Adéntrate en el mundo de la cocina con marihuana aprendiendo sobre sus principales pilares.
La cocina con marihuana ha dejado de ser una moda pasajera. Cada vez cuenta con más aficionado que encuentran en ella el que posiblemente sea el método de consumo más saludable. Y entre los usuarios terapéuticos, la cocina con marihuana triunfa especialmente.
Pero cocinar con maría no se trata simplemente de añadir un cogollo triturado a una pizza recién salida del horno, sino que conviene tener en cuenta ciertos aspectos. Para que no tengas una mala experiencia o una experiencia insatisfactoria, te dejamos a continuación las cuatro claves de la cocina con cannabis.
¿Cuáles son las claves de la cocina con marihuana?
Aquí te presentamos algunas claves importantes para explorar la cocina con marihuana de manera segura y sabrosa:
La descarboxilación
Es sin duda lo más importante a la hora de cocinar con maría. La descarboxilación es el proceso en el cual los cannabinoides que se encuentran en estado ácido, se neutralizan. Si te comes un cogollo, los efectos psicoactivos pueden llegar a ser despreciables. En cambio, si te lo fumas, la cosa cambia bastante.
Esto se debe a que el THC, el principal compuesto psicoactivo, se encuentra en su estado ácido THCA. Y al aplicar la temperatura de la combustión cuando se fuma, se transforma inmediatamente en THC. Así que una vez teniendo claro esto, tenemos que descarboxilar el cannabis antes o durante la elaboración de la receta.
Por ejemplo, si se trata de una receta fría, debemos descarboxilarlo previamente. Y si se trata de una receta que requiera cocinado, podemos incluirlo durante el mismo. Para descarboxilar la hierba, basta meterla en una bandeja de horno o cocinarla a 115º durante unos 40-45 minutos. Si nos pasamos de temperatura o tiempo, el THC comenzará a degradarse. Y eso no interesa.
Incorporar el cannabis a la receta
Los cannabinoides no son hidrosolubles, sino que son liposolubles. Esto quiere decir que se disuelven en grasas o aceites, pero no en el agua. Si hacemos un té con cogollos, difícilmente nos beneficiaríamos de sus efectos, puesto que los tricomas no se desprenderían de la materia vegetal y en todo caso reposarían intactos en el fondo del vaso.
En cambio, si añadimos un poco de leche o mantequilla, los tricomas se disolverán fácilmente. Lo más habitual y que con facilidad se puede añadir a cualquier receta, es usar aceite, mantequilla, leche o nata.
Los que frecuentemente hacen cocina con marihuana, suelen disponer de aceite cannábico o cannabutter ya preparado para poder usar en cualquier ocasión. Un litro de aceite de marihuana que hagamos un día, nos durará mucho tiempo y lo podremos usar bien sea en una ensalada fría, o para cocinar carne, elaborar una salsa u hornear un delicioso postre.
Si decidimos añadir la marihuana durante la elaboración, la receta como decimos debe de algún modo llevar un ingrediente graso.
El recetario
Sé todo lo creativo que quieras. Piensa que el aceite, la mantequilla, la nata o la leche se puede añadir a prácticamente cualquier receta.
Por ejemplo, la leche cannábica la puedes añadir tranquilamente a unos huevos batidos para hacer tortilla. Con nata o mantequilla puedes hacer desde salsas o postres. Y con aceite de marihuana puedes aliñar una ensalada o hasta hacer una mahonesa.
No te limites a hacer solo galletas o bizcocho de marihuana. Aunque es lo más típico, no deja de ser aburrido repetir todos los días lo mismo. El límite lo pondrá cada uno y sus habilidades en la cocina. En nuestro blog, sin ir más lejos, encontrarás muchísimas recetas que te ayudarán a disfrutar plenamente de la cocina con marihuana.
La dosis
Este es uno de los aspectos más ambiguos, ya que la dosis depende en gran medida de la persona. Ya sabes que no a todo el mundo le sienta igual un porro, y que incluso dependiendo de la hora del día, la misma persona notará diferencias.
En cualquier caso, para alguien que se introduce en el consumo ingerido de cannabis por primera vez, conviene que comience con dosis bajas. Además, los efectos de la marihuana ingerida son mucho más retardados que cuando se fuma.
Es común en alguien que come una galleta cannábica por primera vez, que pasados cinco o diez minutos te diga que no nota los efectos. Lo habitual, es que hasta pasada media hora no se empiecen a apreciar. Incluso en ocasiones se debe esperar hasta una hora.
Después, son más intensos y prolongados que cuando se fuma. Y llegan a ser bastante desagradables si se excede con la dosis. Pero tampoco nada que un poco de aire fresco y reposo no solucione.
Por ejemplo, medio gramo de cannabis ingerido es una dosis muy respetable. E incluso para alguno puede resultar excesiva. Lo mejor a ir poco a poco, con pequeñas dosis o porciones y esperando el tiempo suficiente para comprobar los efectos.
Con el tiempo, los más habituales de la cocina con marihuana aprenden a calcular las dosis precisas para cada momento, además de jugar con las variedades para disfrutar de determinados efectos a determinada hora del día.
La cocina con marihuana puede ser una experiencia culinaria única y placentera si se aborda con responsabilidad y conocimiento. Experimenta con moderación, presta atención a la dosificación y disfruta de la creatividad que esta práctica puede aportar a tus habilidades culinarias. ¡Buen provecho!
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