Las semillas de cannabis autoflorecientes se diferencian de cualquier otro tipo de variedad en que no dependen de fotoperíodos. El cannabis es una planta fotodependiente, lo que significa que depende de los fotoperíodos para ir completando sus ciclos. Crece cuando los días crecen y las horas de luz aumentan, y florece cuando los días comienzan a decrecer y las horas de luz van a menos. Así que a lo largo de la primavera las plantas de cannabis realizan la fase de crecimiento, y a partir del solsticio de verano, a finales de junio, reciben una señal que indica que deben florecer antes de la llegada del otoño.
Las autoflorecientes, que no dependen de este cambio lumínico, crecen aproximadamente un mes y comienzan la floración con independencia de las horas de luz que reciben. Se pueden cultivar en cualquier época del año, siempre que las condiciones climáticas lo permitan. Sobretodo nos referimos a temperaturas muy bajas y lluvias.
También a día de hoy, son la única alternativa para muchos cultivadores. En cualquier pequeña terraza, balcón o jardín se pueden tener varias autoflorecientes sin que llamen mucho la atención. Pero lejos quedan las primeras autoflorecientes que salieron al mercado hace unos 10 años, plantas que rara vez superaban los 50cm de altura. Hoy ya nos podemos encontrar igualmente plantas de baja estatura, pero también monstruos que pueden llegar a superar los 3 metros. También son variedades más potentes que las primeras autos y que en nada envidian a otras variedades fotodependientes.
Lógicamente, como cualquier otra variedad, crecerá más con días largos y muy soleados. Lo que interesa con las variedades autoflorecientes, que cuentan con un período de crecimiento limitado, es conseguir las plantas de mayor tamaño antes de que comience la floración. Es por ello que la mejor temporada para su cultivo comienza ahora y se extiende hasta el último mes del verano. Con la llegada del otoño, las horas de luz ya comienzan a ser escasas y no crecerán lo que pretendemos.
Consiguiendo las plantas de mayor tamaño, también conseguiremos las mejores producciones. Algo que se suele hacer con las variedades autoflorecientes, es usar grandes macetas o contenedores desde el primer momento, evitando trasplantes. Ésto se hace porque un trasplante supone un estrés para la planta, que detiene su crecimiento unos días. Cuando el período de crecimiento es de sólo 4 semanas, perder 2 o 3 días finalmente se notará en su altura y también en su producción.
Las autoflorecientes tienen un periodo total de cultivo en ocasiones de tan sólo 7 semanas desde que se germinan. Ésto permite en espacios limitados como terrazas o balcones, el cultivo de hasta 3 tandas durante los meses de primavera y verano, lo que finalmente será una gran cosecha con la que llenar la despensa y disfrutar todo el año.
En cuanto a los cuidados, no se diferencian mucho de las variedades fotodependientes. Usando un buen sustrato enriquecido, nos aseguramos durante la fase de crecimiento no tener que usar ningún otro tipo de abono. En la fase de floración conviene usar fertilizantes ricos en fósforo y potasio, los dos elementos más empleados para la formación y engorde de los cogollos.