La relación histérica que Argentina tiene con el cannabis y su regulación es relatada en “Artículo 19. El experimento”, una obra de teatro con mucho para decir.
“Todo lo que es ilegal es polémico”, le dice al diario La Capital Manuel Melgar, director junto a Esteban Trivisonno de “Artículo 19. El experimento”.
La obra de teatro estrenada este jueves en Rosario, la ciudad de Santa Fe (este) en la que nació Messi, tiene al cannabis en el centro de la trama.
Es que “Artículo 19. El experimento” propone una ficción sobre un hecho ocurrido en Argentina de la década del 30 que acabó ilegalizando el consumo de nuestra querida hierba.
“Artículo 19. El experimento” esta protagonizada y escrita por Adriano Espinosa Catalán, Mauro Sabella y Fran Alonso.
Estos actores relatan en clave de comedia negra, vodevil y comedia física una hipótesis de experimento por el cual se determinó la ilegalidad de la marihuana en la década del 30.
“Así como hay organizaciones médicas y de abogados trabajando, nosotros queremos aportar al debate desde una perspectiva artística, con un humor”, afirmaron los intérpretes.
“Artículo 19. El experimento” está en cartel en el teatro La Comedia (Mitre y Cortada Ricardone) y en el Centro Cultural Parque de España (Mitre y el Río).
Pero también se presentará en Galpón 15, Plataforma Lavardén, Centro Cultural QTP, Distrito 7 y Playa de la Música.
Si estas en Rosario, las entradas se sacan www.1000tickets.com.ar.
El origen de “Artículo 19. El Experimento”
Según Mauro Sabella, “‘Artículo 19. El experimento’ comenzó como una pieza corta, un espectáculo de varieté que se hacía en eventos under, y que siempre fue muy bien recibida”.
Para el escritor además de gustar mucho, la obra también pone el debate en torno a la marihuana sobre la mesa.
“Eso nos hizo dar cuenta que el tema de la ilegalidad del cannabis se prestaba para un desarrollo más profundo y complejo”.
“Fue ahí cuando nos pusimos a investigar, leímos mucho material, desde libros de historia y medicina hasta tesis universitarias de Ciencias Políticas, fuimos recopilando así más preguntas y aristas que nos interesaban llevar a la escena”.
Para Fran Alonso, el del cannabis “es el debate que se viene ya que la sociedad está preparada para llevarlo adelante”.
“Artículo 19. El experimento” se llama así, justamente, por el artículo 19 de la constitución argentina:
“Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados”.
Se trata del artículo en el que se basa el conocido “Fallo Arriola” de 2009, mediante el cual se declara inconstitucional la penalización por tenencia para consumo personal.
La razón que encontró la Corte Suprema por aquel entonces es que los consumos pertenecen a la esfera de lo privado, siempre y cuando no ofendan a un tercero.
Este fallo es retomado en los juzgados, absolviendo a muchos consumidores y cultivadores que utilizan la planta para consumo personal.
“De todas maneras, este fallo es insuficiente, ya que algunos cultivadores de baja escala siguen privados de su libertad aún hoy”, advierte Alonso.
Contexto de “Artículo 19. El experimento”
“Artículo 19. El experimento” sucede en clave de sátira de la Argentina de los 30, la famosa Década Infame.
También es la primera vez en la historia en que se prohibió la marihuana en Estados Unidos, en 1937.
“En este contexto, representamos un laboratorio secreto de máxima seguridad donde se lleva a cabo el experimento”.
“Esto también nos llevó a investigar en el lenguaje y los modos de la época, pero por momentos se cuelan gags del lenguaje actual, generando un efecto muy divertido y disruptor”, cuenta Sabella.
“Al comienzo de la obra, nos ponemos en la voz de uno de los personajes más importantes de nuestra patria, quien tenía el sueño de hacernos un país cultivador de cáñamo, para uso industrial”.
“En la vieja Europa, era un cultivo muy popular y rentable, tanto que se dice que las velas y las sogas de las carabelas de Colón estaban hechas con la fibra de esta planta”.
“Nuestro prócer, encontraba en este cultivo y en el de lino la posibilidad de levantar una economía fuerte”.
“Tanto es así, que hasta dejó en sus memorias un manual para el cultivo de cáñamo”, añade Sabella.
“Más allá de este pasaje histórico, el cual abordamos con ciertas libertades, podemos decir que la obra en sí, es ciento por ciento ficción, pero tiene un gran sustento en lo real”.
“Trabajamos con una supuesta hipótesis de por qué es ilegal el cannabis: ¿Quién tomó esa decisión? ¿De qué manera? ¿Bajo qué presiones?”, se pregunta.
Y concluye: “Si nos ponemos a ver lo que pasó en la historia real, sucede que en 1961 la ONU estableció una lista de drogas peligrosas, ‘sin potencial de investigación científica’”.
“En la misma se incluyó al cannabis junto a la heroína o la cocaína, por ejemplo, pero dejando afuera al tabaco y el alcohol”.
“Hoy, a 60 años de esto, podemos cuestionarnos si esta valoración tuvo un carácter estrictamente científico o estuvo condicionado por algunos factores económicos o políticos”.
