En este artículo te contamos las formas de optimizar un cultivo de marihuana en interior. Será una manera excepcional de conseguir los mejores rendimientos posibles.
¿Por qué optimizar un cultivo interior?
Normalmente, cuando alguien decide dar el paso de introducirse en el cultivo de cannabis en interior, adquiere los elementos básicos para su desarrollo.
Lo mínimo para poder arrancar un cultivo es un armario de cultivo, una buena iluminación y un buen sistema de ventilación. También podemos incluir como básico un par de temporizadores para iluminación y ventilación, además de un termohigrómetro para conocer la temperatura y humedad.
Los motivos de optar por el equipo mínimo, suelen ser que nadie sabe hasta qué punto le enganchará el cultivo o cuáles serán los resultados. Y ese miedo frena el realizar una gran inversión inicial.
Pero generalmente, tras algunos cultivos, todo cultivador se atreverá a ir más allá y decidirá poco a poco ir optimizando su espacio de cultivo con el fin siempre de mejorar los rendimientos.
Todas las mejoras que se pueden hacer en un cultivo, no necesariamente serán un importante gasto de dinero. En ocasiones la inversión será mínima y merecerá la pena tal como veremos a continuación.
Controlador de temperatura
Se trata de un dispositivo que mide la temperatura de un espacio, en nuestro caso el interior del armario de cultivo. Cuando esta sobrepasa el límite seleccionado, el controlador activará automáticamente el sistema de ventilación.
Normalmente, los primeros cultivos se opta por un sencillo programador que se hace funcionar a intervalos (por ejemplo, 15 minutos apagado y 45 minutos encendido).
Estos rangos pueden ser suficientes, pocos o demasiados, ya que un cultivo interior siempre se verá influido por la temperatura exterior.
Con un controlador, la ventilación solo se accionará cuando sea necesario. Se evitará que días fríos la temperatura caiga por un exceso en el funcionamiento de la ventilación, o que en días calurosos las plantas pasen demasiado calor por un déficit de ventilación.
Nos podemos encontrar algunos controladores muy económicos a partir de unos 25 euros, así que vemos que la inversión en este caso es mínima.
Controlador de humedad
Poco que comentar una vez hablado del controlador de temperatura. En este caso, este controlador actuará automáticamente cuando la humedad caiga o exceda los parámetros fijados.
En caso de que caiga, se debería conectar a un humidificador. Y en caso de que la humedad exceda el límite establecido, se puede conectar al sistema de ventilación para que sea el extractor quien elimine ese exceso, o al deshumidificador.
El precio de los más económicos puede rondar los 25-30 euros, una inversión muy baja.
Riego automático
Regar las plantas es la tarea más frecuente, ya que los riegos suelen ser cada 2-3 días. E incluso diarios dependiendo de la fase de cultivo o la temperatura.
Así que tanto por ahorro de tiempo, como por desentenderse en determinado momento, un riego automático ayudará a optimizar un cultivo.
Hay que reconocer que un cultivo interior no deja de ser una actividad que en ocasiones nos puede llegar a privar de cierta libertad.
Pero las plantas sobrevivirán perfectamente varios días con los automatismos de la iluminación y ventilación. Pero no lo hará sin falta de riego.
Además, podremos aportar la cantidad justa y necesaria de agua, algo muy importante para la salud de las plantas.
Aporte de CO₂
El aporte controlado de CO₂ en cultivos de cannabis, puede llegar a aumentar los rendimientos en un 20%. Se emplea tan solo en la fase de floración y con una temperatura alta, de unos 31°.
Las plantas, ante condiciones de temperaturas elevadas, disparan el consumo de CO₂. Pero en un cultivo convencional, la cantidad de CO₂ ambiental no llega a los niveles que exigen las plantas.
Un aporte controlado hará que las plantas demanden más agua y nutrientes, además de que será posible usar más potencia lumínica. El resultado es plantas más productivas.
Cabe destacar que se podría considerar una técnica avanzada para optimizar un cultivo, ya que el aporte de CO₂ tiene que ser como decimos controlado. Un exceso podría ser perjudicial.
Iluminación LED
Actualmente, está más que asumido que las luces LED son las mejores por varios motivos. Además de consumir menos para producir más, trabajan a una temperatura bastante baja y duran años sin perder eficacia.
Un buen LED es caro, pero es la inversión más importante que se puede realizar para optimizar un cultivo. Y en menos de un año, estará más que amortizado.
Pero en el caso de querer llevar un cultivo más allá y cuando se opta por un aporte de CO₂ controlado, la mejor apuesta será alguno de los paneles con más alto PPFD, como el famoso Lumatek Zeus 1000W Xtreme PPFD CO₂.
Será un tándem perfecto para los que busquen optimizar un cultivo y llevarlo al nivel más alto.
Uso de aditivos y potenciadores
Con un abono de crecimiento y otro de floración, se cubrirán las necesidades básicas de las plantas y será suficiente para conseguir unas buenas cosechas.
Pero cada aditivo y potenciador que usemos, estaremos elevando los rendimientos entre un 1% y un 30% en algunos casos.
Por ejemplo, el uso de un simple estimulador de floración, aumentará el número de cogollos. Y un potenciador de floración, rico en fósforo y potasio, se encargará después de su engorde.
Pero existen otros muchos aditivos muy útiles, que aunque prescindibles, harán que las cosechas suban unos gramos. Desde un complejo enzimático que mantiene una buena salud del sustrato, hasta un suplemento de silicio, de carbohidratos, de vitaminas o de aminoácidos.
Al final todo suma, y si con lo mínimo se cosechan 300 gramos, con una gama completa de abonos se pueden cosechar 450 gramos, además de mejorar su presencia, aroma, sabor y hasta potencia.
Armario de madres y esquejes
Contar con un armario de madres es una gran ventaja para cualquier cultivador. En él, podremos además hacer esquejes y darles una pequeña fase de crecimiento, mientras el otro armario se dedicaría exclusivamente a floración.
Así, cada cultivo tan solo duraría lo que dure la fase de floración de la variedad cultivada, y sería posible sacar 6-7 cosechas al año con variedades de 7-8 semanas de floración.