El uso del cannabis y la salud mental
Si bien a día de hoy existen numerosas condiciones médicas para las que las propiedades terapéuticas del cannabis y sus derivados ya resultan incuestionables, a la vez siguen existiendo trastornos o patologías para los que sus beneficios no están tan claros. Del mismo modo, igual que para algunas patologías psiquiátricas están bastante bien acotados los riesgos asociados al uso de cannabis, para otras en buena medida se desconocen. Probablemente, de entre todos estos potenciales usos para los que la información científica es menos clara respecto a las posibles consecuencias para la salud mental de los usuarios de cannabis, es su relación con la depresión el menos conocido.
Y es que, a pesar de que entre las funciones de los endocannabinoides está la de la regulación del estado de ánimo, no está muy claro si la utilización del cannabis por parte de personas con depresión puede beneficiarles, perjudicarles o, en el mejor de los casos, no hacerles nada. Del mismo modo, si bien hay numerosas investigaciones que tratan de establecer relaciones de causalidad entre el consumo de cannabis y la aparición de otros trastornos mentales como, por ejemplo, esquizofrenia (relaciones que, a día de hoy, ningún estudio ha sido capaz de mostrar consistentemente que sean de causalidad), de nuevo, apenas existen datos acerca de las relaciones entre consumir cannabis y desarrollar síntomas depresivos. La sabiduría popular dirá que, bueno, no se puede generalizar, que a unos les irá bien y a otros mal, que a unos mejor y a otros peor, alguien conocerá a un amigo que fumando se curó de la depresión de caballo que tenía, otro a otro que gracias a los porros pudo dejar la medicación, otro que fueron los porros los que le deprimieron y, en fin, casuísticas de todo gusto y color. Y no irán desencaminados. Probablemente esta casuística responda, para el caso de las relaciones entre cannabis y depresión, a lo que realmente ocurre en la realidad con más fidelidad que para otros casos en que estas relaciones parecen más difusas. Al menos así parece desprenderse de un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista científica Addiction Biology.
La depresión es, sin duda, el gran problema sanitario del mundo desarrollado. Según la Organización Mundial de la Salud, afecta hoy en día a 121 millones de personas en todo el mundo, supone la principal causa de discapacidad y afecta a personas de todas las edades, géneros y circunstancias. Los principales síntomas suponen un estado de ánimo deprimido, pérdida de interés o de placer por las actividades cotidianas, sentimientos de culpa o de baja autoestima, dificultades en la concentración, trastornos del sueño o del apetito y baja energía. La depresión puede terminar en suicidio, una trágica fatalidad que causa al año 850.000 muertes.
El papel de la predisposición genética
Si bien el trabajo que se va a comentar aquí no se diseñó para estudiar cuáles podrían ser los usos del cannabis para el tratamiento de la depresión, sino más bien estaba diseñado para estudiar si existe alguna relación entre el consumo de cannabis y el desarrollo de síntomas depresivos, los resultados son tan interesantes que pueden servir para, desde una perspectiva terapéutica, entender mejor qué potenciales beneficios o qué posibles perjuicios pueden derivarse de la recomendación de fumar cannabis a alguien que esté atravesando un cuadro depresivo. De la misma forma, permite entender mejor por qué a unas personas les sienta bien el cannabis y a otras les sienta tan mal en cuanto al efecto sobre el estado de ánimo se refiere.
El estudio fue de tipo longitudinal, esto es, se siguió a un grupo de 310 adolescentes a lo largo de cuatro años. Cada año, los adolescentes cumplimentaron tests donde se evaluaban síntomas depresivos y a su vez se les realizó análisis genéticos para determinar su vulnerabilidad genética a padecer depresión. ¿Es posible determinar la vulnerabilidad genética a padecer depresión?
Importancia de la vulnerabilidad del individuo
Como ocurre en todas las enfermedades mentales, las causas de la depresión son múltiples. Si bien la relación entre carga genética y carga ambiental puede variar en función del tipo de trastorno, no hay trastornos puramente genéticos ni puramente ambientales en lo que respecta a las enfermedades mentales. Más bien se habla de que una diferencia genética concreta puede hacer predisponer, o hacer a un individuo concreto más vulnerable, a padecer un trastorno mental si se expone a un ambiente que facilite la precipitación de dicho trastorno. Puede ocurrir que haya predisposición genética, pero si uno no se expone a un ambiente inductor no desarrolle la enfermedad, del mismo modo que el someterse continuamente y de manera extrema a ambientes inductores puede terminar desencadenando el trastorno en personas poco predispuestas. Por ejemplo, alguien con una vulnerabilidad genética a padecer esquizofrenia puede no desarrollarla nunca porque nunca se exponga a ambientes estresantes desencadenantes, del mismo modo que una persona sin esa vulnerabilidad pueda desarrollar un trastorno mental porque haya sufrido un evento dramático como el haber sufrido una tortura física continuada.
