El cannabis legal es un éxito de ventas y recaudación en Canadá, sin embargo, la estabilidad de sus empresas entra en zonas oscuras.
Así lo cuenta El País en un artículo en el que explica cuáles son los escollos del cannabis legal en Canadá.
La marihuana legal es un éxito de ventas en Canadá, aún en pandemia, al punto que generó cerca de 2.160 millones de dólares en el país tras aumentar un 120 por ciento durante 2020.
La legalización del cannabis recreativo ordenada por Justin Trudeau en 2018 convirtió a Canadá en el segundo país del mundo en formar un mercado del rubro.
Las empresas de cannabis ya trabajaban en esto y se convirtieron en los pilares de una industria aún prometedora.
Tras dos años y medio de esta gesta, las ventas han aumentado considerablemente, aunque la industria del cannabis con permisos para operar afronta aún diversos desafíos.
El servicio estadístico del país publicó en diciembre que el 54 por ciento de los usuarios compra el producto por vías legales (era el 37 por ciento un año antes).
Las ventas legales de marihuana en 2020 recaudaron unos 2.600 millones de dólares canadienses (2.080 millones de dólares); con un aumento del 120 por ciento desde 2019.
Mental Health Research Canada habla de un incremento del consumo del 29.
Puede que sean dos los factores que aumentaron el uso de cannabis en Canadá.
Por un lado, la ansiedad y el estrés ocasionados por el covid-19 han sido terreno fértil.
Por el otro, el mercado legal ha ganado presencia por un mayor número de tiendas autorizadas, menores problemas de suministro, aumento de la calidad y precios más competitivos.
Asimismo, en diciembre de 2019 llegaron a estantes legales los comestibles, resinas y otros derivados cannábicos.
Empresas de cannabis de Canadá piden menos costes
Es cierto que aumentaron las ventas autorizadas, pero no al mismo ritmo en todo Canadá.
El investigador del Instituto Económico de Montreal, Germain Belzile, dice que “Quebec y las provincias marítimas (como Nueva Escocia y Nuevo Brunswick) crearon monopolios estatales de venta, a diferencia del resto del país”.
“El suministro está a cargo de firmas privadas, pero las tiendas estatales son el único cliente en esas provincias”.
“Además, los costes de operación son elevados y las sucursales fueron pocas al inicio. Pasaron largos meses antes que dejaran de sufrir pérdidas”.
Entre 2019 y 2020, las ventas legales en Ontario aumentaron un 168 por ciento; en Manitoba, un 108 por ciento.
En el mismo periodo, crecieron el 66 por ciento en Quebec y el 23 por ciento en Nueva Escocia.
Hay que destacar que uno de los mandatos de las sociedades estatales de venta de cannabis es invertir todos sus beneficios en prevención e investigación.
El cannabis legal aportaba en enero de 2020 unos 4.800 millones de dólares canadienses (cerca de 4.630 millones de dólares) al PIB del país.
Un año después, la cifra llegó a 11.032 millones (8.800 millones de dólares).
En 2017, cuando sólo estaba autorizada la de uso medicinal, Ottawa había emitido 55 licencias de producción. Actualmente, la cifra es de 499.
El Gobierno federal ingresó en el primer año de la legalización 12 millones de euros en impuestos y calcula que serán 148 millones en 2023.
Las provincias ingresan el 75 por ciento de los gravámenes de venta y el fisco federal el 25 por ciento restante.
Pese a que los consumidores se decantan cada vez más por las tiendas legales, los productores autorizados siguen enfrentando escenarios turbulentos.
Canopy y otras empresas de Canadá quieren cannabis rentable
Canopy Growth continúa siendo de las empresas más importantes de la industria, aún con los embates que ha dado la pandemia.
La firma anunció en febrero que espera ser rentable reciénen la segunda mitad de 2022.
Cronos y OrganiGram, por su parte, podrían lograrlo en 2023.
Sabrina Williams, directora ejecutiva de la Asociación Quebequesa de la industria del cannabis, dice estar en desacuerdo con varios puntos de la legalización.
“Las restricciones en marketing y empaquetado dificultan desmarcarse de la competencia”.
“Los impuestos especiales y los distintos permisos repercuten en nuestras cuentas”.
“Debieron preverse exenciones en los primeros años. Es complicado acceder a la financiación”.
“Tenemos problemas con el sistema bancario, sobre todo cuando llevas poco tiempo operando”.
“No todas las empresas buscaron dinero en la Bolsa. Hay barreras considerables y el mercado negro se beneficia”, asegura.
Williams agrega: “Hay mucha marihuana ilegal circulando en internet. También hay personas con licencias de cultivo médico, pero que venden grandes cantidades a terceros”.
“No se ha visto un esfuerzo de envergadura para atacar estos problemas que dañan al mercado legal”.
Belzile cree que la prohibición no funciona, pero piensa que el mercado necesita ser más competitivo.
“Habría que simplificar reglamentaciones que añaden costes, pensar en un mercado legal más abierto”, plantea.
La demanda durante los dos primeros años de la legalización del cannabis en Canadá fue por debajo de lo esperado.
Asimismo, las inversiones destinadas a infraestructuras son otros factores que han hecho mella en los libros de cuentas de los productores legales.
Tanto en Canadá, como en cualquier otro país capitalista del mundo, el hilo se corta por lo más delgado.
Las empresas de cannabis han tenido que despedir a buena parte de sus empleados (alrededor de 3.500 entre enero y junio de 2020).
El Ministerio de Salud de Canadá, en tanto, informó en octubre que los productores tenían almacenadas 1.100 toneladas de cannabis.
El desempeño de las empresas en Bolsa también ha decepcionado.
Semanas antes de la entrada en vigor de la legalización, las acciones de varias empresas se dispararon; se vivió una verdadera fiebre de cannabis en esos momentos.
No obstante, los títulos fueron perdiendo valor y las empresas lo sintieron.
En la segunda semana de febrero, la acción de Canopy Growth alcanzó su mejor registro en 18 meses, pero cotiza a 40 dólares canadienses (USD 31,91), muy lejos de su techo de 67 (USD 53,45) alcanzado en 2019.
Otras compañías como Aurora y Tilray también están mucho más lejos de sus máximos de aquel año, aunque viven ahora un cierto repunte.
Sobre todo tras la asunción de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos.
La esperada legalización estadounidense difícilmente será realidad a corto plazo.
Eso no detiene a las empresas de cannabis de Canadá, que ya están moviendo ficha respecto a las oportunidades en el extranjero. No sólo en el país vecino, sino también en Europa y México.