La marcha de la hierba es imparable y, al igual que en toda América, el cultivo de cannabis avanza en Brasil.
Así lo informa la agencia AFP en un despacho que da cuenta de que un proyecto legislativo de cultivo de cannabis avanza en Brasil, para uso medicinal, claro.
Es que, a primera vista, la mano dura implementada por el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, en su administración hace prever que la voluntad liberadora no da para mucho más.
Con todo, una comisión de la Cámara de Diputados de Brasil aprobó un proyecto de ley que legaliza el cultivo de cannabis para fines medicinales e industriales.
Así, el llamado PL 399/15 ingresado al Congreso de Brasil autoriza solo a empresas, ONG y asociaciones de pacientes a cultivar la planta del cannabis.
Siempre y cuando sea con “fines medicinales, veterinarios, científicos e industriales”.
La iniciativa también busca regular la comercialización de medicamentos a base de cannabis y autoriza la producción y comercialización de productos hechos con cáñamo industrial, como cosméticos, productos de higiene personal o papel.
Asimismo, permite la importación y exportación de semillas, plantas y derivados de cannabis “para fines medicinales e industriales”.
El texto aprobado fue objeto de una ajustada votación (18 a favor y 17 en contra) en una comisión especial.
Los diputados que se mostraron en contra lo hicieron diciendo que el texto es un paso más para la liberación de la marihuana en Brasil y calificaron al texto de “marco legal de la marihuana”.
Una (des)calificación curiosa, dado que eso es, ni más ni menos, lo que pretenden los activistas.
El relator del proyecto, el diputado Luciano Ducci, defendió sin embargo que el proyecto está centrado en la aplicación medicinal del cannabis, que según dice, está presente en 50 países.
“Nunca fue una premisa discutir la legalización de la marihuana para uso adulto o individual”, aclaró.
Tras ser aprobado por la comisión especial, el proyecto de ley podría saltar directamente al Senado, donde debe pasar por comisiones y el Plenario.
Pero si un mínimo de 52 diputados lo requiere será analizado antes por el plenario de la Cámara, cosa que probablemente ocurrirá en vista de la polémica que levanta el asunto en Brasil.
Cultivo de cannabis avanza en Brasil a pesar de Bolsonaro
El cultivo de marihuana está prohibido en Brasil, no obstante, está justificado en una ley de 2006.
Es que la justicia ha autorizado a algunos individuos o familias a plantar cannabis en sus casas tras justificar la necesidad médica.
En 2019, el regulador sanitario brasileño aprobó la fabricación de productos a base de cannabis y su venta en farmacias con fines medicinales y bajo prescripción profesional.
Pero para poder fabricarlo y venderlo es necesario la importación de los insumos.
Sólo hay una cosa más allá de la ley y que podría detener la marcha del cultivo de cannabis que avanza en Brasil: Jair Bolsonaro.
El propio presidente Jair Bolsonaro ironizó sobre el proyecto y dijo que si el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, vuelve al poder “plantará marihuana” en los jardines de la residencia oficial.
“Es ridículo que en un país con tantos problemas como el nuestro haya tipos deperdiciando energía para votar una porquería como es este proyecto”, agregó el mandatario.
Ya en 2019, Bolsonaro firmó su primer decreto “antidrogas”.
La que fue bautizada como nueva Política Nacional de Drogas se basa en tres puntos:
- Se define en contra de cualquier tipo de regulación.
- Impulsa tratamientos enfocados en la abstinencia financiando a las “comunidades terapéuticas” -mayormente controladas por grupos religiosos-.
- Borra la frontera entre usuario y vendedor.
La nueva normativa enseguida dejo entrever quienes serían los nuevos (o no tan nuevos) beneficiados por Bolsonaro.
Hasta 2018, el gobierno federal de Brasil financiaba 2.900 vacantes en comunidades terapéuticas. En 2019 ese número osciló las 11.000.
Cultivo de cannabis avanza en Brasil para cubrir mercado interno
La posibilidad de legalizar el cultivo de cannabis en Brasil debería interesarle incluso al propio Bolsonaro.
Es que la chance de abrirse al mercado mundial de marihuana para uso terapéutico y medicinal, no sólo sería una alternativa de ingresos por exportación.
En Brasil viven 211 millones de personas y en muchos estados el so medicinal de la hierba y sus derivados no sólo está habilitado sino que es promovido y fomentado por muchos médicos.
El abastecimiento al mercado interno, entonces, haría de los cultivos un negocio por demás rentable teniendo en cuenta ese universo de clientes que hoy se abastecen de las importaciones.
Todo suena perfecto, sin embargo, al proyecto le queda un largo y tortuoso recorrido en un Legislativo dominado por fuerzas conservadoras.
Además, el presidente Bolsonaro advirtió hace semanas que lo vetará en caso de que sea aprobado por las dos cámaras.
En suma, la iniciativa está lejos de ser aprobada, ya que si fuera aprobada en la comisión luego deberá ser tratada en el Plenario de la Cámara baja.
Allí enfrentaría la segura oposición de las poderosas bancadas de la Biblia, formada por pastores evangélicos, y de la Bala, que está compuesta por policías, exmilitares y agentes penitenciarios.
Un entramado complicado pero que no impide pensar en que el cultivo de cannabis avanza en Brasil. Y es capaz de vencer a los adversarios más poderosos.