Por otro lado, un marcador biológico de la vulnerabilidad a padecer depresión es un gen que codifica la presencia de transportadores de serotonina en el cerebro. El transportador de la serotonina es una proteína encargada de regular la cantidad de serotonina que hay en nuestro sistema nervioso. Es como una bomba de reciclaje que hace que, llevando y trayendo serotonina del exterior de una neurona a su interior, haya un equilibrio tal que el cerebrosienta que se encuentra anímicamente bien. Hay un tipo de gen que codifica esta proteína, es decir, cuya activación da la orden para que se fabriquen proteínas recaptadotas de serotonina. Cada gen tiene dos alelos. Si este gen en concreto tiene lo que se conoce como alelo “largo” (que no es otra cosa que estar compuesto por un mayor número de bases que el corto), codificará más transportadores de serotonina. Y si tiene el alelo “corto” (esto es, menos bases), codificará menos. De esta manera, parece que aquellas personas que tienen un alelo corto son más proclives a padecer depresión que las que tienen un alelo largo.
Investigación Científica sobre la influencia de los genes
Los investigadores de este estudio hicieron un seguimiento a los dos hijos de cada una de las 428 familias estudiadas administrándoles tests para evaluar la depresión, así como determinando en 310 de ellos qué expresión genética tenían. También determinaron sus consumos de marihuana. Lo que se encontró es que solamente los adolescentes que tenían la versión corta del gen que codifica al transportador de serotonina tenían a largo plazo más síntomas depresivos que los que tenían la versión del gen corto. La dirección de la causalidad quedó también bastante establecida: no se trataba de que aquellos adolescentes, por tener el alelo corto del gen, desarrollaran síntomas depresivos y, por tanto, utilizaran la marihuana con fines de automedicación. La dirección de la causalidad era al revés: los adolescentes con el alelo corto del gen que fumaban marihuana tenían más incidencia de síntomas depresivos en el largo plazo. Es decir, el fumar marihuana resultó ser una causa ambiental de desencadenamiento de depresión en personas genéticamente predispuestas. Y esto fue así incluso a pesar de que los adolescentes con el alelo corto del gen en los inicios del fumeteo sintieran euforia y otros efectos placenteros propios de la marihuana. También se controlaron otro tipo de variables ambientales asociadas con la depresión en los adolescentes, como fueron el uso de tabaco y alcohol, el nivel educativo y factores socioeconómicos y de personalidad.
En resumen, esta interesante investigación es la primera que relaciona de manera sólida el consumo de cannabis con la depresión y los síntomas depresivos. Si bien no responde a la pregunta de si la marihuana puede ser un tratamiento de utilidad para la depresión, sí parece que lo hace a la pregunta de si su uso puede desencadenar problemas de depresión. Parece que eso es así en personas genéticamente predispuestas, para las cuales no sería nada recomendable fumar marihuana. El resto quedaría aparentemente libre de padecer estos problemas. Quedan aún algunas preguntas por responder: en personas que no tienen esa vulnerabilidad genética y que tienen depresión, ¿puede serles útil el uso de cannabis? ¿Quizás esta variabilidad en cuanto a los efectos que hablábamos al principio de este artículo respecto a la diferencia de efectos que tiene el cannabis en personas con depresión responde precisamente a esta diferencia genética existente entre individuos? Son preguntas que se deberán responder en futuros estudios. En cualquier caso, desconozco si uno puede ir al médico de cabecera y pedirle que le haga un análisis genético para determinar su vulnerabilidad a padecer depresión, por lo que lo mejor es que cada uno se auto observe y decida si el consumo le sienta bien, mal o no le afecta, y actúe en consecuencia.
Autor: José Carlos Bouso
Fuente SensiSeeds
5 Responses
Pienso que la persona que este geneticamente predispuesta a una depresión, no debería de consumir ninguna sustancia , ni licita, ni ilícita….pues cualquiera sabe cual es la sustancia detonante para que se desarrolle una enfermedad mental en una persona predispuesta geneticamente….o sea, que duda hay, o deberíamos tenerla con todas…un saludo.
Estas ultimas semanas me he dado cuenta que me produce una leve crisis existencial o nose si es solo un mal momento pero tengo mi mente en un estado confuso 🙁 seguire probando aver si es real. De no serlo seguire disfrutandola…
Ami tambien me pasaba Felipe exactamente lo mismo y no me gustaba, lo unico que hice fue empezar a usarla menos y solo recreativamente una vez ala semana por ejemplo
Es obvio que para fumar hierba hay que estar bien, si padeces algun tipo de trastorno o depresion, lo primero es solucionarlo, lo mismo sucede con cualquier otro tipo de “droga”, alcohol….
Muy interesante el artículo, aunque como refieren al fin de esté, también me queda una interrogante sobre a quienes tuvimos síntomas depresivos o depresión sobre la utilización marihuana posterior al cuadro, podría desencadenar una nueva crisis o síntomas?, o deberían presentarse las mismas condiciones como en una primera crisis?.
Gracias atte.
Ely Arévalo M.