Los emprendedores y empresarios de otros países se están poniendo las “pilas” con la industria y aquí en nuestro país ibérico, aún hay quien dice o cree, que eso de hacer negocios o riqueza a la sombra de esta planta, eso no debería ser.
Mientras tanto, al otro lado del charco atlántico en la zona del norte, se frotan las manos leyendo y escuchando a la prensa económica como dice, día si día también, que viene una ola la “ostia de grande” y de color verde y a la sombra de la marihuana. Allí ya han visto los primeros números en millones de dolares recaudados de una pequeña parte de la nación, Colorado y Washington, y claro, a los especialistas en temas económicos se les ha aparecido el signo del dólar en los ojos.
Pero espera, no solo los dos países del norte americano han visionado la futura gran industria que va a crear esta planta, voces en casi todos los países del mundo aunque tímidamente, ya están proponiendo entenderla de otra forma y legalizarla como otro producto. La marihuana ya se consume en casi todo el mundo como otras sustancias recreativas legales que si que dejan dinero en impuestos por su regulación.
Si a todo este factible y posible empuje económico, le añadimos que las últimas investigaciones médicas están confirmando los usos terapéuticos de sus elementos cannabinoides como terapia combativa contra algunos tipos de cáncer, entonces tendremos otra punta de lanza del filón para la industria. Si esta industria funciona todos nos beneficiamos de ella, sus emprendedores, sus trabajadores y el conjunto de la sociedad en forma de impuestos.
La marihuana debería tener un trato fiscal como otros productos de consumo, se debería saber quien la cultiva y como, deberíamos saber con que productos se ha cultivado o por lo menos que éstos no son dañinos para nuestro organismo. También deberían existir comercios donde el consumidor pudiese adquirir cannabis con plenas garantías de calidad e información. Otra cuestión muy importante sería la existencia de establecimientos o espacios de consumo que bien podrían ser los comercios donde se compra o negocios al estilo del Coffe Shop holandés donde poder disfrutar esporádicamente de su consumo en compañía de iguales.
Para las personas que les gusta el auto cultivo también deben poder tener la posibilidad de acceder a esta opción, en este caso las autoridades deberían crear unas normas o leyes donde las personas pudiesen tener claro la cantidad de plantas autorizada para tal fin. Por lo tanto, lo que conocemos como Growshop o tienda para el cultivo de cannabis, es también otro tipo de comercio que se debe respetar y potenciar su profesionalización.
A todo este prometedor sector, también le debemos unir la industria que va a resurgir de su hermano el cáñamo. Este Cannabis Sativa no psicoactivo también está resurgiendo a gran velocidad y todo ello gracias a investigaciones científicas que aúpan a esta planta al sobrenombre de “superalimento”. Si aparte de su potencial alimenticio le añadimos que es una planta cargada de cannabinoides, con el CBD o cannabidiol, como máximo exponente de su extracto, nos encontraríamos ante un “fármaco natural” que las empresas especializadas ya están demandando en demasía. La industria del cáñamo o hemp también va ser bendita para muchos agricultores de mundo rural, que van y están encontrando en su cultivo, otra forma de riqueza.
Por eso no debemos rasgarnos las vestiduras cuando escuchamos las palabras industria y riqueza asociadas al cannabis, todo lo contrario, debemos pensar que esta es la forma más rápida y efectiva de regular o legalizar la planta. No podemos “poner paredes al campo”. Actualmente en el siglo XXI, la personas consumen mucha marihuana, aunque no al nivel del alcohol y el tabaco. Aunque también su inmenso consumo podría estar regulado como el de esas dos sustancias nombradas anteriormente. Con ese tipo de medidas regulativas solo se pierde un actor principal, el narcotraficante.
La autoridad policial estaría mucho más centrada en las cosas que realmente importan, ya que la legalización de la marihuana aflojaría los muchísimos casos que tienen en la ilegalidad del cannabis su fuente. La autoridad judicial vería descender drásticamente la saturación en sus juzgados por la misma causa que la policía. La hacienda publica ganaría en este caso la recaudación de millones en impuestos para posteriormente distribuir en temas necesarios como la información y educación para saber enfrentarse al consumo de drogas.
Otros de los beneficiados serían lógicamente los ciudadanos de a pie. Una nueva industria regulada crearía miles de puestos de trabajo con el consiguiente beneficio para la sociedad que no tendría que mantener a esos mismo trabajadores por no trabajar. Además de los miles de sueldos que se repartirían a los trabajadores reinvirtiendolos otra vez en la misma comunidad.
Esos ciudadanos que consumen tendrían espacios de consumo, comercios especializados y la seguridad de que el producto adquirido tuviese una mínima garantía de calidad. Además, para suministrarse marihuana o hachís no debería tener que acudir al mercado negro con todo lo que significa esa opción. El control hacia los ciudadanos más jóvenes sería mucho más efectivo y por lo tanto menos peligroso por no introducirlos en canales de otras sustancias mucho mas dañinas. Otro dato muy importante y que ha salido a la opinión publica hace tan solo unos días, es que el consumo entre adolescentes no ha subido en donde se ha legalizado el consumo recreativo en Estados Unidos
Las investigaciones también serían otro de los grandes beneficiarios, ya que serían mucho más generalizadas y rigurosas sin el temor de investigar sobre una sustancia proscrita con todo lo que eso conlleva.
Los beneficios de una más que posible y correcta regulación o legalización, hará de la industria sobre esta planta un gran nicho de mercado donde todos los actores se beneficiaran de ella, el estado y el ciudadano y arrinconando a los traficantes ilegales al mermarles su bien más preciado, el dinero.
