El CBD es cada vez más el foco de atención no sólo de la investigación científica, sino en los mercados financieros y las instituciones competentes en materia de regulación farmacéutica. Por un lado, la noticia es que de acuerdo con el Hemp Business Journal, que dedicó un libro al mercado próspero del CBD (también extraído del cáñamo industrial), estimando que el mercado en 2020 será de alrededor de 450 millones de dólares, un 700% mayor en comparación con el 2016 . En 2015, el mercado de los productos a base de CBD derivado de cáñamo industrial fue de 90 millones de dólares, mientras que los productos con CBD derivados de cannabis fue de 112 millones de dólares, por un total de 202 millones. Según los datos de Headset Research Data , que se encarga de analizar los datos de los de negocios de cannabis a nivel mundial, en la actualidad existen unos 800 productos en el mercado que contienen CBD.
Mientras tanto, las primeras de las iniciativas de regulación de cannabinoides se inician fueron en Gran Bretaña donde se declaró que el CBD es una sustancia farmacológica y como tal debe ser tratada, por lo que se suspendió la venta hasta que los fabricantes no cumplan con los nuevos requisitos.
En Estados Unidos, la DEA la hizo ilegal en virtud de su visión Federal , con un movimiento sorpresa, todos los extractos a base de cannabis – y por lo tanto también los de CBD – se insertan en la Clase I, provocando la ira de los pacientes y una gran debate sobre el derecho a la salud y que la DEA tiene o no tiene la autoridad para tomar una decisión de este tipo.