A medida que la sociedad estadounidense evoluciona, ¿puede el concepto de matrimonio evolucionar también? Después de mi conversación con una novia punk-rock que optó por fumar marihuana en su reciente boda, puede ser la hora de revisar nuestros estereotipos.
Felicitaciones por su matrimonio reciente. ¿Cómo fue el proceso de planificación?
Es un agujero de conejo. Por ejemplo, mi suegra estaba convencida de que las mesas cuadradas arruinarían la boda. Aparentemente, las mesas redondas son más “íntimas”. Sabía que todos se emborracharían y bailarían, y que a nadie le importaría la maldita forma de la mesa. Fue entonces cuando me di cuenta de que se planeaba una boda que no se trataba de mí o del amor de mi pareja, sino de la fiesta de mierda.
¿Por qué no te escapaste entonces?
Confía en mí, ese fue nuestro primer pensamiento. Pero la excitación familiar ganó y decidimos soportar la locura. Así que seguimos sabiendo que la boda era para ellos, pero el matrimonio es para nosotros. Nos volvimos muy buenos al decir que no a todo.
“Nunca pensé en mí misma como algo estereotipado, mucho menos como novia”.
¿Dónde se hizo la boda?
Estaba al aire libre, en una ladera de un lago en las montañas de Pensilvania, todo bricolaje. Parecía apropiado porque pasamos una tonelada de tiempo allí trabajando en una cabaña vieja, un montaje que reparamos habitación por habitación.
¿No te considerabas una novia estereotipada?
Nunca pensé en mí misma como algo estereotipado, y mucho menos como novia. Y a pesar de que estábamos planeando una boda, tampoco lo vi como típico. Por ejemplo, se entendió completamente que nuestro perro sería el portador del anillo.
Rompiendo con la tradición, ¿decidiste consumir cannabis en la boda?
No fue intencional al principio, pero sí. Después del primer brindis de la hora del cóctel, un amigo quería fumar con los novios poco después. No pude encontrar a mi esposo, así que decidí fumar sin él en su lugar. No podría haber hecho una mejor elección. Por primera vez todo el día, el frenesí se detuvo y me relajé y me empapé genuinamente en cada detalle. Disfruté hablando con todos, mirando a los niños jugar, colgando junto al lago y conversando junto al fuego. Cuando la noche terminaba, mi esposo metió un poco de Pink Floyd en la lista de reproducción nocturna. Fue perfecto.
¿Recomendarías a otras novias que fumen en sus bodas?
Seguro. Fumar hizo que el día de mi boda fuera especial, porque me permitió reducir la velocidad y disfrutarla. Lo gasté en mis condiciones.
Por Beth Mann
Presidenta de Hot Buttered Media y colaboradora habitual de Freedom Leaf
