Mientras que la legalización de la marihuana ha esculpido el paisaje en los Estados Unidos, ese mismo cannabis tiene un modelo muy diferente en la vieja Europa. La forma más común para que los consumidores de marihuana puedan acceder y consumir con seguridad es en los clubes sociales de cannabis (CSC) o asociaciones.
Estos clubes primero aparecieron en los Países Bajos, pero se han vuelto más y más populares en toda Europa, especialmente en España y Bélgica. Al igual que un jardín colectivo, los clubes sociales de cannabis tienden a ser organizaciones sin ánimo de lucro que se cultivan su propio cannabis y luego lo distribuyen entre los miembros del club, que pagan una cuota de socio para comprar y consumir el producto en un ambiente seguro y controlado.
Mambo Social Club es el segundo club social de cannabis de Bélgica, y a apelado un caso en su contra en el tribunal de Amberes esta semana. El club fue condenado por el Tribunal de Primera Instancia el año pasado por cultivo y posesión de cannabis, Michel Degens se mantiene optimista de que habrá un resultado positivo:
“Los Cannabis Social Clubs ofrecen una alternativa segura a los consumidores adultos que no quieren comprar cannabis en el mercado negro. Es un modelo sin fines de lucro de producción y distribución de cannabis que promueve la salud, la seguridad y la responsabilidad. Los CSC son la solución, no el problema “.
El principal objetivo del club es reducir el riesgo y los daños asociados al cannabis en el mercado negro mediante el control y limitación de consumo y tomando medidas que garanticen la elegibilidad de sus miembros. Este es precisamente el tipo de consumo responsable de cannabis que debe ser recompensado y no castigado. Tal vez un día la corte en Amberes traiga un poco de luz y claridad a este tema, le deseamos la mejor de las suertes en Bélgica!