Ayer se conoció que tres países se han puesto en contacto con autoridades de Montevideo para comprar cannabis. Polémica por la reglamentación de la ley que podría permitir el comercio de la hierba a nivel internacional.
Medios uruguayos y europeos informaron ayer que, luego de la promulgación de la ley que reguló y permitió el consumo y la producción de marihuana en Uruguay, laboratorios y autoridades gubernamentales de Canadá, Chile e Israel se pusieron en contacto con el gobierno de Montevideo para explorar la posibilidad de adquirir cannabis con fines medicinales. Si bien la reciente ley permite la comercialización, la investigación y el consumo, no regula la exportación o la participación en el mercado de grandes farmacéuticas transnacionales. La norma no se ha reglamentado aún y el gobierno de José Mujica podría terminar abriendo un mercado global de marihuana o convirtiéndose en un “polo” de investigación en biotecnología.
“Es verdad que nos han consultado para instalarse en Uruguay. Es muy importante por todo lo que significa. Si bien no era un objetivo de la ley, Uruguay se transforma así en un polo de biotecnología. Hasta hace un tiempo, la marihuana medicinal sólo se pensaba como analgésica, pero ahora se está estudiando que algunos derivados puedan ser medicamentos”, dijo al diario El Observador de Montevideo Diego Cánepa, prosecretario de Gobierno y presidente de la Junta Nacional de Drogas. No obstante, Inocencio Bertoni, de asuntos agrícolas del Ministerio de Ganadería, quien participa de la reglamentación de la ley, dice que su gobierno está enfocado en regular el mercado interno.
El debate es amplio, pues hasta ahora no se sabe cómo Uruguay llegará a ser ese “polo”. Lo único que sobre extranjeros está contemplado en la ley es la posibilidad de que residentes puedan consumir, cultivar y comercializar marihuana en territorio uruguayo con las mismas condiciones que deben cumplir los nacionales. Pero nada dice de la posibilidad de exportación, de quiénes serían los encargados de producir el cannabis para su posterior salida de territorio uruguayo, si su comercialización sería bajo las mismas condiciones que cualquier otro bien y si será igual venderla para uso medicinal o recreativo.
“Aquí pueden pasar varias cosas: una, que el estado uruguayo decida restringir la producción y sea el que asuma la investigación y la posterior exportación. Otra, que limite esas facultades a los nacionales. Y la otra, que permita que grandes laboratorios entren a hacer investigación y luego comercialicen, probablemente con prácticas monopólicas, en terceros países. Es decir, a la postre, la marihuana pasaría de ser una sustancia prohibida, a ser totalmente controlada por los poderes del mercado”, explica Juan Daniel Gómez, investigador de la Universidad Javeriana y experto en neurociencia.
“Desde hace años los científicos vienen trabajando en identificar y producir cepas de marihuana con usos terapéuticos. Eso no quiere decir que esos científicos puedan patentar las variedades a las que los llevan sus investigaciones. Lo que sí ocurre es que, como con todos los medicamentos, un laboratorio genera una marca alrededor de una molécula. Yo no sé si Uruguay estaría en capacidad de desarrollar la complejidad de esas investigaciones”, dice Rubén Ramírez, funcionario del Distrito en Bogotá que, actualmente, adelanta una investigación en la que se importarán cepas de cannabis desde España y Holanda para reducir el síndrome de abstinencia en consumidores de basuco.
El pasado 29 de diciembre fue creada la Federación Nacional de Cannabicultores de Uruguay que, además de buscar una interlocución con el gobierno en la aplicación de la ley, pretende entrar en la investigación y la fabricación de medicamentos y productos de uso terapéutico. Seguramente, ahora que vienen cuatro meses en los que será discutida la reglamentación de la ley, se opondrán a que se abran totalmente las puertas de la investigación y la comercialización al exterior para los laboratorios internacionales.
Sin embargo, es muy probable que para el gobierno uruguayo no haya otra opción que permitir la entrada de grandes farmacéuticas. Varios ejemplos: en Gran Bretaña ya se producen medicamentos con base en cannabis. Estados Unidos, el principal gestor de la guerra contra las drogas, desarrolla un mercado interno de manera paulatina. En Holanda se produce la marihuana que consumen las cerca de 26.000 personas que están recetadas con algún producto cannabinoide en Canadá. En el mundo, cerca de 350 millones de personas son consumidoras de la hierba y, sin duda, ya hay quienes se dieron cuenta de que la marihuana será, como cualquier otra sustancia, susceptible de comercialización. En un futuro habrá que distinguir entre el lucro y la salud pública.
Fuente El Espectador
3 Responses
grande mujica
Mas que probable…. seguro que muchos ya se frotan las manos
gracis mujica