Si tu planta de cannabis creció y la maceta contenedora le queda pequeña, ¡no te preocupes! Aquí te vamos a contar cómo se debe hacer un trasplante correcto y beneficioso.
Los trasplantes son una de las tareas más habituales y rutinarias en el cultivo de cannabis. Se trata, básicamente, de trasladar una planta de una maceta a otra de mayor tamaño.
Con un trasplante nos podemos asegurar que una planta siga creciendo, ya que debemos tener en cuenta que una planta crecerá más o menos dependiendo del tamaño del contenedor donde se encuentre.
Cuando se quieren plantas de gran tamaño y siempre que la genética sea de gran crecimiento, es importante proporcionarles una gran maceta para que sus raíces se desarrollen sin problemas.
Por el contrario cuando se quieren plantas más pequeñas, una buena solución es limitar el crecimiento de las raíces con contenedores más pequeños.
Todo cambio supone un estrés para la planta, y sobre todo para la planta de cannabis. Es por eso que debemos saber bien cómo se debe hacer un trasplante.
En unos días agradecerá los nutrientes frescos de un sustrato nuevo, pero al principio suele frenar su crecimiento e incluso puede llegar a ponerse flácida.
Siempre es conveniente tomar algunas precauciones, por ejemplo, evitar las horas de más sol y calor, como también evitar regar en exceso una vez realizado el trasplante.
Con la humedad del propio sustrato es suficiente para que las raíces comiencen a desarrollarse.
Como bien sabemos, las raíces y los encharcamientos no se llevan nada bien y son un paso clave a la hora de saber cómo se debe hacer un trasplante.
Un exceso de agua en las raíces de la planta de marihuana puede provocar que las mismas se echen a perder o se pudran.
¿Cuándo y cómo se debe hacer un trasplante?
Normalmente es la propia planta la que te va a decir cuándo, pero no cómo se debe hacer un trasplante.
Tan solo con observar en detalle nuestra planta de cannabis, podremos detectar cuándo es propicio realizar un trasplante.
Cuando las raíces no tienen ya más lugar para desarrollarse y la maceta se le está quedando pequeña, muestra un crecimiento menor aún usando abonos.
También se pierde la capacidad del sustrato para retener líquidos.
Algo común en muchos cultivadores es realizar varios trasplantes durante la fase de crecimiento.
Así nos aseguraremos que la planta coloniza todo el sustrato entre trasplantes y el crecimiento será mayor.
Por ejemplo se puede comenzar con una pequeña maceta de cinco litros para el primer mes de crecimiento y otra de 11-15 litros para el segundo mes.
Finalmente un contenedor más grande para el resto del cultivo, de unos 50 litros dependiendo del tamaño de planta que se busque.
Los trasplantes de cannabis también sirven para corregir el casi inevitable espigamiento que las plantas nacidas de semilla experimentan los primeros días.
Enterrándola hasta los cotiledones en el primer o segundo trasplante, tendremos plantas de tallo más robusto y menos propensas a sufrir contratiempos.
Por último, los trasplantes se deben realizar como muy tarde antes de que comience la fase de floración.
En el hemisferio norte nos deberíamos poner como límite para realizar el último trasplante finales de junio o principios de julio. En el hemisferio sur, sería a finales de diciembre y principios de enero.
Este periodo le proporciona a las plantas el último empujón antes de empezar a florecer.
Si además usamos un sustrato rico en nutrientes para floración, principalmente fósforo y potasio, es posible que no tengamos que usar ningún tipo de abono hasta mitad de floración.
¿Cómo se debe hacer un trasplante?
Antes de empezar debemos disponer de todo lo necesario, pero también saber cómo se debe hacer un trasplante.
Esto refiere a contar con un buen sustrato y en cantidad suficiente.
No hay situación más difícil que no contar con la tierra necesaria para ese momento.
También debemos disponer de un buen material para el drenaje, sean piedras o perlita.
Si la planta que vamos a trasplantar tiene el sustrato encharcado, correremos el riesgo de que cuando la intentemos extraer de la maceta, el cepellón se desmorone y nos quedemos con las raíces desnudas.
O, lo que es peor, que produzcamos alguna rotura de las mismas.
El mejor momento es cuando el sustrato tenga un nivel de humedad medio, ni que esté muy encharcado ni muy deshidratado.
Así conseguiremos extraer todo el cepellón en un bloque compacto.
Antes de realizar el trasplante de nuestra planta de cannabis, debemos añadir una capa de material drenante de unos cuatro o cinco centímetros en la maceta nueva, y añadir después otra capa de sustrato.
Comprobaremos introduciendo la maceta vieja en la nueva a la altura que quedará la planta, llenado con más tierra, si es que queda muy enterrada.
Golpeamos los bordes y el fondo de la maceta vieja ligeramente con la mano para soltar las raíces.
Si al inclinar un poco la maceta no somos capaces de extraer la planta, golpearemos otro poco hasta que consigamos extraer todo el cepellón entero e intacto.
Luego situamos la planta en la maceta nueva, y vamos rellenando con sustrato todos los bordes, presionando lo suficiente para evitar que queden espacios de aire.
Cuidando de no presionar en exceso, ya que tampoco deseamos que quede todo compacto, fundamental para saber cómo se debe hacer un trasplante.
Después, al regar, es posible que el nuevo sustrato descienda y debamos rellenar un poco.
Para finalizar el proceso regaremos con un agua con el pH corregido, algo esencial para aprender cómo se debe hacer un trasplante.
En nuestra web podes encontrar cómo realizar un medidor de pH casero.
También puede ser útil emplear algún estimulador de raíces para facilitar la colonización en el nuevo sustrato y reducir el estrés que las plantas puedan sufrir.
Durante las primeras horas luego del trasplante, podemos dejar las plantas en un lugar a la sombra, para después situarlas al sol en su lugar habitual en caso de tratarse de cultivo exterior, o bajo una luz tenue si es en interior.
Ahora ya sabes, cuando es optimo y cómo se debe hacer un trasplante para que tus plantas gocen de crecer con el espacio que necesitan.