El momento llegó, Estados Unidos vuelve a definir en las urnas quién comandará los destinos del país durante los próximos cuatro años.
El republicano, y actual Presidente, Donald Trump, de 74 años, se enfrenta al demócrata Joe Biden, de 77.
El duelo de septuagenarios en grupo de riesgo se da en el marco de la pandemia de coronavirus, que ha jugado su propio papel en la campaña.
Ya sea por haber trastocado los hábitos (y exigencias) de las sociedades como por el impulso que la propia pandemia dio a la actividad el cannabis se ha metido en la discusión.
La federalización del permiso para usar cannabis es un tema en agenda que, además de interpelar a los políticos, ha modificado al electorado estadounidense.
Tal es así que el consumo de marihuana y derivados ha crecido en forma exponencial desde marzo.
Asimismo, luego de que durante 25 años el apoyo nacional a la legalización se mantuvo en un 25 por ciento, las opiniones han cambiado.
La encuestadora nacional Gallup reveló que, durante dos años consecutivos, el 66 por ciento de los encuestados está a favor de la legalización nacional del cannabis.
CBD Y COVID-19 EN ESTADOS UNIDOS
A partir de marzo, las siglas CBD podrían significar “Cannabis Bastante Dinero” y ya no ‘cannabidiol’.
Es que la industria cannábica se ha salteado las prohibiciones impuestas por la pandemia en muchos países por tratarse de una actividad farmacéutica.
Así, su desarrollo no se detuvo, sobre todo en Latinoamérica, donde países como Colombia y Uruguay concretaron sus primeras exportaciones.
Se cree que para 2025 el mercado internacional del cannabis y sus derivados moverán 75.000 millones de dólares
El próximo (o el mismo) presidente, entonces, deberá comandar el barco en un mercado que crece velozmente y que se vuelve planetario al mismo ritmo.
Para 2014, apenas cinco países habían legalizado alguna forma de producción de cannabis.
En 2019 ya lo habían hecho unos 30.
Y para el próximo lustro se espera que lo hagan otros 10.
Si bien es muy pronto para afirmar que la marihuana detiene el avance del peligroso coronavirus, un estudio avanzó en forma significativa.
En la Universidad canadiense de Lethbridge aseguran que algunas genéticas sativas pero con alta presencia de CBD pueden vencer al coronavirus.
O, a menos, impedir el ingreso a las células de los pulmones en las que se aloja, reproduce y propaga.
El artículo, publicado en mayo en preprints.org, explica que el SARS-CoV-2 necesita de un receptor para ingresar a una célula.
Este se llama ACE2 (Enzima Convertidora de Angiotensina II), que se halla en el tejido pulmonar, la nariz y en la mucosa de la boca.
También en los riñones, en los testículos y en el tracto gastrointestinal.
Lo cierto es que en 12 cepas de marihuana de 400 estudiadas se logró demostrar una reducción del 73 por ciento en la población de receptores ACE2 activos.
En otras palabras, entorna siete veces la potencial puerta de entrada del virus que causa la enfermedad covid-19.
“Si no hay ACE2 en el tejido, el virus no puede penetrar”, resumió el Dr. Igor Kovalchuk, uno de los investigadores.
Sin embargo, el hombre también puso paños fríos al hallazgo.
“Disminuye la posibilidad de infectarse. Nunca dije que la evitaría o bloquearía por completo”.
“Es un posible tratamiento. Un tratamiento no es una cura. Cuando (las noticias) dicen que trata el covid, o puede tratar el covid, tienen toda la razón”, aseguró.
Con todo, y con los metros de ventaja que Rusia le ha sacado a Estados Unidos en el hallazgo de la vacuna, el CBD ya merodea las arrugadas sienes de Trump y Biden.
Habrá que ver si la propia industria farmacéutica del cannabis, principal defensor del políticamente correcto CBD avala el desarrollo un producto que también incluye a su “primo loco”, el THC.
Y, de hacerlo, y participar en ese negocio, también habrá que ver como lo venden a la sociedad y a las naciones luego de denostar el uso recreativo durante años.
A diferencia de lo ocurrido con la industria del banano en Centroamérica a fines del siglo XIX, el cannabis ya no podrá ser una excusa para el dominio de EEUU en la región latinoamericana.
Existe un paraguas que por un lado protege a la región y, por el otro, la exprime, y se llama Canadá.
