El cannabis índica es una de las dos grandes familias de la especie cannabis sativa L. El otro es el cannabis sativa. Y existe un tercer grupo, el de las ruderalis o conocidas también como autoflorecientes. Las variedades de cannabis índica son originarias de las zonas subtropicales de nuestro planeta, principalmente de Asia y en concreto de Asia Central, del sistema montañoso del Hindu Kush. Más que famosas son las índicas de Pakistán, Afganistán, la India, Kazajistán o Uzbekistán. A largo de los siglos se han ido adaptando a climas similares, encontrando hoy en día variedades índicas también en el Líbano, Marruecos, Irán…
Al estar alejadas del ecuador, también se han adaptado a los fotoperíodos irregulares, con veranos cortos e inviernos fríos, lo que hace que sean plantas de temporada que ofrecen una única cosecha al año. Crecen durante la primavera y principios del verano, para florecer y terminar la floración antes de la llegada del otoño y con él, las lluvias que puedan echar a perder las flores. También en estas condiciones, han desarrollado la característica de grandes productoras de resina como medio de defensa en climas hostiles.
El cannabis índica por lo general suelen ser plantas de tamaño pequeño, compactas, y con tallos y ramas gruesas, con estructura piramidal y en ocasiones columnar. Las hojas son uno de sus sellos más característicos, muy grandes y con anchos peciolos, a diferencia de las sativas que tiene los foliolos muy afilados. Ésto se debe a la adaptación de la propia planta para poder recibir más cantidad de luz solar.
Son variedades de floración rápida, pues como ya hemos dicho se ven obligadas a terminar su ciclo antes de la llegada del otoño y el mal tiempo. Sus cogollos suelen ser muy compactos, de gran tamaño y gran cantidad de resina. Son famosas por producir el hachís más delicioso y potente. Los sabores y aromas tienen una gama más amplia que las sativas, y los efectos son potentes, muy físicos y relajantes por la cantidad elevada de CBD, aunque también contienen mucho THC.
Han sido muchos conflictos bélicos los que han marcado el devenir de muchas de estas legendarias variedades, como la ocupación Soviética en los años 70 y 80, que han hecho que muchas de las mejores líneas índicas hayan desaparecido para siempre. Otras se vieron alteradas por la introducción posterior de variedades procedentes de otras regiones. Y también otros cultivos como el opio, que se ha ido imponiendo por sus mayores beneficios y por poderse cultivar durante más tiempo y con menos requerimientos.
Tenemos suerte de que son muchos los bancos de semillas que ofrecen variedades procedentes de estas regiones, muchas de ellas recogidas in situ hace decenas de años. Afghani, Pakistan Chitral Kush, Mazar-i-Sharif, Uzbeca, Hash Plant, Mazar, Hindu Kush, Deep Chunk, X18…
Consejos para el cultivo de cannabis índica
- Las variedades índicas muy fáciles de cultivar y resistentes. Además de su tamaño que las hace muy discretas, son plantas que no experimentan un gran crecimiento una vez entran en floración, algo que buscan muchos cultivadores de interior.
- Uno de sus inconvenientes, es que son bastante propensas al ataque de hongos por alta humedad ambiental, en gran parte debido a sus cogollos compactos que no permiten una buena ventilación. En zonas húmedas, conviene tener en cuenta ésto. Una poda es una buena opción para reducir el tamaño de su gran apical y favorecer el desarrollo de varias puntas de menor tamaño.
- Por su rapidez de floración, son las plantas ideales para los climas de veranos más cortos, donde el mes de octubre ya suele ser un mes bastante lluvioso. La mayoría de ellas se cosechan en septiembre.