El combate contra el cáncer a través del cannabis fue siempre el gran objetivo de quienes investigan el uso terapéutico de la planta.
La propia Sociedad Americana de Cáncer (ACS, en inglés), una referencia en la materia, reconoce que el cannabis puede ser útil para tratar las náuseas y los vómitos de la quimioterapia contra el cáncer.
Asimismo, algunos estudios han encontrado que la marihuana inhalada (fumada o vaporizada) puede ser útil para el tratamiento del dolor neuropático (dolor causado por nervios dañados).
La ACS también publicó recientemente que algunos científicos informaron que el THC y otros cannabinoides como el CBD ralentizan el crecimiento y/o causan la muerte en ciertos tipos de células cancerosas que crecen en placas de laboratorio.
Algunos estudios en animales también sugieren que ciertos cannabinoides pueden retardar el crecimiento y reducir la propagación de algunas formas de cáncer.
También existen ensayos clínicos iniciales de cannabinoides para el tratamiento del cáncer en humanos y se planean más estudios.
Claro que, si bien los estudios han demostrado que los cannabinoides pueden ser seguros para tratar el cáncer, no demuestran que ayuden a controlar o curar la enfermedad.
También aclaran que “depender únicamente de la marihuana como tratamiento y evitar o retrasar la atención médica convencional para el cáncer puede tener graves consecuencias para la salud”.
CANADÁ
Un poco más al norte, en Canadá, se conoció hace poco que una empresa biotecnológica busca una terapia contra el cáncer basada en el cannabis.
Se trata de la compañía canadiense de biotecnología Pascal Biosciences Inc., según informa Radio Canadá Internacional.
La firma iniciará la primera etapa de un estudio para el desarrollo de una terapia contra el cáncer basada en el cannabis.
Esto en asociación con la estadounidense SoRSE Technology Corp.
Cannabidiol soluble
La empresa tecnológica SoRSE, con sede en Seattle, Washington, trabaja en la creación del cannabidiol soluble en agua.
Este es un derivado químico no psicoactivo que se encuentra en las plantas de cannabis. Y que está siendo ampliamente utilizado para hacer bebidas, chocolates, lociones y otros productos.
El director ejecutivo, Howard Lee, dijo que SoRSE le pagará a Pascal por los gastos de investigación mientras prueba el tratamiento experimental PAS-393.
El objetivo de las compañías es que pueda complementar los llamados inhibidores de control. Los cuales se cree que ayudan a quitar los frenos del sistema inmunológico en la lucha contra el cáncer.
“Tenemos el descubrimiento del medicamento y la experiencia en su desarrollo mientras que SoRSE tiene la capacidad de formulación y eso ayudará a que el medicamento llegue a la clínica”, dijo el director ejecutivo de Pascal, Patrick Gray.
Comenzar ensayos
El directivo añadió que las compañías esperan comenzar los ensayos de la primera fase el próximo año.
Gray añadió que Pascal podría completar las pruebas de Fase 1A al final de los 15 meses de asociación con SoRSE. Y podría elegir continuar el desarrollo clínico como socios igualitarios después de esa etapa.
Esta colaboración marca un impulso para probar los compuestos basados en el cannabis en extensos ensayos clínicos.
También un salto para una industria que ha luchado por demostrar los beneficios médicos de los productos derivados de la marihuana.
La Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos (FDA) aprobó en 2018 el primer medicamento derivado de la marihuana, Epidiolex, manufacturada por la compañía GW Pharmaceuticals Plc, y que sirve para tratar dos formas graves de epilepsia.
En 1985, la FDA había aprobado el Marinol, un medicamento que contiene moléculas de cannabis sintéticas. Se utiliza para tratar la pérdida de peso en pacientes con VIH y las náuseas en pacientes con cáncer que reciben quimioterapia.