“Llevo 72 días detenido por usar cannabis medicinal, pero no bajo los brazos”, asume Damián Raña, otro preso del gobierno de Macri.
La histeria de Argentina en torno al cannabis medicinal es insólita.
El 23 de junio la Policía se llevó de su casa de Ensenada al joven Damián Raña, de 27 años, al ver que tenía bolsas con marihuana.
Al Poder Judicial ni le interesa que esa producción tenga un fin terapéutico.
Mucho menos que el propio congreso haya votado una ley que debería sensibilizar sobre el uso terapéutico de la marihuana.
Hace casi un mes La Izquierda Diario publicó el caso de Damián Raña, un joven de 27 años que fue detenido en su casa de Ensenada, a 60 kilómetros de Buenos Aires.
¿El delito? Tener una cantidad de marihuana que él mismo había cultivado para tratar los fuertes dolores corporales que le dejó un accidente de tránsito.
La detención se produjo el 23 de junio y al día de hoy ya lleva más de 70 días preso.
Primero lo llevaron a la Comisaría 1° de Ensenada, al día siguiente a la 11° de Ringuelet y diez días después, el 3 de julio, quedó finalmente alojado en la Alcaidía 2 de La Plata.
El caso de Damián no es el primero ni mucho menos el único en Argentina ni en la provincia de Buenos Aires.
Al contrario. Según un informe publicado esta semana por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), “existe una persecución policial y penal muy fuerte a la marihuana”, ya que “de esta persecución se nutren la gran mayoría de las detenciones de consumidores y las incautaciones que el gobierno nacional presenta como indicadores de éxito”.
El informe agrega que esa política estatal “contrasta con iniciativas que en distintas partes del mundo relativizan la nocividad del cannabis y promueven su regulación”.
Según datos sistematizados por la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), a nivel federal las causas iniciadas por tenencia, almacenamiento y transporte de plantas y semillas de marihuana casi se duplicaron entre 2015 y 2018, pasando de 530 a 975.
Damián es parte de esa larga lista de jóvenes detenidos, procesados y mantenidos en prisión por tener encima un porro o por cultivar cannabis en su casa.
Pero además en su caso, desde el año pasado para él la producción tiene un fin terapéutico específico.
De hecho su caso está ingresado en el Registro de Tratamiento de Cannabis (Recann) del Ministerio de Salud de la Nación.
Uso recomendado
Según los estudios médicos, el joven padece “politraumatismos por accidente en la vía pública” con lesiones comprobadas en el fémur derecho, en un brazo y la base pulmonar.
Y la recomendación del tratamiento es con “cannabis terapéutico a dosis según peso por patología”.
De allí que en el patio de su casa decidió plantar semillas y cosechar mucho más que una planta, un alivio directo a sus dolencias.
A Damián no se lo puede llamar por teléfono para conversar desde su celda de la Alcaidía 2 de La Plata.
Es más, cuando su familia va a visitarlo no les dejan ingresar siquiera un reloj, mucho menos un celular o una tablet.
Esta entrevista, por lo tanto, se hizo por escrito gracias a la intermediación de Luis, su padre.
¿Cómo estás llevando todo este tiempo detenido?
No es fácil. Es bastante pesado, lento y angustiante. Los días son largos, tediosos y vacíos. Paso 23 horas por día en una celda con nueve personas y nos dan una hora para hablar por teléfono (fijo, NdR).
Durante el día leo, hago ejercicios y dialogo con los compañeros de celda. Una vez a la semana me encuentro a hablar con Virginia, la psicóloga del establecimiento, a quien le agradezco mucho por su tiempo.
Eso es todo lo que puedo hacer hasta que se resuelva mi situación.
¿Qué sentís y pensás sobre lo que te está tocando vivir?
Son muchas los sentimientos y emociones que florecen en esta situación. Hay momentos en los que los días pasados y por venir, sumados a la incertidumbre de mi liberación, hacen emerger la angustia y el desgano, difíciles de sobrellevar. Y hay momentos en los que el apoyo y la fuerza de mis allegados me mantienen estable, motivado y positivo.
Y al mismo tiempo siento que todo lo que estoy pasando no es en vano, como que las cosas suceden por algún motivo.
Esta amarga experiencia algo positivo me va a tener que dejar. Tal vez no lo vea ahora, pero pasado un tiempo lo veré con otros ojos.
Las cosas simples, sencillas, como unos mates en la plaza con amigos, van a tener otro valor.
¿A quiénes identificas como responsables de tu situación?
Al Estado y sus leyes impuestas, que castiga a los consumidores de cannabis cuando en verdad está comprobado científicamente que tiene un montón de propiedades medicinales. ¿Por qué sucede eso? Es algo que realmente yo no lo entiendo.
¿Cómo estás de salud?
Hace unos días tuve una leve gripe y dolor de garganta, por el frío que hizo estos últimos días. Los dolores de la pierna y de la espalda, a esta altura ya son mis mejores amigos.
Lo que sí puedo tomar, y lo hago cada noche, es tomar la medicación anticoagulante que me la trae mi familia cuando me vienen a visitar.
¿Qué reclamas y qué expectativas tienes?
Espero que mi caso, junto con otros, tengan un impacto favorable y llamen la atención de quienes son responsables en la toma de decisiones en este tema, en las políticas vinculadas a la despenalización del consumo de cannabis.
¿Qué le dirías a quienes lean esta conversación?
Primero, agradecerles a ustedes por este espacio para poder expresar lo que siento y a los lectores por tomarse el tiempo de leerlo.
En segundo lugar, decir que somos muchos los que luchamos por la despenalización del uso medicinal y recreativo del cannabis.
Tengo la esperanza de que próximamente, con la unión y la organización colectiva, vamos a lograrlo.
Damián, su familia y sus amigos siguen esperando desde hace semanas una definición sobre la situación procesal de parte de la Cámara de Apelaciones y Garantías de La Plata.
Mientras tanto, 23 de las 24 horas de cada día Damián las pasa junto a otros nueve presos en la celda de la Alcaidía.
Todo por usar una planta para calmar sus dolores.