocen y nunca vieron una en vivo. Acá tenemos una”.
Exponiendo cannabis
De esa manera, la legisladora santafesina Agustina Donnet sacó de una bolsa y expuso cannabis en la Cámara de Diputados de Santa Fe.
Se debatía el proyecto de autocultivo de cannabis para uso terapéutico, una iniciativa que había sido presentada en 2019.
“Me parece importante empezar diciendo esto: qué es una planta, ¿no? Porque por momentos parece que estuviésemos discutiendo sobre cosas sobrenaturales y es una planta”, argumentó la diputada provincial por Igualdad y Participación.
Fue su manera de fundamentar el proyecto que llevó adelante, pero que escribió una ex legisladora, Silvia Augsburger y que acompañó Rubén Giustiniani.
La idea que presentaron, y que buscaba la media sanción en la cámara baja es autorizar al cultivo y a la tenencia de cannabis y sus derivados para el uso medicinal, específicamente.
No fue la única legisladora que expuso una planta de marihuana.
También las pusieron en sus bancas sus compañeras Mónica Peralta y Lucila de Ponti.
“Prestame a la chica. Después vamos a hacer un sorteo, porque varios están interesados”, dijo la primera. Y completó: “La vamos a mirar con respeto, porque esto es lo que genera”.
De Ponti, ex diputada nacional, también la exhibió: “Si me quieren traer la planta”, dijo en el inicio de su discurso y generó risas. Se la llevaron. “Desde ya que vamos a acompañar la media sanción de esta ley”, aseguró.
No fue bien recibido por todos.
El diputado Walter Ghione, del espacio Somos Vida y Familia protestó: “Que legisladoras, desafiando y exponiendo al personal de seguridad y control de acceso a la Cámara de Diputados de Santa Fe, ingresen una planta de marihuana es un delito y una provocación”.
El debate dividió aguas en Santa Fe pero, por primera vez, los que pierden parecen ser los censores.