El mundo entero se vuelca, a ritmo desparejo, al mercado del cannabis y Argentina también quiere ser parte, aunque en forma de laboratorio.
El 1 de marzo de 2020, el presidente argentino, Alberto Fernández, prometió en el Congreso de la Nación legalizar el aborto.
Y la ley llegó, sobre el límite del calendario, el 30 de diciembre.
Un año más tarde, y en el mismo lugar, arremetió contra otro derecho social a conquistar.
Así, dijo que promoverá el cultivo de cannabis con fines medicinales e industriales, aunque, en este caso, lo hará por el dinero y no por las libertades individuales.
“La industria mundial del cannabis triplicará su volumen de negocios en los próximos cinco años”, aseguró Fernández.
El mandatario enviará en poco tiempo al Congreso un proyecto de ley que aún no está terminado.
Sin embargo, la agencia de noticias Sputnik pudo averiguar algunos detalles de la norma sobre cannabis que, al igual que en el aborto, llevará la firma del presidente de Argentina.
La iniciativa estará orientada a la reconversión de áreas y productores que en este momento no tienen una explotación rentable.
Argentina toma algunos de los ítems que ya legalizaron la producción y distribución del cannabis en Latinoamérica.
Sin embargo, no buscará de momento regular el uso recreativo, ni siquiera reformar su vetusta ley de drogas, la 23.737.
El proyecto de Fernández estará apuntado al desarrollo tecnológico, investigación, innovación, y ciencia.
Todo eso, fusionado y en colaboración con la industria farmacéutica local. Luego, sí, exportar.
ARGENTINA CORRE DE ATRÁS EN LATINOAMÉRICA EN RELACIÓN AL CANNABIS
El contexto internacional no es el mejor para conquistar el mercado: México es uno de los mayores productores del mundo y está a punto de despenalizar toda la cadena productiva de la marihuana.
Tanto medicinal, como industrial y recreativo.
Ecuador y Perú se han sumado a Colombia, incluso con mejores legislaciones, a un mercado que ya mueve 30.000 millones de dólares en forma legal y casi 170.000 millones en forma clandestina.
Tampoco parece jugarle a favor el tiempo, ya que Argentina ingresa algo tarde a un mercado en funcionamiento.
Una buena prueba de ello es el hecho de que muchos inversores y cultivadores de cannabis nacidos en Argentina, están trabajando en Uruguay y otros países de Latinoamérica.
Y no desde hace poco, sino que muchos de ellos llevan ya una década, en la que han logrado insertarse en los mercados locales de una industria todavía en formación.
La forma en que Argentina ingresará al mercado del cannabis de Latinoamérica y el mundo también es una intriga.
Es que, si se tiene en cuenta a aquellas naciones que ya tienen un nombre en la industria, tarde o temprano, se han decidido por legislar también el uso recreativo.
O por lo menos así ocurrió en Uruguay, Canadá, algunos estados de Estados Unidos y, en poco tiempo, tal vez México.
Mercados con los que, en un primer momento, Argentina tendrá que negociar, en una posición que de antemano está en desventaja.
La legalización del uso recreativo, es una solución de seguridad, además de sanitaria, ya que abarata el costo de vigilancia de las granjas que cultivan en masa.
Con todo, y los problemas vernáculos como la devaluación del peso, la espiral inflacionaria, y la deuda con el FMI, Argentina igual quiere cultivar cannabis y jugar fuerte en Latinoamérica.
El objetivo de Fernández es introducir al país sudamericano en un mercado, el recreativo, que según Euromonitor aumentará 376 por ciento a nivel global para 2025.
ARGENTINA BUSCA LUGAR PARA SU CANNABIS EN LATINOAMÉRICA
Los dichos de Fernández cayeron bien entre los productores locales, aunque también están expectantes en saber qué decisión toma el Gobierno en el mismo sentido.
“Es una apuesta importante y también una muestra de valentía por parte del presidente de tomar el riesgo de poner este tema al primer nivel”, indicó Pablo Fazio, presidente de la Cámara Argentina de Cannabis Medicinal (ArgenCann).
El organismo nuclea a unos 90 empresarios del sector trabaja desde enero del año pasado junto a los ministerios para construir esta agenda.
Su presidente cree que “Argentina está bien posicionado para ser un jugador de relevancia en el mundo por tratarse de un país agroexportador”.
Pero, claro, fuera de las oficinas, en las calles, en los barrios, la relación con el cultivo de cannabis no se percibe tan amigable.
Todo esto sucede mientras usuarios y cultivadores siguen solicitando ayuda legal a las organizaciones que desde hace años piden la modificación integral de la Ley de drogas 23.737.
“Hay una retórica del Gobierno favorable a la despenalización de las personas que consumen, pero la ley penal sigue vigente y así las fuerzas de seguridad siguen teniendo la excusa para seguir criminalizando conductas de tenencia y autocultivo”, indicó a Sputnik Mariano Fusero de la ONG Reset.
El abogado aclaró que “el Senado ha tomado la iniciativa en la articulación de consensos políticos necesarios respecto a la modificación legislativa dirigida a despenalizar”, pero que hay que estar atento.
“Entiendo que ya existe ese consenso en la actualidad, pero me preocupa la técnica legislativa que se iría a implementar”, advirtió.
“Sobre ello la sociedad civil debería estar alerta, ya que una mala técnica legislativa en materia de despenalización puede ser contraproducente con el objetivo que se pretende”.
Fazio reconoce que también quisiera un proyecto que despenalice el uso lúdico de la planta, pero entiende que hay que concentrarse en aquello que los momentos políticos permiten.
FLOR SECA, LA CLAVE DEL CANNABIS EN LATINOAMÉRICA
El equipo que trabaja la nueva ley, el ministerio de Desarrollo Productivo, en sinergia con otras carteras sabe que la flor seca es la cuestión que dirime todo.
“Si las oportunidades que tiene Argentina de capacidad instalada en términos farmacéuticos y al conocimiento que hay en la materia le sumamos toda una agenda de desarrollo económico hay un gran futuro”, se entusiasma Fazio.
Pero aclara que “si la apuesta es que la industria este los próximos cinco años perdiendo plata eso va a hacer que fracase cualquier programa de industrialización respecto del cannabis o que los jugadores que puedan hacerlo sean contados con los dedos de una mano”.
Sin embargo, el presidente de ArgenCann destaca que el Gobierno mandó, lo que creen, es una clara señal de apoyo: una cuenta para la agencia en el Banco de la Nación argentina.
Es una gran ayuda para poder operar, en un contexto de pleno boicot a la industria por parte de la banca mundial.
En la cabeza del presidente Fernández hay muchas aplicaciones del cannabis que podrían atraer dólares hacia Argentina, y Latinoamérica en general.
Estos son la aplicación en alimentos, bebidas, productos veterinarios, fitopreparados o suplementos dietarios.
También extracción de fibra para bioconstrucción, biocombustibles y para los sectores textil y de calzado serían algunos de los horizontes del proyecto argentino.
“Y si se permite exportar flor seca desde el mismo inicio de la puesta en marcha de esta industria, eso va a facilitar un montón de procesos”, agrega Fazio el propietario de Pampa Hemp.
La firma espera un permiso del ministerio de Salud para sembrar en la localidad de Pergamino, en la provincia de Buenos Aires (este).
Esa, la flor seca, será una de las claves del proyecto que llevará la firma de Fernández.
Por lo menos, si la intención es que Argentina gane tiempo perdido en relación con Latinoamérica, y pueda encontrar su propio lugar en el mundo del cannabis.
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