El prensado del hachís se hace para conseguir una forma de consumo de cannabis y en el que se utilizan las glándulas o tricomas extraídos de las flores de la planta
Tradicionalmente, el prensado del hachís se elabora en dos pasos. En primer lugar es la extracción de las glándulas resinosas de los cogollos. Y el segundo paso pero no menos importante es el prensado, es aquí donde el polvo resultante del primer paso se vuelve una masa sólida. Esto se consigue mediante la combinación de calor y presión, y que a su vez hará que las glándulas se aglutinen formando una única pieza.
Prensado del hachís, por conservación
El hachís si es extraído en seco o con agua y hielo, cuando se prensa resulta mucho más sencillo su manejo y se ayuda con la conservación y el posterior consumo. Aunque cuando se extraen los tricomas ya se pueden consumir, siempre habrá algún tipo de perdida y por lo tanto se desperdiciará más por motivos que son obvios.
Sin embargo y cuando se trata de una pieza que es solida o compacta además de gomosa-como tiene que resultar un buen hachís-, éste debe ocupar un menor espacio y podrá mantenerse más libre de suciedad, por lo tanto será su manejo y su conservación mucho más sencilla.
Uno de los aspectos más importantes es la conservación de los cannabinoides. Éstos son más propensos a su descomposición cuando una vez son extraídos no se prensan o compactan. La parte exterior de una pieza de hachís, siempre es de un color algo más oscuro que la de su parte interior y debido a la oxidación, esta crea una capa protectora. Además, la rotura de las glándulas de resina liberan terpenoides volátiles y que hacen que se mejore el aroma y sabor del hachís.
Aunque en esta ocasión y dependiendo de las variedades que se hayan utilizado, el método usado de extracción e incluso la misma temperatura, el resultante prensado del hachís puede variar su color o textura. Es por ello, que se puede encontrar con un precioso hachís de color morado o purpura procedente de algunas variedades purple, o de un color crema muy apetitoso. Es más, alguno de ellos puede ser muy gomoso y con tan sólo con el calor de las manos podría ablandarse, mientras que otros pueden ser más quebradizos al tacto.
El prensado del hachís a mano
Otra forma de crear, extraer o hacer el prensado del hachís es a mano. Los primero siempre a de ser asegurarse de que las glándulas resinosas extraídas estén bien secas, especialmente cuando se trata de realizar una extracción con agua y hielo. Tengamos en cuenta que los hongos también pueden atacar si la pieza de hachís finalmente cuenta con una humedad excesiva.
Existen muchos métodos para el prensado de hachís a mano. Su tradicional forma sería coger una pequeña cantidad de esa resina fresca y comenzar amasándola con los dedos y las palmas de las manos hasta que el calor del cuerpo y la fuerza comiencen a dar sus resultados. Unos 10 minutos después aproximadamente, la densidad habrá cambiado volviéndose como una plastilina.
Prensado del hachís con botella
También se puede utilizar como herramienta una botella de vidrio. En este caso habrá que rellenarla de agua a temperatura ambiente, por otro lado habrá que hacer un pequeño paquete con la resina fresca y un film transparente, la botella debe usarse a modo de un rodillo para que pueda compactar la resina y hacer una fina o delgada placa. Se debe retirar el hachís y darle una o dos dobleces, volver a repetir la operación hasta que se pueda conseguir una placa totalmente uniforme.
Otro método muy curioso y muy efectico con los mismos accesorios, sería envolver un poco de resina en polvo en el film transparente. Posteriormente habría que meterlo dentro del calzado, en la parte de la zona del talón. Se puede utilizar una botella a temperatura templada para aplastarlo ligeramente y así que sea más cómodo. Después de una hora caminando con él, el prensado del hachís se habrá compactado.
Origen del hachís
La historia del hachís aparte de ser bastante misteriosa y antigua, no se tiene muy clara su procedencia, aunque existen varias opiniones en esta cuestión. Este material concentrado y extraído de la planta del cannabis era utilizado antiguamente por las culturas árabes desde hace cientos de años. Se usaba para fines culturales o religiosos en estas culturas, aunque también estuvo relacionado y se cree que su nombre proviene de una secta de asesinos de la antigüedad.
Los nizaríes a quienes también llamaron hashshashin, palabra que quería decir asesinos en dialectos árabes y persas, eran una secta establecida desde los siglos X al XIII y que estuvo asentada en Oriente Medio. Éstos eran famosos en su época por ser unos asesinos selectivos y que trabajan por encargo de los poderosos de la época. Se dice que de ellos o sus secta, se derivaría la palabra asesino que en árabe es hashishin o lo que es lo mismo, “consumidores de hachís“.
