Felipe Goren es el abanderado del gimnasio chileno Boxing & Weed, un club deportivo muy especial con medio año de existencia y donde el boxeo y la marihuana son sus insignias. Felipe aparte de ser el líder del singular gimnasio también es médico y consumidor de marihuana. Así funcionan.
Edgardo con 35 años, tiene un growshop, mientras se está liando un porro habla con una periodista de The Clinic. “Esta variedad es la mazar, una potente cepa indica y de volón corporal ideal para el ejercicio”
Este club tan especial tiene 24 miembros y está situado en el centro de Chile, más concretamente en la ciudad de Curicó. En sus seis meses de existencia, Boxing & Weed, el peculiar club social y deportivo de boxeo agrupa a cuatro mujeres y veinte hombres a los que les gusta el boxeo y el cannabis.
Felipe Goren de 30 años, es un médico general además de un boxeador amateur desde hace más de una década. Es el entrenador y líder de este grupo de deportistas de la lucha y usuarios de marihuana a la vez.
Alex Álvarez es un boxeador profesional y autodenominado el más volado de todos: “Aquí salimos del mundo de lo normal y nos metemos en una mentalidad de guerra, de entrenar duro pero siempre con pensamientos positivos. Porque no es la idea fumar y subirse a un ring, pero sirve para prepararse psicológicamente. Así entrenas mentalizado en lo que quieres ser y fumado se hace con ganas. Aunque la gente piense que soy un drogadicto, yo sé que estoy mucho mejor que otros boxeadores que puro se curan”, asegura Álvarez.
“Es la mezcla perfecta entre un deporte de contacto y la tranquilidad para enfrentar al oponente con reflejos y soltura. Fumar no solo te ayuda a superar el cansancio durante los primeros 20 minutos de calentamiento, sino también te enfoca en aprender los aspectos técnicos durante toda la clase”, dice Felipe al The Clinic.
Con la tranquilidad de un médico comenta pausadamente que la marihuana trabaja como un relajante muscular que estimula el sistema parasimpático y causa soltura corporal, mejorando el control de la propia respiración, la presión sanqguinea y la pulsación del corazón.
“Con marihuana en los entrenamientos la superación reside en el aguante y la resistencia para romper la barrera del dolor, eso es lo que te permite llegar más lejos”, asegura.
La música en el gimnasio Boxing & Weed es una parte de su método tan especial, aunque solo se escucha exclusivamente el heavy metal. Grupos de este estilo de música como Pantera, Slayer, Suicidal Tendencies se puede escuchar en todas las sesiones de entrenamiento. Música que por ejemplo, otros de los deportistas del club, Hernán Neira, con 45 años y dueño de un taller de metalmecánica le encanta y le ayuda a superar los avatares de su divorcio. “El deporte y la hierba ha sido una terapia para mi. Y volví a escuchar el metal que disfrutaba en mi adolescencia. Ha sido una experiencia increíble”, revela al The Clinic.
Además, cuando Hernán se apuntó al Boxing & Weed pesaba 104 kilos y en la actualidad ha bajado ya 14 kilos.
Daniela Miranda, 22 años, trabaja de camarera atendiendo las mesas en un café, ella nunca se había puesto un guantes de boxeo antes y todos aseguran que es la que menos habla del grupo: “Siempre quise aprender a sacarle la chucha a alguien pero nunca había peleado. Al principio te sentís como hueona tirando las manos. No habría practicado esto si no hubiese sido de esta forma tan relajante y divertida. Con marihuana te enfocas en la respiración, en el movimiento, en rebotar bien. Entrenando así la mente se libera de inseguridades, sólo importa lo que estoy haciendo ahora, nada más”.
Al final del entrenamiento se practica con un buen mosh (golpes), o slam (empujones); se pone la música a todo volumen y todos saltan y se empujan como una tribu ancestral. “Esta es una verdadera terapia. Te ponís a pensar en toda la mierda del día, en tus malas reacciones, en cómo ser mejor mañana, autosatisfacerte y autoconocerte. Mandar a la cresta los problemas”, dice Daniela.
Por último dice Felipe : “Es un método ideal para las personas que están en la esfera de lo neurótico, que es la mayoría de la población chilena. No hay nada como agarrarse a combos como caballeros y después compartir un buen porro”.
