Desde que hace unos años comenzáramos a oír hablar del Rosin, esta técnica de extracción cada día cuenta con más seguidores. Lo que resulta obvio, que los tricomas de un cogollo cuando se calientan se ablandan y “derriten”, no se le pasó a nadie por la cabeza para hacer lo que ha día de hoy, puede ser la extracción más simple, rápida y pura, hasta como decimos, hace relativamente muy poco tiempo.
El Rosin debe su nombre a la “colofonia”, una resina natural que se obtiene de determinadas coníferas por exudación. Es muy empleada en la elaboración de pinturas, tintes, pegamentos, barnices… y hasta chicles y bebidas. Se elabora calentando la resina líquida y fresca, para que mediante el proceso de exudación se evaporen los terpenos más volátiles.
Todo ésto se traduce y simplifica, en que si presionamos un cogollo y aplicamos una alta temperatura a un cogollo de marihuana, los tricomas se separarán de la masa vegetal. Durante el proceso, también se evaporan los terpenos más volatiles, pero permanecen los menos volátiles, además de los cannabinoides. El resultado es una resina ámbar muy similar al BHO.
A diferencia del BHO, es mucho más rápida ya que en cuestión de segundos obtendremos una extracción lista para consumir. El BHO primero se calienta al baño maría y después se realiza una purga para eliminar cualquier resto del gas necesario para su extracción. Y además, el Rosin es mucho más seguro ya que no se trabaja con ningún material inflamable, tan sólo con calor.
Y si comparamos con otras extracciones como el hachís en seco o el Ice-o-Lator, también resulta mucho más rápido. En su contra, que es una técnica que no exprime tan bien la hierba como con cualquier otra. Ya no ser que se recurra a sofisticadas y caras prensas hidráulicas. Éstas capaces de ejercer presiones que extraerán hasta el último tricoma del cogollo.
A pequeña escala, cualquiera en su casa puede probar a hacer rosin y se asombrará de la facilidad. Tan sólo son necesarias 3 cosas que habitualmente tenemos en casa, o que dado el caso son muy fáciles de conseguir. Lógicamente cannabis es lo más importante. Después unas planchas del pelo. Y para terminar un poco de papel de horno antiadherente.
Lo primero que debemos hacer es pequeñas porciones de cogollo de aproximadamente 1cm. Por otro lado, cortamos el papel de horno en pequeños trozos de unos 8x16cm, que debemos después doblar al medio. En un trozo de papel, metemos un cogollo, y con la plancha del pelo caliente, presionamos unos cinco segundos.
Pequeñas gotas de resina
Cuando abras el papel, verás como pequeñas gotas doradas de resina rodean el cogollo aplastado por la presión. Esta resina es sencilla de recoger con un cuchillo para ir guardándola en algún recipiente de silicona. Con cada cogollo podemos repetir la misma operación varias veces, cada vez la cantidad de resina que consigamos lógicamente será menor.
Si la plancha tiene control de temperatura, el rango adecuado para esta técnica está entre 130 y 200 ºC. Las temperaturas bajas producen un Rosin más sabroso ya que se evaporan menos terpenos. Aunque se necesitan más pasadas para extraer toda la resina. Las temperaturas altas son más rápidas a costa de perder parte del sabor.
Todos estos cogollos que ya hemos usado, todavía conservarán algunos tricomas internos. Se pueden aprovechar o bien para fumar aunque los efectos serán muy leves. También para hacer leche cannábica, mantequilla, aceite y en general cualquier uso en el que se puedan emplear restos de cannabis.