La mejor manera de tener siempre unos cultivos de excelente calidad, es cultivar esquejes de una planta seleccionada. Pero para tener esquejes sanos, necesitamos saber cómo realizar los cuidados de una planta madre. En este artículo de hoy te contamos cómo hacerlo.
¿Qué es una planta madre?
Una planta madre es toda aquella que mantenemos en constante estado vegetativo y a cambio nos dará un número ilimitado de esquejes.
Una planta madre puede mantenerse durante décadas. Y además, como cualquiera de sus esquejes nos puede garantizar una planta madre, podríamos mantenerla mucho tiempo más.
Aunque también es cierto que las plantas como los humanos crean senectud y con el tiempo pierden cualidades. Pero como ejemplo, tenemos las famosas Black Domina “barraquera”, Amnesia Cordobesa o Critical “Bilbo”.
Son genéticas que algunas cuentan con más de 20 años. Y sus clones siguen dando muchas alegrías a quien tiene la ocasión de cultivarlos.
Las grandes ventajas de una planta madre, es que sus esquejes serán una copia genética de ella. Tendrán el mismo período de floración, la misma potencia, el mismo aroma y sabor…
Y algo muy importante también es el precio. Y es que por lo que nos cuesta el material para hacer mil esquejes, ni de lejos se podrán comprar ni 20 semillas por muy baratas que sean.
¿Cómo se hacen los cuidados de una planta madre?
La opción más fácil para mantener una planta madre, es ir renovando cada pocos meses. Es decir, cada vez que le saquemos esquejes, quedarnos con uno del cual volveremos en unas semanas o meses sacar otra buena tanda de esquejes.
Porque realmente, los cuidados de una planta madre son mínimos. Especialmente en lo relativo a mantener una planta de años de edad en una maceta con un espacio muy limitado para el desarrollo de sus raíces.
Pero como con el paso del tiempo esto causa una degradación en la genética, se podrá observar como principalmente su producción, comienza a menguar levemente. Así que aunque es una opción, no es ni mucho menos la mejor.
Lo ideal siempre será cuidar la misma planta madre para que nos dure muchos años. Y ciertamente aunque sencillo, tiene algunos inconvenientes.
Siempre se debe ser previsor y conservar un esqueje como copia de seguridad. Si por cualquier motivo la planta madre fallece, contaremos con un esqueje.
Lo primero siempre es proporcionarle a nuestra planta un buen sustrato donde asentar sus cimientos. Unas raíces sanas, siempre será sinónimo de una planta sana. Así que no debemos escatimar en usar el mejor sustrato posible.
No debemos olvidarnos por supuesto de una buena capa de drenaje, ya que la planta como decimos lo usará durante mucho tiempo y conviene que con la cantidad de raíces que acumulará, el agua continúe drenando fácilmente.
Como siempre, que el sustrato tenga una gran cantidad de nutrientes o no llega a ser irrelevante. Será inevitable tener que usar habitualmente abonos líquidos.
Los trasplantes hasta cierto punto pueden ayudar a aportar una nueva cantidad de nutrientes sólidos, pero llegará un momento en que sea imposible seguir usando macetas más y más grandes.
Para una planta madre, una maceta de 3-5 litros es suficiente. Incluso puede ser más pequeña si como sustrato se usa fibra de coco.
Lo bueno de usar macetas pequeñas, es que ocuparán poco espacio y permitirá el mantenimiento de varias plantas madre en espacios reducidos, que es lo más habitual en los cultivadores.
Para que una planta madre produzca gran cantidad de esquejes, las podas y guiados son obligatorios. Las podas se suelen aprovechar los momentos en los que se saca algún esqueje, siempre dejando los suficientes brotes en la planta para que continúe ramificando.
Los guiados simplemente consisten en abrir las ramas para dejar espacio libre para una buena penetración de la luz y que la zona interna también nos ofrezcan esquejes fuertes y de calidad.
Con el paso del tiempo, las raíces colonizarán todo el espacio disponible de la maceta. Y esto puede llegar a ser un riesgo de asfixia, por lo que las podas de raíces también son muy necesarias.
Para ello debemos extraer la planta de la maceta y eliminar con un cuchillo o cuchilla muy afilada aproximadamente un 30% de la masa radicular, tanto en los laterales como en el fondo.
El poco sustrato nuevo que añadamos, garantizará de nuevo un crecimiento fuerte, una gran cantidad de esquejes y las raíces de nuevo se volverán a sentir cómodas en un espacio aún por colonizar.
Pero los cuidados de una planta madre no terminan aquí.
Queda algo muy importante como es el espacio de cultivo. Una planta madre, como hemos dicho, requiere un fotoperíodo permanente de crecimiento.
El fotoperíodo más común es el típico 18/6 (luz/oscuridad). Pero se puede usar cualquier otro con que tenga menos horas de luz si se desea simplemente mantener la planta sin que crezca en exceso.
Pero en este caso se debe tener en cuenta que si aumentamos después la cantidad de horas de luz para que la planta nos ofrezca esquejes más rápidamente, se puede llegar a estresar. Y eso no es bueno.
La mejor opción es sin duda usar siempre un fotoperíodo 18/6 y jugar en todo caso con la potencia de la luz, reduciéndola o aumentándola según las necesidades, pero sin modificar nunca el horario.
Conclusión
Los cuidados de una planta madre son tan importantes que ella nos lo agradecerá con cientos de esquejes. Si los hacemos correctamente, es posible conservar la planta durante años sin que apenas pierda calidad.
