Quienes en exterior cultiven semillas regulares, a lo largo de las siguientes semanas será cuando las plantas comiencen a sexar, si alguna no lo ha hecho ya. Cuando se pretende un cultivo sin semilla, se deben retirar los machos para evitar polinizaciones. Y confiar en que cultivadores cercanos también los eliminen, ya que en condiciones favorables el polen puede recorrer varios kilómetros.
Muchos cultivadores que cuentan además con un cultivo en interior, no suelen desperdiciar la ocasión para hacer alguna selección y conservar algunos esquejes. Lo habitual es seleccionar una buena hembra basándose en rasgos como resistencia al hermafrodismo, vigor y rendimiento, potencia, sabor, rapidez de floración, producción de tricomas, altura, olor, estructura floral o color floral.
Menos habitual es seleccionar un macho, pero sin duda será una buena oportunidad haciéndolo viendo su comportamiento en exterior. El motivo no es otro que hacer algún cruce para conseguir algunas semillas. Para un cultivador pocas cosas hay tan satisfactorias como cultivar y fumar una creación propia, el fruto de su trabajo. No es nada complicado y es fácil evitar polinizaciones accidentales que puedan arruinar toda una cosecha.
Las planta masculinas de cannabis básicamente sólo son útiles para perpetuar la especie. Todos los rasgos que posee una planta hembra son heredados por los genes del macho, pero muchos de ellos no son directamente observables en el propio macho. Ésto se debe a las diferencias de fenotipo que existe entre hembras y machos. Mientras en una hembra los rasgos son visibles, con los machos se evalúa por la calidad de su descendencia.
Los rasgos más importantes
Los rasgos más importantes de las plantas de cannabis masculinas y que son fácilmente observables son por orden de importancia la resistencia al hemafrodismo, el vigor, la estatura y el período de maduración floral, es decir el tiempo que tardan las flores en su completo desarrollo y madurez. Ésto último en exterior y con hembras cercanas llega a ser complicado, así que tan sólo se podrá arriesgar lo mínimo y fijarse en la que antes desarrolla las flores.
Incluso rasgos que se pueden apreciar en los machos como olor, estructura floral o color, e incluso potencia, deberían ser completamente secundarios. Aunque los machos también contienen cannabinoides que se podrían apreciar al fumar, los efectos son tan sutiles no deberían prevalecer sobre ellos. Tampoco interesan los rasgos débiles que se puedan transmitir a la descendencia.
Lo interesante siempre sería cuando se cuenta con un interior, es asegurar un esqueje de cada una de las plantas. No es extraño dar con alguna de cualidades excepcionales que por no conservar, se perderá para siempre. Nunca se sabe en qué paquete de semillas está la semilla entre un millón. Aunque cuantas más semillas se cultiven más probabilidades habrá de encontrarla, a veces la suerte está del lado del cultivador que compra 3 o 5 semillas.
Una vez con los esquejes asegurados y perfectamente identificados, tan sólo tendremos que esperar a que sexe su respectiva madre y siempre observando los rasgos antes dichos. Y antes de que las flores de las plantas macho lleguen siquiera a hincharse, paso previo a que se abran y desprendan el polen, debemos retirarlos todos. Los esquejes o el esqueje seleccionado, podremos mantenerlo en estado vegetativo hasta que decidamos usarlo.