El cannabis lleva miles de años entre nosotros y su huella con el paso del tiempo puede apreciarse en una gran variedad de temas
Canepina: se trata de una pequeña localidad a unos 60 kilómetros de Roma. Canapa en italiano es su nombre. Italia fue por detrás de Rusia, el máximo productor de cáñamo entre finales del siglo XIX y principios de XX, hasta que los intereses estadounidenses consiguieron ilegalizar prácticamente en todo el mundo tanto la marihuana como el cáñamo. Y fue un pueblo tan unido al cáñamo, que hasta el ajuar de la novia que le regalaba el novio era hilado exclusivamente con sus fibras. Hoy los cultivo de nuevo regresan a Italia y por supuesto a Canepina, donde además cuentan con el primer restaurante con un menú basado en el cáñamo, Agriristoro Il Calice e la Stella.
Kenderes: es una pequeña localidad húngara de poco más de 4500 habitantes, perteneciente al distrito de Karcag en el condado de Jász-Nagykun-Szolnok. Se desarrolló principalmente en los siglos XVI-XVII. Su nombre lo hereda de kender, que quiere decir cáñamo. La traducción de Kenderes podría ser algo como “el que tiene cáñamo”. Su máximo interés turístico es el castillo de estilo barroco de Miklós Horthy (1868-1957), regente de Hungría durante 24 años y nacido en esta población.
Kanepi: es una pequeña aldea en el condado de Põlva, en el sureste de Estonia de poco menos de 700 habitantes. Los primeros registros que la mencionan son del año 1582, donde la zona era un importante lugar de producción de cáñamo. En marzo de 2018, el gobierno anunció a los ciudadanos que tenían que votar para tener una nueva bandera y escudo de armas. Y puesto que kanep en estonio significa cannabis, la bandera ganadora de todas las que optaban a convertirse en bandera oficial, como no, lleva una gran hoja de cannabis sobre colores blanco y verde. Si decides visitar Kanepi, te gustará ver ondear en su ayuntamiento su bandera.
Hampu: es una pequeña ciudad de Finlandia. Hampu en este idioma como se le llama al cannabis. El cultivo de cáñamo en Finlandia es de los más antiguos de Europa, entrando desde China durante la temprana Edad de Piedra del Neolítico. El polen de cáñamo encontrado en el sedimento Huhdasjärvi de Kouvola ha sido datado sobre el 4800 a. C. Su popularidad aumentó durante la segunda ola de agricultura en los siglos XV y XV y alcanzó su punto máximo en los siglos XVIII y principios del XIX, cuando se cultivó en casi todo el país.
Hempstead: es una de las tres ciudades del condado de Nassau, Nueva York, y ocupa la parte suroeste del condado, en la mitad occidental de Long Island. La ciudad se estableció alrededor de 1644 tras un tratado entre colonos ingleses y los Indios Lenape. Su nombre es una clara referencia al cultivo de cáñamo. Nos podemos encontrar muchas otras ciudades con nombres que recuerdan que un día en ellas el cáñamo fue un gran motor económico como el Condado de Hempstead en Arkansas, Hempstead en Texas, Hemphill en Carolina del Norte o Hempfield en Pennsylvania, entre otros.
Chennevières-sur-Marne: es un municipio situado al sudeste de París, donde se han encontrado asentamientos de tiempos prehistóricos. Es una ubicación montañosa y ribereña, donde los pueblos galos construyeron pueblos y comenzaron a plantar viñedos en el siglo IV. El nombre de la ciudad se deriva de “Canaveria”. Significa en francés cáñamo, en referencia a los grandes cultivos que durante siglos se realizaron allí. También en su escudo de armas se muestra orgullosa una planta de cannabis.
Cañamares: y terminamos en España, en un pequeño municipio de Cuenca de apenas 467 habitantes. Ubicado en la serranía media, hace de límite natural entre la Alcarría y la Serranía de Cuenca. Se fundó en la Alta Edad Media, cuando los soldados procedentes de La Rioja se asentaron en el Valle del Escabas. