Las plantaciones están floreciendo gracias a las especies híbridas desarrolladas en China que no sólo han sobrevivido, sino que han prosperado en los dispares ambientes del país
Cada año, en abril, Jiang Xingquan deja parte de su granja en el norte de China para cultivar cannabis. El tamaño de la parcela varía con la demanda del mercado, pero en los últimos años ha sido de unas 600 hectáreas.
Como cualquier otro agricultor de cáñamo en Hexin en la provincia de Heilongjiang cerca de la frontera rusa, Jiang cultiva la planta legalmente.
Los productores venden los tallos de la cosecha a las fábricas textiles para hacer tejidos de alta calidad, las hojas a las compañías farmacéuticas para las drogas, y las semillas a las empresas de alimentos para hacer harinas, aceite de cocina y bebidas.
Para los agricultores, el cultivo es oro verde – el cáñamo trae más de 10.000 yuanes (US $ 1.500) por hectárea, en comparación con sólo unos pocos miles de yuanes de los cultivos más comunes como el de maíz. También tiene pocos enemigos naturales por lo que hay poca necesidad de pesticidas. “Eso es pura ganancia”, dijo Jiang.
La granja de Jiang se encuentra en el frosty norte de China y es uno de los principales centros del país para esta cosecha legal. Las autoridades de la provincia hicieron la vista gorda con su producción antes de legalizarla y regularla el año pasado. Otra gran área de cultivo está en la provincia de Yunnan, donde la producción de la planta ha sido regulada desde 2003.
En conjunto, estas áreas representan aproximadamente la mitad de las tierras cultivables legales comerciales del mundo de cáñamo, según la Oficina Nacional de Estadísticas.
Gracias al apoyo gubernamental ya existe una larga tradición, China se ha convertido en una superpotencia en la producción e investigación de la planta.
No hay cifras oficiales sobre la cantidad que se produce cada año de la planta en China, pero las plantaciones están floreciendo, tanto para el uso comercial como ilícito de drogas.
Este crecimiento ha sido en parte posible gracias a los científicos financiados por el gobierno que estudian los usos militares de la planta, incluyendo medicamentos y telas para uniformes.
Durante décadas, los investigadores desarrollaron varias especies híbridas que no sólo sobrevivieron, sino que prosperaron en ambientes dispares de China, desde las condiciones árticas en Heilongjiang, pasando por el desierto de Gobi de Mongolia Interior hasta los subtropicales de Yunnan.
En 2014, el Ministerio de Seguridad Pública dijo que encontró un gran número de plantaciones de cannabis y marihuana no registradas en todo el país, particularmente en Jilin y Mongolia Interior.
El cáñamo es una variedad de la planta Cannabis sativa, que también incluye tipos más conocidos como la marihuana. La diferencia entre los dos es la cantidad del componente psicoactivo THC, con variedades de cáñamo que contienen sólo trazas de ella.
Tanto las variedades de cáñamo como la de marihuana también contienen cannabidiol, o CBD, un compuesto que se ha utilizado para tratar una amplia gama de condiciones como la epilepsia y la enfermedad de Parkinson.
Cannabis sativa se ha cultivado en China durante siglos, principalmente por sus fuertes fibras que se pueden convertir en cuerdas, telas y papel. La tela de cáñamo data de más de 3.400 años de antigüedad y se ha encontrado en las tumbas de la dinastía Shang en Hebei, y se cree que la fibra ha sido la base de las primeras formas de papel hechas en el país.
Otras partes de la planta, tales como semillas y hojas, se han utilizado en la medicina tradicional china – pero con advertencias por sus efectos secundarios.
El clásico de Materia Medica, un texto farmacéutico del año 200 dC, advierte: “Una persona verá un fantasma después de una sobredosis, y correrá como loco … Después de una ingesta moderada a largo plazo, será capaz de comunicarse con Dios “.
Después del establecimiento de la República Popular, el gobierno liderado por el Partido Comunista clasificó la planta como una droga ilícita e introdujo algunas de las reglas más duras del mundo contra su producción, comercio y consumo.
Cualquier persona con más de 5 kg de hojas de marihuana procesada, 10 kg de resina o 150 kg de hojas frescas puede enfrentar la pena de muerte, bajo la ley penal china.
A pesar de las duras leyes, las autoridades generalmente han hecho la vista gorda con los agricultores que cultivan sus propias variedades bajas en THC porque eran una fuente importante de ingresos para algunos agricultores. Los agricultores han sido en gran medida resguardados de la represión de las drogas, pero en algunas áreas, como en Xinjiang se prohibió la cosecha – incluso de bajo THC – y se han aplicado estrictamente, debido a las preocupaciones sobre el uso indebido de drogas en la región.
