Por fin se puede decir que llega la hora para Centroamérica, gracias a que el Congreso de Panamá abraza al cannabis luego de mucho tiempo de debate.
La legalización de la marihuana en Centroamérica ha sido un gran tabú durante los últimos años.
Sin embargo, ante el fallo de la Corte Suprema de México para liberar el consumo y la posibilidad aún latente de que se despenalice en el estado de Florida, en EEUU, la discusión se aceleró.
Puerto Rico, por ser un estado agregado a EEUU, y Costa Rica fueron los primeros países que parecieron picar en punta para liberar a la hierba.
Jamaica, tal vez la nación más relacionada con la mota, tiene legalizado el uso medicinal.
Pero, claro, todo eso sucede en el Caribe, mientras que en Centroamérica sobrevive una absurda prohibición encerrada entre el México lúdico y la Colombia medicinal.
Todo eso puede cambiar ahora que Panamá abraza al cannabis.
Así lo cuenta la agencia EFE en un despacho en el que da cuenta de que el Congreso de Panamá aprueba el unos de marihuana medicinal.
La semana pasada, la Asamblea Nacional Legislativa (congreso) de Panamá aprobó un proyecto que legaliza el cannabis medicinal.
El hecho por el que Panamá abraza al cannabis convierte a la angosta nación en la primera de Centroamérica en regular el consumo de esta sustancia.
El proyecto fue impulsado por el presidente de la Asamblea unicameral y diputado oficialista, Crispiano Adames, y fue aprobado con 44 votos a favor por cero votos en contra el 30 de agosto.
“Esa medida viene a ayudar a cientos de panameños que hasta el momento se las ha imposibilitado poder adquirir ese medicamento en Panamá”, afirmó el también diputado oficialista, Leandro Ávila.
Panamá abraza al cannabis y a sus derivados
La iniciativa legislativa tiene como objetivo “crear un marco regulatorio que permita el uso y acceso vigilado y controlado del cannabis medicinal y sus derivados”, según indica su preámbulo.
El uso de la marihuana será únicamente “con fines terapéuticos, médicos, veterinarios, científicos y de investigación en el territorio nacional”, añade el texto con el que Panamá abraza al cannabis.
“Esto es un gran logro, no es una ley perfecta ni tal vez la ideal, pero definitivamente es el primer paso de algo justo y necesario”, declaró a la AFP Carlos Ossa.
El hombre es un activista con esclerosis múltiple que llevaba luchando cuatro años por la regularización del cannabis medicinal y que celebra como nadie ahora que Panamá abraza al cannabis.
Con la este paso, Panamá se convierte en la primera nación centroamericana en establecer una norma que regula la importación, exportación y cultivo de la planta.
Tras la sanción presidencial resta esperar el proceso de reglamentación que quedará en manos del Ministerio de Salud.
Fueron cinco años de intensos debates, que requirieron no solo la participación de los legisladores sino también de diversos grupos de la sociedad civil.
Así fue que el Parlamento panameño aprobó, a finales de agosto, una norma que, además de regular la importación, exportación y cultivo del cannabis, permite el establecimiento de un registro de personas autorizadas para su uso terapéutico.
Dicha legislación fue sancionada por el presidente Laurentino Cortizo y ubica al país a la vanguardia en la regulación del uso del cannabis terapéutico.
“La sanción de la ley que regula el uso medicinal y terapéutico del cannabis y sus derivados crea un marco regulatorio para el uso y acceso vigilado y controlado con fines terapéuticos, médicos, veterinarios, científicos y de investigación, en el territorio nacional“, tuiteó Cortizo.
La sanción presidencial entrará en vigencia una vez la normativa sea publicada en la Gaceta Oficial.
La noticia, más allá de convertirse en una ventana para el desarrollo de una nueva industria en el país, se percibe como una esperanza para el alivio del dolor en aquellos pacientes con enfermedades crónicas.
“Son múltiples los padecimientos de enfermedades crónicas que pueden encontrar alivio en el cannabis medicinal”.
“Es importante decir que el cannabis no es una cura, pero sí un alivio a lo que estas personas sufren dependiendo de la condición”, dijo Marie Millard, directora de la fundación Luces Panamá, en una conversación con France 24.
Con esta iniciativa, Panamá se une a varios países latinoamericanos que han aprobado el uso medicinal del cannabis entre los que se encuentran Colombia, Chile, Ecuador y Perú.
La ley permitiría en Panamá la importación, exportación, cultivo, producción y comercialización de esta sustancia y sus derivados a través de una serie de licencias otorgadas por el Estado.
Según la norma, los pacientes que accedan a un tratamiento de cannabis medicinal lo harán “bajo estrictas normas de seguridad” y vigilancia.
Las fases del cultivo de la maría se hará en áreas designadas de acceso limitado y con un sistema de cámaras de vigilancia.
Además, solo las farmacéuticas o empresas especializadas en servicios terapéuticos podrán adquirirlo y comercializarlo.
No obstante, hasta que la ley no sea homologada y reglamentada, Panamá seguirá “en lo mismo, obligados a cometer ilegalidades por necesidad”, dice Ossa.
“Seguiremos estando expuestos al mercado ilegal donde no se garantiza un producto sano, seguro, accesible ni de calidad“, advierte.
El proyecto con el que Panamá abraza al cannabis también avisa que está prohibido vender cannabis a domicilio, vía Internet o fuera de los establecimientos autorizados.
Tampoco se podrá promocionar o hacer publicidad de los fármacos o sus derivados en medios de comunicación o redes sociales, salvo en revistas científicas.
Además, quien cultive o tenga plantas de cannabis para producir y vender droga ilícita “será sancionado con pena de 10 a 15 años de prisión”.