Las inversiones de las empresas con sede en ese país, sobre todo en Sudamérica, operan de un modo más benévolo que Estados Unidos.
Además, suelen actuar con acuerdos con las organizaciones locales.
Sin embargo, el mercado de la marihuana medicinal de momento no ha movido la aguja del empleo en esos países, como sí ocurre con los desarrollos estadounidenses.
Allí, ya hay casi 244.000 personas trabajando a tiempo completo, según un informe de Leafly a principios de este año.
Por último, pero no menos importante, queda el consumo interno que en épocas de pandemia ha crecido en forma significativa.
El ministerio de Sanidad de España informó a fines de septiembre que el 70 por ciento de los consumidores había cesado o reducido el uso de psicotrópicos.
El análisis es compartido por el Observatorio Europeo de las Drogas.
Esa oficina indicó que productos asociados al ocio y los contactos sociales perdieron ante el cannabis y otros más introspectivos.
En Estados Unidos, el consumo de cannabis en marzo ya había crecido casi un 13 por ciento.
Se proyecta que las ventas totales de cannabis en Estados Unidos este año alcancen los 15.800 millones de dólares.
Illinois, en el norte del país, informó su quinto mes consecutivo de ventas récord de marihuana.
Las ganancias alcanzaron los 67 millones de dólares en septiembre.
Oregón (oeste) aumentó las ventas un 30 por ciento por encima del pronóstico desde que comenzó la pandemia.
El promedio de ganancia fue 100 millones de dólares al mes durante el verano.
En Latinoamérica el comportamiento habría sido similar aunque es difícil saberlo ante la ausencia de datos fiables por culpa del prohibicionismo.
TRUMP VS. BIDEN
Ya no suena tan revolucionario entonces que el candidato del partido Demócrata, Joe Biden, y su candidata a vice, Kamala Harris, se pronuncien en favor del cannabis.
Tampoco asombra que Donald Trump haya firmado en 2018 una ley agrícola que habilita el cultivo de cáñamo, otro diamante en bruto que tiene Estados Unidos.
A fin de cuentas, es el amor por el color verde lo que mueve a unos y a otros.
De ganar Trump, el panorama estaría menos claro, a pesar de ser el candidato al que ya se le conoce una gestión.
En cierta forma, son sus antecedentes lo que nublan el camino.
Por un lado, su administración bajó una política de Obama que impedía los juicios federales por delitos relacionados con el cannabis.
Asimismo, impidió a los inmigrantes ser elegidos para cargos públicos si consumen marihuana o trabajan en la industria del cannabis.
En contrapartida, favoreció los derechos de aquellos estados que legalizaron los usos del cannabis y firmó la mencionada ley agrícola.
Trump nunca promovió la legalización federal de la marihuana y su plataforma es de ley y orden, tal como lo viene dejando en claro su policía en los últimos meses.
Incluso, dejó en claro su oposición en una grabación de 2018 que se filtró dos años después.
Allí el presidente dijo que consumir marihuana hace que la gente “pierda puntos de coeficiente intelectual”.
Biden, por su parte, defendió como senador el proyecto de ley contra el crimen de 1994 que originó encarcelaciones masivas.
Sin embargo, ya como vicepresidente de Obama, emitieron el memorando de Cole.
Ese recurso allanó el camino para que los negocios de marihuana legales estatales operaran en gran medida y, lo más importante, sin interferencia federal.
El binomio demócrata apoya la despenalización de la marihuana para adultos y la reprogramación moderada.
También la legalización medicinal federal, que permitiría que los estados establezcan sus propias leyes y eliminen las condenas anteriores por cannabis.
Sin embargo, no avalan la legalización federal.
En 2010, Biden dijo a ABC News:
“Hay una diferencia entre enviar a alguien a la cárcel por unas pocas onzas (de marihuana) y legalizarlo”.
“El castigo debe ajustarse al delito. Pero creo que la legalización es un error. Todavía creo que (la marihuana) es una droga de entrada “.
Años más tarde, la postura de Biden pareció haber cambiado y, en enero de 2019 reconoció:
“No siempre he tenido razón”.
“Sé que no siempre hemos hecho las cosas bien (con respecto a los encarcelamientos por delitos relacionados con la marihuana); pero siempre lo he intentado”.
