Continuamos con nuestros post dedicados a las principales plagas que pueden afectar a un cultivo en exterior hablando de una de las más temidas, las orugas. Y lo son por muchos motivos como en ocasiones gran tamaño y voracidad, además de los importantes daños que puede provocar especialmente en la fase de floración. También en muchas ocasiones llega a ser un enemigo invisible y difícil de tratar, como veremos.
CICLO BIOLÓGICO
Las orugas son larvas de mariposas, tanto diurnas como nocturnas, que son las más numerosas. A lo largo de los meses de primavera y verano, será inevitable que unas y otras ronden nuestras plantas. Cabe destacar que muchas orugas tienen dietas específicas y tan sólo se alimentan de una especie de planta, por lo que muchas mariposas son inofensivas. Las que no lo son, realizarán puestas de huevos principalmente en el envés de las hojas, aunque también en tallos.
Los huevos eclosionan pasados entre 7 y 14 días, dependiendo de la especie y también de las condiciones climáticas. Las larvas comienzan a alimentarse desde el primer momento, siempre con un apetito insaciable. Además crecen a una gran velocidad, pudiendo alcanzar fácilmente los 5cm también dependiendo de la especie. Algunas pueden ser incluso mayores. La oruga del tabaco, por ejemplo, llega a multiplicar por 10000 su peso en tan sólo 20 días. Y una oruga grande es capaz de devorar una gran hoja en muy poco tiempo.
Cada oruga atraviesa unas 4-5 mudas hasta llegar a la fase de pupa o metamorfosis. En ese momento deja de alimentarse y busca un lugar protegido, puede que en la propia planta o no. Algunas especies buscan cobijo en el suelo para pasar esta fase, que puede durar una semana o varios meses, dependiendo de las fechas de la puesta. Si ésta se realiza hacia final del verano, puede que las pupas ivernes hasta la primavera del siguiente año.
Las mariposas recién nacidas son mariposas adultas y están listas para reproducirse. Dependiendo de la especia, puede vivir de 7 a 30 días. Algunas como la mariposa Monarca puede vivir hasta 9 meses, para lo que realiza migraciones desde Canadá hasta México cuando se aproxima el descenso de temperaturas. Las mariposas se alimentan de néctar y otras sustancias líquidas mediante su aparato bucal lamedor-chupador y son sólo sus larvas a lo que debemos temer.
DAÑOS, DETECCIÓN Y TRATAMIENTO
Los daños que causan llegan a ser bastante graves. En plántulas jóvenes devoran la totalidad de las hojas e incluso el brote de crecimiento, por lo que la planta terminará muriendo. Plantas de buen tamaño llevarán mejor los ataques, que dependiendo de la cantidad de orugas pueden ser unas pocas hojas hasta alcanzar la fase de pupa. Sin unas pocas hojas, la planta puede continuar su crecimiento sin mayores problemas.
Los mayores daños llegan en la fase de floración, cuando las orugas en los cogollos un lugar protegido de los depredadores. Se introducen en ellos y hacen un pequeño corte en el tallo que les proporcionará nutritiva savia. En muchas ocasiones ésto es prácticamente indetectable, ya que el cogollo exteriormente no mostrará aparentemente ningún daño.
Los excrementos de las orugas favorecen la aparición del moho gris o botritis, por lo que el cogollo comenzará a pudrirse desde dentro. Cuando su aspecto exterior se vuelve en algunas zonas grisáceas, ya será demasiado tarde. Normalmente cuando detectamos algún ataque en algún cogollo, es muy probable que muchos otros también lo estén. Un cogollo atacado por una oruga, quedará prácticamente inservible.
Las revisiones períodicas ayudarán a detectar alguna hoja comida. Puede que incluso alguna puesta de huevos, formando agrupaciones bajo alguna hoja o en algún tallo. No todas las hojas comidas tienen que ser exclusivamente de orugas, ya que saltamontes o incluso caracoles sienten predilección por ellas. Pero merece la pena cuando ésto ocurra, realizar algún tratamiento. Las larvas pequeñas son fáciles de eliminar, cuando crecen ya no tanto. En floración, abre con cuidado algún cogollo con los dedos para comprobar si en su interior comienza a desarrollarse moho gris.
Neem, siempre efectivo
El neem resulta bastante efectivo cuando se usa tanto pulverizado como en riego. La planta asimila sus compuestos y los transporta hasta las hojas. Entre ellos se encuentra la azadiractina, un metabolito secundario que regula el crecimiento de los insectos en todos sus estados larvarios. Actúa por contacto e ingestión y altera el equilibrio hormonal de los insectos. Además es de los pocos insecticidas permitidos en la agricultura ecológica.
La tierra de diatomeas es muy eficaz. También se trata de un insecticida ecológico y no venenoso constituido por polvo de una roca sedimentaria de algas unicelulares fosilizadas. Estas algas se caracterizan por tener una cubierta de sílice, que actúa perforando el cuerpo de las orugas produciendo su muerte por deshidratación. También actúa por ingestión, causando lesiones en el tubo digestivo. Además es eficaz contra prácticamente todas las plagas, y su alto contenido en sílice es beneficioso para la planta.