La extracción de sustancias activas de la planta del cannabis es la base de los usos terapéuticos de esta planta.
En ese contexto, un grupo de investigación del Conicet y de la Universidad Nacional de Mar del Plata, a 404 kilómetros de Buenos Aires, trabaja para aplicar tecnología no contaminante en el proceso de extracción de estas sustancias activas, puntualmente, el CBD y el THC.
El portal Qué Digital informó acerca de la noticia, que tuvo especial relevancia en el ambiente cannábico de Argentina, y celebró el avance, orientado a beneficiar a personas con epilepsia o autismo.
Según informaron desde el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) se trata de la aplicación de dióxido de carbono (CO2), una de las tecnologías “limpias” más avanzadas para obtener extractos de cannabis extremadamente puros.
Se trata del mismo gas que se utiliza para fabricar las bebidas gaseosas, espumar la cerveza, y rellenar los extinguidores de fuego.
Los concentrados de cannabis para uso medicinal son cada vez más demandados para afrontar distintos tratamientos medicinales y un proceso fundamental para su elaboración es la extracción de las sustancias activas de la planta llamadas cannabinoides.
El extracto de cannabis es la base para obtener un producto con características de medicamento y, desde el grupo de investigación, consideraron que resulta clave “seleccionar tecnologías de extracción que eviten el uso de solventes tóxicos y que no generen contaminación ambiental”.
“Sin duda, esta metodología constituye un ejemplo de proceso limpio, no contaminante para el medio ambiente, ya que el dióxido de carbono se recicla, y a la vez es muy eficiente y selectivo dado que permite obtener extractos de alta pureza”, informaron desde el organismo.
El grupo de investigación del Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA, CONICET-UNMDP) es liderado por Alejandra Fanovich, quien reconoció que este tipo de tecnología es utilizada en otras ramas de la investigación desde 2009, pero recién ahora comenzaron a experimentar con el cannabis, sobre todo desde 2017 con la implementación de la Ley Nacional 27350 sobre Cannabis Medicinal.
A partir de allí se formó el Grupo de Investigación Interinstitucional en Cannabis Medicinal (GIICAM) junto con las investigadoras de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNMDP y del CONICET, Cristina Ramírez y Sandra Churio, todas miembros de la Red Argentina de Cannabis Medicinal (RACMe) organizada por la Secretaría de Articulación Científico-Tecnológica de la Nación.
“Somos conscientes de la angustia de las familias que luchan por el derecho a la salud de sus hijos, transitando laberintos sin salida para acceder a tratamientos terapéuticos basados en cannabis, y de la labor incansable de aquellas familias que, con todo su amor, tienen una planta de cannabis en sus casas para extraer aceite y dárselo a sus hijos o familiares con diagnósticos de epilepsia o autismo. Nuestro compromiso es trabajar para que puedan acceder a un medicamento público y gratuito sin tener que hacer preparados que no tienen control o adquirir productos falsos que ni siquiera contienen los principios activos fundamentales del cannabis”, sostuvo Fanovich.