“¿Es posible la unión entre la religión y la marihuana?” Sí, y de hecho existe una congregación que rescata esta relación, la llamada iglesia cannábica.
La relación entre las plantas de cannabis y la religión ha cambiado constantemente con el paso de los años. Por un lado, hoy en día se sabe que esta planta era usada en los rituales religiosos de varias civilizaciones, y se han encontrado restos de cannabis en santuarios y tumbas, en Israel y China, por mencionar algunos países.
Pero, con la prohibición del cannabis y su clasificación como droga, también ha sido considerada una planta que puede frenar a los individuos de cumplir con los principios de cualquier religión. Sin embargo, existe una alternativa para los consumidores que no quieren descuidar su vida espiritual. Esta opción es la iglesia cannábica, la cual tiene ideales interesantes y una historia poco convencional.
¿Cuáles son los ideales de la iglesia de la marihuana?
La Iglesia Internacional del Cannabis es una congregación que pretende ser un hogar espiritual para quienes buscan convertirse en la mejor versión de sí mismos con el cannabis. Es decir, utilizar las propiedades de la planta para profundizar y acelerar el viaje espiritual del autodescubrimiento.
A diferencia de otras congregaciones, esta iglesia no tiene una ideología específica, ni textos que sigan una teología religiosa. Lo que busca es demostrar que la comunidad cannábica no es una carga para la sociedad y que tampoco está formada por delincuentes. Aunque no hay una Biblia o escritos antiguos, se comparten una docena de sugerencias, escritas por el fundador Bill Levin, para llevar una vida en armonía.
Puesto que no existe el pecado, si alguien no cumple con estas sugerencias, no deberá de sentirse culpable. En esta iglesia todo lo que se necesita para formar parte de ellas es celebrar el amor. Asimismo se deberá ser sincero con Dios, con uno mismo y con los beneficios de la marihuana. En esta iglesia se adora la conexión humana que es facilitada por la marihuana.
Para pertenecer a ella también se deben seguir los doce principios fundamentales (The New Deity Dozen), los cuales son:
- No seas un imbécil. Trata a todos con amor como a un igual.
- El día comienza con tu sonrisa cada mañana. Cuando te levantes, úsala primero.
- Ayuda a otros cuando puedas. No por dinero, sino porque es necesario.
- Trata a tu cuerpo como un templo. No lo envenenes con comidas de baja calidad o refrescos.
- No tomes ventaja de las personas. No hagas nada de daño intencionadamente.
- Nunca inicies una pelea, solo acábalas.
- Cultiva alimentos, cría animales. Incluye a la naturaleza en tu rutina diaria.
- No seas un “trol” en Internet. Respeta a otros, sin insultos y sin ser vulgarmente agresivo.
- Pasa al menos diez minutos del día contemplando la vida en un lugar tranquilo.
- Cuando veas a un bravucón, detenlo por cualquier medio. Protege a quienes no pueden protegerse a sí mismos.
- Ríe seguido, comparte tu humor. Diviértete en la vida, sé positivo.
- El cannabis, “la planta sanadora” es nuestro sacramento. Nos vuelve cercanos con nosotros mismos y con otros. Es nuestra fuente de salud, nuestro amor, nos cura de enfermedades y depresión. Lo aceptamos con todo nuestro corazón y espíritu, individualmente y en grupo.
Historia de la iglesia de la marihuana
- Se crea la iglesia cannábica
- Tiene expansión en Estados Unidos
- Alcanza su desarrollo en Canadá
Se crea la iglesia cannábica
Esta congregación se inauguró en Indianápolis, Indiana. Su nombre oficial es La Primera Iglesia del Cannabis (o The First Church of Cannabis) y se creó el 26 de marzo de 2015 por Bill Levin. Surgió como una respuesta a la ley contra el consumo de marihuana y gracias a la restauración de la libertad religiosa. Sus miembros son nombrados “cannabeterians” (cannabeterianos, en español).
Su fundador ha admitido que la fundó para ver hasta qué punto la ley de restauración de la libertad religiosa podía aceptarla. Ya que pese a su nombre, no es una iglesia que venda, compre o intercambie marihuana. Sin embargo, la idea era que sus miembros pudieran consumir hierba sagrada dentro de ella, convirtiéndose en una zona segura. En esta congregación la marihuana se considera al cannabis un suplemento para la salud del cuerpo y la mente.
El plan del fundador fue alquilar un edificio con las donaciones recibidas por sus seguidores. Pero durante este tiempo, el verdadero reto del fundador era convencer al estado que fumar marihuana era parte de las prácticas de la religión.
El primer servicio de la iglesia cannábica fue el 1 de julio de 2015, día en que la ley de libertad religiosa entró en vigor. Sin embargo, aunque más de 100 personas abarrotaron el recinto donde se celebraba la reunión, nadie fumó. Días antes, las autoridades amenazaron con arrestar a quien encendiera un porro o algo similar. Lo que sí hubo fueron protestas de detractores. Cerca de 40 personas se manifestaron al otro lado de la calle contra la iglesia.
