Se conoce como cultivo de cannabis en guerrilla, a los cultivos de marihuana en montes, bosques o lugares generalmente alejados de una vivienda. Se trata del cultivo más radical, ya que en muchas ocasiones las plantas se encuentran a su suerte por la imposibilidad de visitarlas tan frecuentemente como el cultivador desearía.
Además de contar contra las típicas plagas que acechan cualquier cultivo en exterior, se unen otras más grandes como pueden ser conejos, ciervos o jabalíes son una constante amenaza. Y por no hablar de los cazadores, buscadores de setas o senderistas.
El primer paso de un cultivo en guerrilla
El primer paso para realizar un cultivo en guerrilla, es buscar un lugar adecuado. Y lógicamente cuanto más camuflado esté, mucho mejor. Lo que menos deseamos es encontrarnos un día las plantas arrancadas. O directamente no encontrarlas por haber sido descubiertas por cualquiera.
Nunca debemos confiarnos, la peor de las plagas, que son los ladrones de plantas, son cada vez más habituales y muy pacientes. Suelen esperan el mejor momento para hacer su despreciable trabajo, que es cuando las plantas están a punto de cosecharse. Así que no debemos darles facilidades.
Para ello, siempre conviene alejarse de caminos, senderos, pistas forestales y en general cualquier zona de tránsito. Cuanto más inaccesible sea nuestro lugar de cultivo, más seguras estará nuestro cultivo en guerrilla.
También asegúrate de no modificar demasiado el entorno. Si es necesario realizar una poda de alguna rama de algún árbol o eliminar maleza para que las plantas reciban más sol, hazlo, pero sin excederte. Una buena solución es hacerlo semanas o meses antes de comenzar el cultivo. A lo lejos, llamará la atención de los curiosos, que podrían acercarse a comprobar de qué se trata.
Las visitas al cultivo de cannabis en guerrilla
Los momentos más delicados de un cultivo de guerrilla son cuando toca visitar las plantas. Y en este sentido, siempre conviene contar con al menos dos accesos a ellas. Si por cualquier cosa uno de ellos está concurrido o corremos el riesgo de ser vistos, siempre podemos intentar acceder por el otro.
Y si no se puede por ninguno, pues nos volveremos a casa y esperaremos otro momento mejor. Estos accesos de nuestro cultivo en guerrilla, debemos tener cuidado de no hacerlos muy transitables, que claramente se vea que por ahí circula gente. Podemos obstruirlos con algunas ramas o zarzas, pero siempre procurando que parezca algo natural.
En los cultivos de guerrilla, también es interesante no concentrar las plantas en una misma zona, sino contar con varios grupos de plantas en diferentes lugares. Si por cualquier motivo nuestro una de estas zonas de cultivo es descubierta, siempre nos quedarán otras.
También debemos ser limpios y no dejar rastro de presencia cerca del cultivo. Ni botes de abono tirados, plásticos de los sacos de sustrato, colillas, etc. Y en la medida de lo posible, el lugar seleccionado deberá contar con una fuente de agua cerca. Cualquier río, arroyo o poza por ejemplo.
Preparando el terreno
Una vez tenemos claro cual es el lugar más indicado para nuestro cultivo en guerrilla, pasaremos a preparar el terreno. Limpia ligeramente la maleza en una circunferencia de 50-100 cm por planta. No es sencillo en ocasiones transportar el sustrato hasta el cultivo, pero merece la pena.
Cualquiera se puede imaginar el trabajo de acarrear agua en pleno verano varios cientos de kilómetros, a veces a pleno sol. Si no es posible, existen otros trucos como usar algún aditivo de silicio, polímeros o gran cantidad de material que retenga la humedad como perlita, fibra de coco, arlita…
Las plantas con un buen sustrato crecerán más y mejor en las primeras semanas. Cava un hoyo y añade buena cantidad de tierra, como hemos dicho con gran cantidad de material retentor de humedad. Los trabajos que pasemos al principio las plantas lo agradecerán.
Los abonos
En cuanto a los abonos, nosotros os recomendamos abonos sólidos. Son más fáciles de transportar y no requieren mucha preparación. Añadidos a la mezcla de tierra o sobre el sustrato y al ser de liberación lenta, garantizarán largas semanas de nutrientes.
El humus de lombriz para las fases de crecimiento y el guano de murciélago para las fases de floración, son siempre una excelente apuesta. Además de baratos, ofrecen siempre unos resultados espectaculares.
¿Semillas o esquejes?
En lugar de partir de semillas, es siempre mejor partir de esquejes o pequeñas plántulas. Así que una muy buena opción es comenzar creciendo la planta en casa y llevarla cuando ésta tengan ya un buen tamaño.
Plantas o esquejes que tengan un palmo de altura tendrán más probabilidades de salir adelante que cualquier semilla, que puede ser un buen aperitivo para cualquier pájaro.
Como disuadir a animales salvajes y otras plagas
Como hemos dicho, un cultivo en guerrilla es el hábitat de todo tipo de animales salvajes. Mantenerlos alejados sin llamar mucho la atención es a veces complicado. Se puede usar algún de estructura que rodee cada planta fabricado con palos. O usar alguna colonia de olor fuerte en áreas cercanas.
Contra las plagas pequeñas como araña roja, trips o gusanos, duchas regulares con jabón de potasio o aceite de neem es también una buena solución. Tampoco nos podemos olvidar de la tierra de diatomeas, un producto ecológico y que por su amplio espectro, será eficaz tanto para prevenir como para combatir.
Recuerda: Discrección
Desde el primer día, debes ser discreto en todos tus movimientos de guerrilla. Lo que menos interesa, es que alguien descubra o sospeche de nuestra actividad.
Siempre que sea posible, visita el cultivo a distintas horas y por diferentes lugares. Si tienes que hacer limpieza de rastrojos o podar alguna rama, no lo hagas de modo que se vea a distancia.
También si es posible, pon “trampas o señales” como ramas cerrando la entrada, así podrás saber si alguien ha pasado por ahí o no. Y por supuesto, no dejes tirado ningún envase, ni plásticos ni ningún material contaminante por simple respeto por el medio ambiente. 1