La investigación sobre la planta realmente despegó en China a finales de los años setenta cuando el país entró en guerra con Vietnam, según algunos científicos.
El ejército necesitaba desarrollar una tela que pudiera mantener a los soldados limpios y secos en la humedad de Vietnam, y el cáñamo ofrecía la fibra que respiraba y era antibacteriana. Otros estudios exploraron el uso de la planta como fármaco en los hospitales de campo.
Como resultado de esa investigación, más de la mitad de las más de 600 patentes del mundo relacionadas con la planta se mantienen ahora en China, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Esto ha provocado preocupaciones en la industria farmacéutica occidental de que el gobierno chino o las empresas chinas podrían aprovechar las barreras de patentes.
“Como el cannabis en la medicina occidental está siendo aceptado, el predominio de las patentes chinas sugiere que las ciencias farmacéuticas están evolucionando rápidamente en China, superando las capacidades occidentales”, dijo el doctor Luc Duchesne, un empresario y bioquímico con sede en Ottawa.
“[La medicina tradicional china] está preparada para aprovechar la tendencia creciente. La escritura está en la pared: la medicina tradicional china occidentalizada está llegando al dispensario cerca de usted “.
Yang Ming, científico principal del programa de investigación de Cannabis sativa de China en el Instituto de Cultivos Industriales de la Academia de Ciencias Agrícolas de Yunnan, dijo que muchos agricultores que cultivaban lino en la provincia habían hecho rápidamente el salto al cannabis gracias a la gran mayor cantidad de retornos.
Pero el número de agricultores o la cantidad de tierra dedicada a la cosecha es un secreto nacional.
“Es una cifra grande. No puede revelarse al público. Muchas granjas están, estrictamente hablando, ilegales bajo las leyes y regulaciones actuales “, dijo.
Para comenzar a cultivar el cultivo, los agricultores necesitan una licencia especial y hasta ahora estaban restringidas a los productores de Heilongjiang y Yunnan.
“En otras provincias los agricultores pueden plantar variedades con niveles de THC superiores al 0.3 por ciento, un punto de referencia internacionalmente aceptado más allá del cual se considera inseguro”, dijo Yang.
El año pasado, el gobierno central consideró la posibilidad de emitir reglamentos para prohibir estas granjas, pero dejó de lado la idea porque habían tantas que podrían desencadenar masivas protestas de los agricultores, dijo.
Yun Chunming, profesor del Instituto de Cultivos de Fibras Esterilizadas de la Academia China de Ciencias Agrícolas de Hunan, dijo que la cuestión de la legalidad seguiría siendo un gran desafío para el auge del cannabis sativa en China.
“Hemos visto el creciente entusiasmo de los agricultores, y de hecho están plantando variedades de baja THC. Pero el cannabis es cannabis. Por muy baja que sea la concentración de THC, las plantaciones masivas pueden aumentar el riesgo de abuso de drogas y provocar muchos problemas sociales “, dijo, sugiriendo que el THC podría concentrarse si se cultivaba lo suficiente.
Tan Xin, presidente de Hemp Investment Group, una de las mayores compañías chinas que abogan por el uso farmacéutico comercial de la planta, dijo que la compañía se ha asociado con el Ejército Popular de Liberación para llevar la tecnología y el producto chino al mundo.
Una droga para tratar el trastorno de estrés traumático desarrollado conjuntamente por la compañía y el ejército chino estaba a punto de finalizar con sus ensayos clínicos, y es sólo uno de los muchos productos de la planta con potencial de mercado global, según un comunicado publicado en la web de la compañía.
“Esperamos que el sector crezca hasta convertirse en una industria de 100.000 millones de yuanes para China en cinco años”, dijo.
Con oficinas en Estados Unidos y planes para expandirse hacia Canadá, Israel, Japón y Europa, Tang dijo que la compañía llevaría la planta a todos los países miembros de la “Iniciativa de Cinturones y Carreteras” de China, un esquema de infraestructura para vincular a China con el resto De Asia y más allá.
De regreso en Heilongjiang, Jiang dijo que él y su familia habían probado el aceite vegetal hecho de semillas de cáñamo.
“Tiene una fragancia muy fuerte y sabe bien, pero nos sentimos mareados después de la cena”, dijo.
“No nos atrevemos a probarlo muy a menudo.”
