Las mujeres argentinas son el motor de todo cambio social en ese país. Desde las madres de Plaza de Mayo, hasta el movimiento feminista Ni Una Menos, pasando por las madres cultivadoras de cannabis que forzaron hace dos años la sanción de una ley que hoy no las reconoce.
Valentina Bassi es una actriz de 46 años muy reconocida por su calidez y frescura frente a las cámaras y su actitud de luchadora fuera de la pantalla. Hace años batalla por el reconocimiento del uso medicinal del cannabis, tratamiento que aplica con su hijo Lisandro, de 10 años, que padece Trastorno del Espectro Autista (TEA).
“No tengo miedo de ir presa”, volvió a manifestar la actriz en el programa de la celebridad local Mirtha Legrando, una de las emisiones que mayor efecto tienen sobre la opinión pública argentina. Valentina explicó allí que probó muchos tratamientos para tratarlo. Sin embargo, con lo que más obtuvo resultados fue con un medicamento a base de cannabis.
Meses atrás, la actriz sorprendió a sus seguidores de Instagram con una foto de ella junto a una planta de marihuana. “Con esta planta hago aceite medicinal para mi hijo. No quiero ser ilegal, me molesta mucho hacer todo a escondidas. Tengo muchas preguntas, no soy médica, necesito y espero con ansiedad estudios científicos que me ayuden a encontrar la dosis y la cepa indicada. ¿Mientras tanto? No puedo esperar”, escribió.
El pasado domingo, invitada a los clásicos almuerzos de Mirtha Legrand, Bassi volvió a insistir con su lucha por la legalización del autocultivo de cannabis y se mostró firme respecto a la importancia que tiene el cannabis como medicina de su hijo Lisandro, de 10 años, que padece autismo.
“Al ser ilegal el autocultivo tenés que recurrir al mercado negro”, comentó Bassi. Enseguida generó una pregunta de la todavía activa vedette Carmen Barbieri, quien confesó que evalúan darle Cannabis a su achacado marido -y ex comediante- Santiago Bal por sus fuertes dolores. “¿Cómo hacemos para que se legalice? No hablo del porro, habló de la medicina”, sumó, algo torpe, Barbieri.
“La ley medicinal está reglamentada”, aclaró Bassi, aunque aseguró que “el autocultivo quedó afuera. Todos los que cultivamos estamos en riesgo permanente. Yo no tengo más miedo. Miedo tuve cuando mi hijo no dormía”, destacó Bassi. Y resaltó que “cuando tenés un hijo que es especial, lo primero que decís es ‘que sea común’”.
“Yo ya no tengo miedo”
“¿Podés ir presa por eso?”, preguntó, todavía confundida, Barbieri. “Sí, claro”, respondió Valentina al recordar un caso que sucedió en Salta con una madre que detuvieron por cultivar.
“Yo ya no tengo más miedo. Miedo tenía cuando mi hijo no dormía. Miedo tuve cuando tuve que medicar a mi hijo con una droga inmensamente poderosa”, aseguró la actriz.
Días atrás, Valeria Salech, presidenta de la fundación Mamá Cultiva, afirmó en una entrevista con la radio Multiplataforma Fénix que “estamos peor que antes de la ley”.
Al aceite “lo tenemos que hacer por nuestros propios medios, porque nadie nos abastece”, dijo Salech y consideró el problema actual es la prohibición de la venta del aceite y otros productos medicinales en el país. “El cultivo es una medida de emergencia hasta que el estado produzca sus propios productos”, resaltó.
“Lo que pedimos es un marco legal para una actividad que ya realizamos. Fuimos a pedir eso con la ley”, agregó y remarcó que cuando tomaron conocimiento del proyecto que fue aprobado “sabíamos que lo que se prometía era muy difícil de cumplir, que se iban a dilatar los tiempos”.
“Estamos peor que antes de la ley. Antes no había conocimiento del tema, ahora se sabe mucho de las propiedades, pero no tenemos manera de acceder”, cerró.
Por Rama
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