La conocida como red alimentaria del suelo o cadena alimenticia del suelo, es un término acuñado por Elaine Ingham. Éste se refiere a la serie de relaciones y al intercambio de energía y nutrientes que se da entre los organismos que habitan en él. Se utiliza como un indicador de la salud y productividad de las tierras, y por ende, de la diversidad y vitalidad de dicha red. De acuerdo al tipo de organismo y la actividad que realiza, esta red se puede dividir en hasta cinco niveles tróficos:
Primer nivel
Segundo nivel
Tercer nivel
Cuarto nivel
La mayor parte de energía que se transfiere en la red alimentaria del suelo proviene de la fotosíntesis de las plantas. En ella el CO2 y minerales se combinan formando compuestos orgánicos. Éstos son alimento de bacterias y hongos junto a carbohidratos y proteínas producidos por las raíces. Una vez asentados, descomponen y digieren materia vegetal muerta que excretan como nutrientes disponibles de nuevo para las plantas.
Los principales microorganismos del suelo, como decimos la base de esta cadena alimentaria, está formada por hongos y bacterias, que son descomponedores primararios. Las bacterias se encargan de convertir la materia orgánica en detritus. Son capaces de producir nutrientes y almacenarlos para liberarlos al suelo. También alimentan a protozoos y nematodos, facilitan el tránsito de agua y resultan esenciales en la estructura del suelo. También ayudan a combatir patógenos y previenen en gran medida la aparición de plagas y enfermedades.
Los hongos por su parte, procesan, almacenan y distribuyen nutrientes, además de que también son depredadores de nematodos y comida para ellos. Algunos establecen asociaciones simbiótica con las raíces de las plantas, en la que los hongos aportan agua, enzimas y nutrientes, y reciben de la planta hidratos de carbono y vitaminas que por sí mismos no son capaces de sintetizar.
Otros organismos importantes son los protozoos, los cuales se alimentan de bacterias y liberan los nutrientes almacenados como excrementos en la zona de las raíces. De este modo mantienen controlada tanto la población de bacterias como la de nematodos, con los que compite por los recursos disponibles. A su vez, son una fuente de comida para los nematodos depredadores.
Los nematodos se alimentan principalmente de materia vegetal, bacterias y hongos, y también liberan nutrientes en el sustrato. Además son capaces de transportar bacterias a diferentes partes del suelo e incrementa la actividad de los hongos, lo que acelera el proceso de descomposición de la materia orgánica.
Y los miembros de este eslabón de la cadena alimentaria del suelos más reconocibles son desde las lombrices, que trituran y digieren materia orgánica, producen minerales, enzimas, microbios, mejoran la capacidad de intercambio catiónico y alimentan hongos y bacterias. También artrópodos del suelo son fundamentales, desde cochinillas de humedad, a hormigas, ácaros, colémbolos y termitas o colémbolos, que al alimentarse trituran la materia vegetal. Ésto acelera la descomposición y mejora tanto la estructura del suelo como la actividad microbiana.