¡Haz que tus plantas crezcan como nunca! Descubre cómo el cultivo en tierra madre te llevará a tener las mejores cosechas en cantidad y calidad
El cultivador que desee plantas gigantes, sin duda debe optar por el cultivo en tierra madre o en suelo. En este artículo te damos las claves para conseguirlo sin esfuerzo.
¿Cuál es el mejor lugar para un cultivo en tierra madre?
Si vives en el hemisferio norte, deberías situar tus plantas de manera que reciban la mayor cantidad de sol posible durante el día. Y en general, la dirección sur es la mejor orientación, ya que el sol se mueve desde el este hacia el oeste y se encuentra en su punto más alto en el sur durante el mediodía solar.
Por lo tanto, si es posible, coloca tus plantas en un lugar con una exposición directa al sur, o en un lugar donde no haya obstrucciones en esa dirección, como árboles o edificios.
Preparando el terreno
Una vez se ha escogido un buen lugar para las plantas, tocará preparar el terreno. Porque, en gran medida, que las raíces dispongan de un espacio cómodo, será vital para su desarrollo.
Y no todos los suelos son apropiados para el cultivo. Por ejemplo, los suelos calizos en general no son muy apropiados debido a su compactación y alto pH.
Así que la solución es hacer un gran agujero que rellenaremos con un buen sustrato. La opción fácil es comprar una tierra de grow, cualquier fabricante ofrece unos sustratos con una textura ideal para las plantas de cannabis.
La mejor opción es hacer uno mismo la mezcla. Podemos partir de cero, o aprovechar la tierra que hemos sacado del agujero. Y preferiblemente la que se encuentra a más profundidad.
Le podemos añadir después humus de lombriz, estiércoles curados, compost, turba, guano de murciélago, fibra de coco o perlita para aportar aireación…
También es interesante el uso de hidrogel que ayudará a retener agua cuando abunda y suministrarla cuando escasea, además de todo tipo de organismos beneficiosos como micorrizas o trichodermas.
Cada agujero, lo distanciaremos mínimo 2 metros del más próximo, para dar espacio por ambos lados a las plantas para su óptimo desarrollo.
¡Un truco!
Cuando se tiene un cultivo en tierra madre, llega a ser habitual que los topos y topillos encuentren en el sustrato nuevo una fuente de alimento o de diversión.
Son animales insectívoros y las raíces de las plantas no entran en su dieta frecuente. Pero al hacer sus galerías, puedes producir graves daños en ellas. Si la planta es pequeña, puede incluso desenterrarla.
Para evitar esto, compra una malla metálica de cuadrado pequeño, de no más de 1x1cm. Con una sección de unos 150 x 40 cm, une los extremos para conseguir un tubo de aproximadamente 45 cm de diámetro.
Introdúcelo y céntralo en el agujero antes de rellenarlo con el sustrato. Y de este modo, tendrás una barrera impenetrable para topos y topillos que protegerá a las plantas.
Una vez que las raíces comienzan a expandirse en todas las direcciones fuera de esta protección, poco importará que en algún lugar causen algún daño. Esta malla puedes retirarla al final de temporada y guardarla para los siguientes años.
El primer trasplante
Cuando se pretende cultivar en tierra madre, cuanto antes se pongan las plantas en su sitio, antes se asentarán y más rápido crecerán al disponer de un gran espacio para sus raíces.
La opción de germinar directamente en el suelo es un tanto arriesgada. Un pájaro puede comerse la semilla o el brote tierno. Así que lo mejor, es germinar y crecer la planta en casa unos días.
Al igual que puedes proteger las raíces de la planta contra los topos y topillos, puedes proteger del mismo modo la zona aérea contra animales terrestres.
Compra una malla de agujero grande y con un segmento de aproximadamente 250 x 80 cm puedes hacer un tubo de aproximadamente 80 cm de diámetro.
Y simplemente sitúalo sobre la planta. Además de protegerla, servirá de apoyo para las ramas y conseguirás unas plantas con una estructura más robusta y ancha.
¿Cómo se abona un cultivo en tierra madre?
Si has enriquecido el sustrato con gran cantidad de materia orgánica, lo normal es que durante la fase de crecimiento no sea necesario usar abonos (siempre dependiendo de la fecha de inicio).
Pero en floración, la planta demandará altas dosis de fósforo y potasio. Lo mínimo que te recomendamos es un abono de floración, y un potenciador de floración. Después será tu decisión usar cualquier otro aditivo que sirva para mejorar la cantidad o la calidad de la cosecha.
Ten en cuenta que si usas abonos sólidos, necesitarás agregarlos unas 2-3 semanas antes del inicio de floración. Al ser de liberación lenta, tardarán un tiempo en estar disponibles para las plantas.
Prevención de plagas
Las plagas no son exclusivas de plantas cultivadas en tierra madre, ya que cualquiera es susceptible de sufrir un ataque. Incluso las plantas de interior.
Debemos tener en cuenta que el exterior es el hábitat de miles de bichejos, aunque serán afortunadamente muy pocos los que nos deban preocupar.
Pulgones, araña roja, mosca blanca, minadores, cochinilla, trips y orugas son las principales amenazas. Especialmente las orugas, son las más temidas por los cultivadores de exterior. Y sobre todo en la fase de floración.
Para no tener que tratar con plagas, lo mejor es prevenirlas. Y existen varios productos que son bastante eficaces en la prevención de plagas, como puede ser la tierra de diatomeas, el jabón potásico y el aceite de neem. Cualquiera de ellos son orgánicos y presentan un beneficio extra a modo de aporte de nutrientes.
Cuando se usan de manera regular (cada 10-15 días), evitarán que las plantas sean atractivas para las plagas o irán matando las primeras incursiones o puestas de huevos.
La recompensa
Si todo marcha bien y si es lo que deseas, conseguirás unas plantas de un tamaño descomunal. Será en estos casos cuando los rendimientos que proporcionan en la descripción de las semillas de algunos bancos se ajusten a la realidad. Es posible superar los dos kilos por planta fácilmente en tierra madre, siempre dependiendo de la variedad y cómo venga el tiempo.
