Una planta madre de cannabis es aquella que nos proporciona esquejes. Normalmente, se habla de ellas como plantas seleccionadas entre varias y que destacan en varios aspectos positivos.
Y puesto que un esqueje es una copia exacta de su madre, no tiene sentido contar con una planta que no satisfaga 100% a quien la va a cultivar una y otra vez. Sobre gustos nunca hay nada escrito y llegan a ser muy personales. Una variedad deliciosa para muchos, puede no serlo para una persona.
Lo más importante de una planta madre de cannabis
A la hora de seleccionar una planta madre de cannabis, es siempre mejor optar por una variedad de la que conozcamos algo. Si previamente ya la hemos cultivado o al menos catado un cogollo de ella, sabremos más o menos lo que esperar.
También haber cultivado alguna variedad que contenga su genética, en el caso de tratarse de un híbrido. Por ejemplo en los híbridos Skunk, dominan los aromas fuertes y sabores almizclados. En los híbridos Haze los sabores inciensados. En los híbridos OG y Diesel los toques ácidos, cítricos y a combustible…
Como decíamos al principio, jugársela por una variedad de la que sólo hemos oído o leído es un poco arriesgado. Porque por mucho que oigas o leas cosas positivas de una variedad, a quien tiene que gustarle es a ti. Que siempre puede salir bien la jugada de apostar por una variedad sólo por sus buenos comentarios. E incluso puede salir mal apostando por una variedad que hemos cultivado varias veces.
En una selección encontrar la mejor de las madres, es una cuestión de estadística. Puede que en un paquete de 3 semillas nos encontremos con una planta impresionante y muy superior a las demás. Y puede que en 10 paquetes de 10 semillas de la misma variedad no encontremos una tan buena.
Pero por lógica, siempre habrá más probabilidades de encontrar la mejor planta madre de cannabis dentro de una gran cantidad de plantas. Las grandes selecciones siempre se hacen partiendo de un gran número de semillas. Aunque también existen auténticas joyas de clones elite procedentes de selecciones más pequeñas.
Cómo seleccionar una planta madre de cannabis
No todos los cultivadores disponen del suficiente espacio para hacer una selección de 100 o 200 plantas. Lo mínimo que os recomendamos, es partir al menos de 10 semillas. Si tienen que ser menos, ya debes tener en cuenta que las probabilidades de encontrar la mejor de las madres se reduce. O no, ya que nadie sabe en qué paquete se encuentra «la semilla entre un millón».
Desde el primer momento que comenzamos una selección, que será cuando pongamos a germinar las semillas, se debe tener a cada una de ellas perfectamente identificada. Esto nos permitirá anotar en una libreta cualquier detalles que veamos, tanto positivo como negativo. Por ejemplo cual ha germinado antes, cual crece más rápido, cual de ella en los trasplantes muestra más raíces, cual tiene menos distancia entre nudos, cual es más ramificada, etc.
Pero sin duda las diferencias entre las plantas serán más apreciables una vez comience la fase de floración. Al fin y al cabo lo más importante es la cosecha. De poco sirve seleccionar una planta basándose en lo compacta o estirada que es, o en su vigor, si después no es la más productiva, la más potente o la más rica.
Pero antes de comenzar la fase de floración, debemos asegurar al menos dos esquejes de cada planta. Y siempre manteniéndolos perfectamente identificados. Y decimos dos para asegurarnos. Estos los mantendremos con un fotoperíodo de crecimiento. Uno de ellos será nuestra futura planta madre de cannabis, así que desde ese momento cuídalos muy bien.
Como decíamos, desde el inicio de floración algunas plantas mostrarán diferencias. Estiramiento en la fase de transición de crecimiento a floración. Velocidad en comenzar a florecer. Rapidez en producir tricomas y cantidad. Grado de compactación y tamaño de los cogollos. Color, aroma, producción… E incluso tolerancia a los fertilizantes, resistencia a plagas u hongos si se diera el caso de que se presenten en el cultivo.
Los descartes
Algo muy importante, es descartar cualquier planta con cualquier leve signo de hermafroditismo. Aunque tal vez sea algo puntual debido a algún factor de estrés, siempre será una planta con tendencia al hermafroditismo. Ya debes valorar si merece la pena seguir floreciendo esa planta o es mejor retirarla y no poner en riesgo la cosecha de todas las demás. Desde luego sus esquejes no merecen ser parte de la selección y puedes tirarlos.
También debes tener en cuenta cual será el futuro de la planta madre. Si eres cultivador de exterior, quizá te interese una planta ramificada y alta. Y si eres cultivador de interior, siempre interesará más una planta ante todo que no estire mucho. Ya después dependiendo de la técnica de cultivo que pretendas hacer, interesen más columnares para SOG y más ramificadas para SCROG. Como decimos, la planta perfecta es la que se adapta a tus gustos.
La decisión final: ¿Cuál será mi planta madre de cannabis?
Una vez hayamos cosechado y la hierba cuente con un buen secado y un mínimo de curado, llegará la prueba de fuego. Con calma, prueba cada cogollo y toma la decisión final. Habrá alguna que te guste más o que tenga unos efectos más de tu agrado. Tendrás una buena cantidad de cogollos de cada planta, así que la decisión no tiene que ser cosa de un día ni de una semana.
Si dudas entre varias, tu libreta de apuntes puede ayudarte. Quizá alguna de ellas sea algo más productiva, de floración algo más rápida, más resistente, sus esquejes enraizaron más rápido… Y también siempre tienes la posibilidad de a partir de los esquejes que conservas de ellos, volver a cultivar las que te parecen mejores. Puede que en una segunda selección veas algunos detalles que se te han escapado en la primera selección.
Y… sobre la revegetación
Alternando sus condiciones normales la marihuana es capaz de pasar del estadio de floración al de crecimiento, provocando un aumento de las horas de luz.
Por algún motivo en concreto puede ser útil esta característica. Se puede revegetar cortando toda la parte superior de la planta y dejando la base con algunas ramas y hojas para que crezca de nuevo. Aunque este sistema tiene serios inconvenientes, ya que para ir bien se debería suministrar a la planta un tiesto mayor.
Caso de no poder hacerlo se debe lavar bien la tierra regando con agua destilada, y abonar con un fertilizante rico en nitrógeno. También se pueden revegetar plantas en verano cuando los días son muy largos.
El sistema más sencillo consiste en revegetar solo algún esqueje dándole 18h. de luz más. Cuanto más avanzada esté la fase de floración más se demorará en enraizar y en dar el cambio, puede tardar cosa de un mes, según las variedades.
Pero es posible revegetar por este sistema plantas con un mes de floración o más. Para este sistema suele usarse preferiblemente ramas bajas, pues son las que tardan un poco más en acusar los cambios de la floración.
Recuerda que si entras esquejes de exterior a interior es muy fácil introducir parásitos. Por lo que es mejor una zona de enraizado aparte de la zona del interior principal; someterlos a una especie de cuarentena y tratarlos con preventivo anti-insectos.
One Response
Hola Bruno, me encanta tu blog y buscando sobre tener una planta madre o bien utilizar esquejes para perpetuar dicha planta llegue hasta aqui. El caso es que busco una información puntual y tan bien detallada como este articulo pero sobre como cuidar esa madre hasta la próxima temporada y no tener que comprar semillas.
Para mas datos: cultivo exterior, no poseo indoor, y soy principiante. Solo podría mantener esas madres con iluminación común dentro de una habitación en el invierno si esa es la manera adecuada para llegar a la próxima primavera.
Saludos, desde Mar del Plata, Argentina
Liliana