No se sabe con exactitud de donde proviene el origen del hachís y que se extendió en el antiguo mundo árabe sobre el año 900 después de Cristo. Un formato similar utilizado en la India era llamado “Bhang” y en el viejo continente europeo sería en el siglo XVIII, en tiempos de Napoleón cuando se tienen referencias de su consumo en las guerras de Egipto por parte de las tropas francesas.
Posteriormente en este continente y en el siglo XIX, se dio a conocer más fuertemente esta sustancia con las figuras de literatura de esa época. Conocido se hizo en esos tiempos el club del hachís, donde se encontrarían escritores como Alexandre Dumas, Victor Hugo, Gérard de Nerval, Honoré de Balzac, Charles Baudelaire o Eugène Delacroix entre otros.
El Viejo de la Montaña y sus asesinos fumadores de hachís
Hoy hablaremos de los orígenes de la palabra asesino y su relación con el hachís. El hachís es el resultado de la extracción de la resina de las plantas de cannabis hembra. Es una palabra que proviene del árabe hashish, que significa “césped”, “hierba seca” o “cáñamo”.
Por otro lado asesino también procede de la árabe ḥaššāšīn y que según su propia estructura significa “fumadores de hachís”. Debemos remontarnos al siglo XI d.c. a la antigua Persia, donde nacía Hasan i Sabbah, también conocido con el sobrenombre Alauddin o El Viejo de la Montaña.
Alauddin fue un reformador religioso y precursor de la nueva predicación de los ismailitas nizaríes. Se trataba de una secta minoritaria del chiismo, y que intentó reemplazar la predicación de los ismailitas fatimíes también chiitas.
Durante sus continuos viajes por todo Oriente Medio buscando nuevos adeptos a su fe ismailí, consiguió el suficiente número de personas lo que le permitió fundar una comunidad permanente en Alamut. Construyó una fortaleza fuertemente defendida que dominaba un valle en el macizo montañoso de Elburz, en la actual Irán.
Alauddin siempre defendió su territorio usando su pequeño ejército, inferior en número pero con unos hombre fieles y bien entrenados. Desde Alamut comenzó a ordenar homicidios, principalmente contra rivales políticos.
Fue el comerciante veneciano Marco Polo quien introdujo en Europa la leyenda de su nombre. En una de sus historias narra de Alamut poseía en su fortaleza unos jardines parecidos al paraíso. Allí congregaba a los asesinos de su secta. Cuenta que les daba de fumar hachís y podían disfrutar de cualquier tipo de deseo carnal.
Cuando los asesinos despertaban de los efectos del hachís, eran capaces de hacer lo que Alauddin les ordenase, incluso sacrificar su propia vida si fuese necesario, con tal de volver a estos jardines. El término hashashin lo empleaban sus enemigos por el hecho de que estaban bajo los efectos del hachís cuando cometían sus asesinatos.
Según la leyenda, un visitante a Alamut presumía ante Alauddin de que poseía el ejército más poderoso y que en cualquier momento podría derrotarlo. Alauddin llamó a uno de sus fieles y le ordenó que se arrojase desde lo alto del castillo. Éste obedeció y el visitante sólo pudo reconocer que su ejército nunca obedecería ese tipo de órdenes y por lo tanto su ejército no era tan poderoso como creía.
Desde Alamut, Alauddin emprendió labores políticas y diplomáticas por toda la región. Todos aquellos que se negaban a seguir las indicaciones que favorecían a la secta nazarí, recibían una amenaza de muerte. Un hashashin de su secta se encargaba de ejecutarlo, partiendo tan sólo con un puñal con empuñadura de oro y un saco de hachís para su viaje.
Eran guerreros sigilosos, minuciosos y pacientes. Podían pasar años hasta que cumplían su misión. Estudiaban el comportamiento de su víctima e incluso podían hacerse pasar por sus siervos para lograr sacarles información.
Sus acciones llegaron a tener una gran relevancia. Sin éxito, intentaron terminar con la vida del legendario Saladino, sultán de Egipto y Siria, hasta en dos ocasiones. Tras la muerte de Alauddin y bajo el gobierno de sus herederos que siguieron conservando el nombre del Viejo de la Montaña, continuaron practicando sus creencias y sus asesinatos durante casi 200 años más.
A finales del siglo XIV, la invasión mongola bajo el mando de Hulagu Kan, nieto de Gengis Kan, arrasó Alamut que quedó reducida a escombros. Éste fue el fin de la secta de los hashashin o de los fumadores de hachís. Hoy en día videojuegos como Assessin’s Creed, Prince of Persia o Crusader Kings II hacen referencia hacia los hombres de Alauddin y la fortaleza de Alamut entre otras, hoy en muy mal estado de conservación.
2 Responses
buen artículo, faltaronnnnn más to6ow y rer343ncias.
saludos }
Gonz