En la actualidad y buscando materiales de bajo impacto medioambiental, son muchos los fabricantes de coches que usan cáñamo en los componentes de algunos modelos. Desde BMW o Mercedes, hasta Lotus o Toyota. Desde alfombrillas, hasta revestimientos o tapizados. ¿Pero podría fabricarse un coche de cáñamo en su totalidad? Continúa leyendo y quizás te sorprendas.
Henry Ford y el coche de cáñamo
Corría el año 1938 cuando Henry Ford, fundador de Ford Motor Company y padre de las cadenas de producción modernas utilizadas para la producción en masa, creaba un coche de cáñamo.
Su intención era la de integrar la agricultura con la industria. Este modelo podría haber cambiado para siempre la industria automovilística.
Funcionaba con biocombustible de cáñamo y lo bautizó como “el coche que nació en los campos de cultivo“.
Así, en el año 1941 se presentaba el Ford modelo Hemp Body Car o también llamado Soybean Car. Este coche estaba fabricado prácticamente en su totalidad con materiales obtenidos a partir de fibras de soja y cáñamo.
Se alimentaba con etanol de cáñamo, elaborado a partir de semillas de cáñamo. Aunque nunca llegó a producirse en serie, ya en la época sentó las bases para un futuro esperemos que muy cercano.
Para la fabricación del primer prototipo, Henry Ford tuvo que adquirir unos 12.000 acres de cultivos de cáñamo y soja para disponer de la materia prima necesaria.
Este automóvil pesaba un 33% menos que la misma versión que usaba carrocería de acero. Y además resultó ser mucho más resistente.
Pero desafortunadamente, con la Segunda Guerra Mundial en curso, la industria automovilística sufrió una grave crisis y este modelo cayó en el olvido.
Algunas fuentes van más allá y afirman que este prototipo fue destruido por uno de los diseñadores de Ford llamado E.T. Gregorie.
Debido a la escasez de recursos por este conflicto mundial, sobre todo de metales, Henry Ford tuvo la genial idea de construir este modelo con plástico de cáñamo.
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El propio Henry aseguraba que sería incluso más seguro que los fabricados con chasis de metal. Y así se aliaron DEFRA (departamento dependiente del gobierno británico), Hemcore (compañía que cultivaba cáñamo) y Ford.
El fin era el de desarrollar un vehículo reciclable con materiales provenientes del cáñamo. El propio gobierno británico contribuyó con cerca de 500.000£.
El chasis del Hemp Body Car era un chasis tubular sobre el que se acoplaban 14 paneles de plástico de cáñamo de 1/4 de pulgada de grosor. Las lunas estaban fabricadas en hojas acrílicas.
El ahorro de peso fue de más de 450 kilos, frente al modelo homónimo fabricado con metales y que pesaba 1350 kilos frente a los 950 kilos del coche de cáñamo.
Para ello, Henry Ford tuvo que comprar unos 12.000 acres de terrenos para cultivar el cáñamo y lino que le serviría de materia prima.
Aunque la fórmula que emplearon para fabricar los plásticos de cáñamo se perdió, algunas investigaciones que se realizaron posteriormente apuntan que además de cáñamo y soja, se empleó trigo, lino y ramio.
Lowell E. Overly, ingeniero que participó en su fabricación, afirmó años después del proyecto que era una fibra de cáñamo y soja, junto a una resina fenólica con formaldehído que hacía la función de aglomerante.
Poco más se conoce de este prototipo, salvo algunas imágenes y un viejo vídeo de la época donde se muestran las cualidades de Ford Hemp Body Car.
En él, se ve como un hombre golpea con un hacha el chasis del coche sin causar ningún o muy pocos daños superficiales.
El fin del proyecto del coche de cáñamo
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, las presiones por parte de grandes magnates del petróleo y el propio gobierno estadounidense terminaron por enterrar este proyecto definitivamente.
Consideraban que la recuperación económica de la post-guerra no pasaba por cultivar cannabis. Y el respeto por el medio ambiente tampoco era algo de urgencia entonces.
También tuvo bastante que ver la prohibición mundial de 1969 que afectó tanto a la marihuana como al cáñamo. Así que finalmente y ante la falta de interés, el coche de cáñamo cayó en el olvido para siempre.
Una de las frases más célebres de Henry Ford fue “¿Por que usar bosques los cuales han tardado siglos en crecer, y minas las cuales llevan décadas en ser excavadas, si nosotros podemos obtener el equivalente a esos productos minerales, con el crecimiento anual de los campos de cáñamo?”.
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