Como ejemplo en EEUU, el Marijuana Busines Daily, prensa especializada, determinó que por cada dólar que se vende de marihuana legal, la economía estadounidense recibe un mínimo adicional de 2,60 dolares de valor económico. Un estudio realizado en la Universidad de Denver por el profesor de economía Jack Strauss determinó que solo un par de tiendas de venta al por menor de marihuana podría generar $ 30 millones y crear 280 nuevos puestos de trabajo además de contribuir con cientos de miles de dólares en impuestos para la ciudad.
No es que hayamos descubierto nada nuevo, de echo, los beneficios que se están sugiriendo ya han sido probados y comprobados en EEUU y con nota alta. Actualmente, países como Israel están especializándose en la industria de la investigación del cannabis, Jamaica quiere hacer lo propio en el cultivo para medicina y crear turismo, Uruguay quiere que su Gobierno sea el galante de esta industria, en Holanda sus Coffeshops son insignia de su turismo, Centroamérica y el Caribe no quieren perder cuota de esta industria, Chile esta normalizando lo que en las calles ya es una realidad, Estados Unidos está demostrando lo gigantesco de esta nueva industria, China acapara la mayoría de patentes con esta planta, la oposición en Marruecos aboga por ser la huerta cannabica de Europa y en un sin fin de países se está despenalizando su consumo. Así podría seguir describiendo como la ola verde marihuana esta llegando a todo el mundo.
Lo que deberían hacer nuestros políticos es adelantarse y tener visión de futuro, y no es tan difícil, solo tiene que leer la prensa diaria para darse cuenta que el consumo de marihuana tanto para su uso medicinal como recreativo a no va a desaparecer, es más, el medicinal se va a ampliar de una gran forma. Tengamos en cuenta que así como en países cono EEUU más de la mitad de su población tienen acceso a esta medicina legalmente, en el viejo continente o en España, este tipo de consumo terapéutico prácticamente no se ha puesto en marcha y fue este mismo uso médico el que lanzó y creó esta industria legal por allí. Por lo tanto, no es que estemos hablando de temas difíciles de ser o utopías, estamos hablando de una industria que ya existe y que se esta haciendo muchísimo mas grande,
Tarde o temprano, ya que este mundo nuestro es redondo, esto llegará aquí y a la mayoría de países, nuestro problema será si queremos ser una mera comparsa o de verdad cogemos el toro por los cuernos nos ponemos manos a la obra y realmente nos erigimos como uno de los actores principales.
Actualmente España está considerada dentro de este nuevo sector como uno de los posibles actores principales y que mucho tiene que decir. Nosotros siempre hemos tenido con esta planta un trato muy especial, en siglos anteriores hemos sido buque insignia mundial de la producción del cannabis sativa o cáñamo. Hace unos cuantos meses un emprendedor multimillonario norteamericano, lanzo a la prensa una iniciativa un tanto particular, quería vender su propia marca de marihuana, Diego Pellicer, haciendo honor a un antepasado suyo español considerado el “rey del cannabis” en el siglo XIX. El tal Pellicer era viceconsul español en Filipinas y su actual bisnieto americano quería que su apellido volviese a ser conocido en todo el mundo como el rey de esa planta. Eso si, con el permiso de la familia de Bob Marley que también ha prestado el nombre de su difunto familiar a una corporación americana para utilizar el nombre para su hierba. Snnop Dog o Willie Nelson, dos artistas famosos también estadounidenses, ya han anunciado también sus posibles marcas de cannabis.
España es uno de los mayores exponente en la creación de los Cannabis Social Clubs, pero, ¿es esta la opción exclusiva que debe regir en el consumo de la marihuana? Para el consumo de la marihuana deben existir varias opciones ya que también existen varios puntos de vista. El Club de cannabis puede ser una buena forma para un consumo responsable de cannabis pero no el único y, por ahora solo se ven aventuras en esa dirección.
La empresa privada también debe ser galante de esta nueva industria verde, la empresa privada en forma debe tener las directrices y normas legales para empezar a crear una robusta industria desde los cimientos, la competencia leal y con las mismas reglas como forma de generar y producir un sector con garantías de crecimiento y que pueda ofrecer calidad a precios competitivos que a su vez hagan desaparecer la venta del mercado negro.
Para llegar a una venta regulada en comercios de cannabis o en locales de consumo al estilo de los Coffeshops, primero hay que cultivarla con una licencia, luego hay que transportarla con algún tipo de permiso, a posterior se debe clasificar con un mínimo de garantías, posteriormente se debe expender por profesionales que sepan aconsejar de su uso y a todo esto, este tipo de empresas que la comercializan y para nuestra seguridad, deben pasar por un registro de las instituciones que serían garantes de que todas las normas legales se cumplen. Así se exige con el alcohol, el tabaco y otras sustancias y así es como se debería exigir también con el cannabis, en mi opinión.
Con el consumo por temas médicos o medicinales, también los profesionales de la medicina deberían poder especializarse en este sentido y solo con un producto regularizado y legalizado se podría acceder a esta profesionalidad. Recordemos que el país que más se gasta en investigación, EEUU, y que tiene a los mejores de estos profesionales ya la utilizada terapéuticamente, lo digo por si alguien piensa eso de ¿pero es verdad que sirve para alguna dolencia o enfermedad?
Pongámonos las pilas, pensemos en la industria que nos viene y que no tiene marcha atrás y compitamos con las demás naciones en este mercado ¡que digo! gigantesco mercado. Por Mac