Además, en mayo de 2019, mientras hablaba con posibles votantes en New Hampshire, el exvicepresidente señaló:
“Nadie debería estar en la cárcel por fumar marihuana”.
Las esperanzas vienen, entonces, por el lado de Kamala Harris, potencial vicepresidenta.
Ella fue quien, junto con el congresista Jerry Nadler, patrocinó en 2019 la Ley de Reinversión y Eliminación de de Oportunidades de Marihuana (MORE).
La norma tiene como fin quitar la marihuana de la Ley de Sustancias Controladas y eliminar, así, las sanciones penales bajo la ley federal.
En otro punto, también aceleraría la eliminación de antecedentes penales e impondría un impuesto del cinco por ciento a los productos derivados.
Ese dinero financiaría reformas penales y sociales, además de echar por tierra la prohibición de beneficios sociales a consumidores.
Según informa Reuters, estaba previsto que el Congreso votara el proyecto de ley en septiembre, pero se retrasó, probablemente hasta el próximo año.
Sin embargo es en ese edificio donde hay que poner las fichas, dado que ahí también se renuevan escaños.
Y en como continúe el desarrollo en los estados, claro está.
ESTADOS
Son cuatro los estados que llevarán a la boleta del súper martes una iniciativa de votación para legalizar la marihuana para adultos.
Uno es Nueva Jersey (este), que viene coqueteando desde hace un año con esta posibilidad.
Según cálculos, legalizar en ese estado generaría hasta 400 millones de dólares en ventas para adultos en su primer año y 950 millones para 2024.
Eso se traduce en casi 63 millones de dólares en ingresos fiscales estatales anuales y 19 millones adicionales en impuestos locales.
Si las estimaciones hechas por Marijuana Business Daily son ciertas, y en medio de una economía apaleada por la pandemia, la marihuana legal parece una gran idea.
NBC cree que la legalización en NJ generaría un efecto dominó en los estados de la región este.
“Una vez que Nueva Jersey se vaya, va a desencadenar una carrera armamentista a lo largo de la costa este, poniendo a Nueva York, Connecticut y Pensilvania en el reloj”.
El presagio es de DeVaughn Ward, asesor legislativo principal del Marijuana Policy Project, un grupo de defensa del cannabis en Hartford.
Los tres estados permiten ya la venta de marihuana medicinal y la discusión sobre avalar el uso lúdico viene desarrollándose hace años.
En 2018 estuvieron cerca de concretarlo, pero finalmente, al año siguiente, no hubo suficientes votos a favor en las respectivas cámaras estatales.
Luego llegó la pandemia, y el mundo jurídico/legislativo entró en pausa.
Las otras regiones que llevarán la marihuana a la consulta son Arizona (sur), Dakota del Sur (centro) y Montana (norte).
Además, los habitantes de Mississippi (sur) votarán un proyecto de ley que permita la venta de medicamentos.
De aprobarse en todos los casos, la marihuana medicinal legal habrá conquistado 38 estados, así como en Washington, DC y Puerto Rico.
Y el uso recreativo en adultos en 14 de ellos, más el DC.
Tilray, Cronos Group, Aurora Cannabis, GW Pharmaceuticals, Canopy Growth y muchas otras firmas también juegan su parte.
Son el grupo de empresas cannábicas que que cotizan en bolsa y, si bien no tienen el poder de las GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon) también presionan.
Aunque no se sabe bien para que lado.
Es que, en caso de legalizar en forma federal en Estados Unidos, esas empresas, aún de nicho, deberán compartir la torta las empresas convencionales de alimentos, bebidas, tabaco y otros productos de consumo.
Compañías que, dicho sea de paso, vienen coqueteando con el cannabis desde hace años.
El primer veredicto llegará el martes, cuando los estadounidenses terminen de elegir quién será el 46 presidente de la principal potencia del mundo.
El objetivo de máxima es una ley federal pero, hay muchos que ven con buenos ojos dos grandes premios consuelo.
El primero, que la Cámara de Representantes de Estados Unidos apruebe la modificación de la marihuana en el listado de drogas prohibidas.
Esto es, que le baje la categoría.
Por otra parte, se espera algún tipo de respuesta federal, en carácter de urgente, que solucione las encarcelaciones y los procesos penales en causas por cannabis.
En especial entre la población negra. Decisiones que realmente harían a (Estados Unidos) de América grande nuevamente.
Por Ramiro Barreiro
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