Los amantes del chocolate puro, dirán que el chocolate blanco no es chocolate. No contiene sólidos del cacao, por lo que no posee ese color pardo casi negro tan característico. También es más dulce incluso que el chocolate con leche y no posee ningún regusto amargo como el chocolate negro. Se elabora con manteca de cacao, azúcar y sólidos de leche. Su color es amarillo o marfil pálido.
Fue introducido por primera vez en Suiza después de la Primera Guerra Mundial. El primer fabricante que lo produjo fue Nestlé en 1930, en forma de una barrita llamada Galak. En 1941, M&M Candy se encargó de introducir este nuevo producto en Estados Unidos. Y más tarde, en 1948, Nestlé decidió incluir almendra picada en la llamada Alpine White.
Al no contener ningún sólido de cacao, apenas contiene teobromina, un compuesto químico que además de aportar al chocolate negro su característico color marrón, es un alcaloide que puede llegar a producir adicciones. Es por ello que es una alternativa a personas que por motivos médicos, deban evitar esta sustancia.
Como es habitual en nuestro blog cannábico, adaptamos todo tipo de recetas para incluir nuestra hierba preferida. En este caso optamos por una mantequilla cannábica para que resulte todavía más fácil y rápida su elaboración.
INGREDIENTES
- 250 gramos de chocolate blanco
- 5 gramos de cogollos secos
- 15 gramos de mantequilla normal
ELABORACIÓN
Antes de nada, cabe destacar alguna diferencia entre el chocolate blanco y el negro. El blanco resulta más difícil de trabajar, ya que cuando se funde, la manteca de cacao puede separarse y crear un compuesto oleoso. Después puede volver a su estado mediante emulsión, fundiendo una pequeña cantidad de manteca o chocolate y batiendo.
Empezamos haciendo una mantequilla cannábica o cannabutter, derritiendo la mantequilla y cocinando los cogollos en ella durante unos 30-40 minutos, a fuego suave y sin dejar de remover. Colamos para retirar la materia vegetal y quedarnos sólo con una mantequilla fundida con todos los cannabinoides de los cogollos. Dejamos enfriar a temperatura ambiente.
Por otro lado en un cazo echamos un par de dedos de agua, y dentro un bol con el chocolate blanco troceado. Con una espátula vamos removiendo sin parar. El chocolate blanco al fundirse tiende a crear grupos que puedes ir deshaciendo con la espátula. Una vez se haya fundido, bajamos el fuego al mínimo y añadimos la mantequilla cannábica.
Debemos seguir removiendo, en este punto la temperatura descenderá y la mezcla comenzará a endurecerse. Cuando consigas una masa homogénea, retira del fuego y vierte el chocolate en un molde o fuente previamente untada con mantequilla para que después sea más fácil de desmoldar. Mete en el frigorífico 24 horas para que se endurezca completamente.
CONSEJOS
Siempre que se trata con cannabis ingerido, se debe tener precaución y no excederse con la dosis. Hasta pasada una hora puede que no se aprecie ningún efecto, por lo que es sencillo comer más de lo que se debería sin ser consciente de ello. La décima parte de esta tableta de chocolate blanco contiene 1/2 gramo de cannabis, una buena cantidad para comenzar y comprobar sus efectos.
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