Tiene su expansión en Estados Unidos
Después de que en Indiana se creara esta congregación, en otros estados del país también se inauguró un recinto para los amantes y seguidores de la marihuana. En Denver, la capital de Colorado, el 20 de abril de 2017 se inauguró otra versión de esta iglesia bajo el nombre de Iglesia Internacional del Cannabis (ICC). Fue fundada por Steve Berke, Lee Molly y Briley Hale, quienes nombraron a los seguidores elevacionistas.
Pese a no ser la primera iglesia de este tipo, llamó la atención de los medios por la experiencia que ofrece a sus seguidores. En el techo del recinto, que anteriormente fue una iglesia luterana, no solo hay una increíble pintura colorida del artista español Oscar “Okuda” San Miguel, también se hacen proyecciones de rayos láser. Además, como si se tratase de un planetario digital, dichas proyecciones incluyen audios y videos que hacen la obra más interactiva.
Uno de los fundadores, Lee Molly, aseguró que la combinación de las innovaciones tecnológicas con la meditación ritual es el futuro de la vida espiritual. Por ello, se creó una iglesia que fuera distinta a lo visto antes. Misma que ofrece meditaciones guiadas totalmente inmersivas con murales que invitan a una experiencia trascendental.
Sin embargo, también atrajo la atención porque durante su primera ceremonia tanto los fundadores como los presentes en el evento fumaron marihuana. Al parecer, en dicha ceremonia había policías encubiertos que denunciaron los hechos. Al final de las investigaciones, un fallo judicial rechazó llevar el caso de Molly al jurado y el juez consideró la acusación una pérdida de tiempo y dinero público.
Pero no fue lo mismo para Steve Berkey y Briley Hale quienes sí fueron declarados culpables y tuvieron que pagar una multa. Aunque el proceso fue largo, después de la resolución en las celebraciones de la iglesia se implementaron meditaciones guiadas y se comenzaron a invitar a músicos.
En esta iglesia también se comenzaron a ofrecer bodas, para aquellas parejas que creen que el cannabis no debe faltar en un día tan importante. La demanda fue tan alta que se abrieron diferentes modalidades y paquetes. Uno de ellos costaba cuatro mil doscientos dólares y consistía en la realización de la ceremonia en un “espacio mágico”, con doscientos invitados y un oficiante proporcionado por la iglesia.
Pese a los problemas de estas iglesias en cuanto al consumo, otra iglesia pro cannabis llamada Iglesia Healing buscó la forma de reunirse con el Papa para que reconociera que las ediciones originales en hebreo de la Biblia citaban el cannabis como un ingrediente de una mezcla de aceite para sacerdotes, pero no tuvo éxito.
Otros estados también crearon sus propias versiones de una iglesia cannábica. En San Diego, California, la congregación llamada Iglesia de la Fuente Sagrada se vio envuelta en un escándalo donde aseguraba que la policía de la ciudad había confiscado más de tres kilos de cannabis y causado daños al recinto.
Este tipo de iglesias también llegaron a Michigan, un estado donde la marihuana medicinal es legal. Sin embargo, en sus eventos no se permite la comercialización o el consumo si no se cuenta con una tarjeta de uso medicinal. Actualmente, la iglesia cannábica de este país ha estado en proceso de convertirse en una entidad sin fines de lucro.
Alcanza su desarrollo en Canadá
En Canadá la marihuana como sacramento ha estado presente desde 1969. En ese año en Ontario, Walter Tucker fundó la Iglesia del Universo. Esta iglesia consideraba al cannabis un árbol sagrado de la vida, el cual era mencionado en la Biblia. Adicionalmente, promueven la desnudez como una forma de ponerle fin a la discriminación.
En un principio el punto de reunión fue una cantera que cerró en 1982, al ser reportada por los vecinos por las constantes reuniones nocturnas. Pero en 1992 se situó en el norte de Hamilton en Village Empire, aunque nunca se recuperó de la pérdida de la cantera.
En este país, también se desarrolló una congregación llamada “Iglesia Cristiana de la Marihuana”. Misma que también fue perseguida por la policía en 2002 en la ciudad de Cochrane en Alberta. En ese año en una redada se incautaron 200 kilos de marihuana y la batalla legal duró doce años. El Tribunal Supremo declaró que la policía del condado tendría que reembolsar la pérdida de la marihuana confiscada.
Por otro lado, la Corte Suprema de Canadá reconoció que esta iglesia y sus seguidores practican legalmente sus creencias religiosas. Luego de que el abogado Adam Whiterhorn convenciera al jurado de que la Biblia cita el uso de la marihuana para prácticas religiosas.
La Corte Suprema también dictaminó que la iglesia puede cultivar cáñamo y cannabis con un nivel alto de tetrahidrocannabinol (THC). Esto significó una gran victoria para esta organización religiosa y para otros grupos que reclaman los mismos derechos, como los rastafaris ubicados en Canadá.
La historia de la iglesia cannábica está llena de luchas contra la ley, ya que prohíbe el consumo de cannabis en espacios públicos, pese a formar parte de prácticas religiosas. Sin embargo, estas congregaciones son un punto de reunión para consumidores de cualquier tipo que buscan una comunidad que comparta el reconocimiento y gusto por una planta que lo merece.
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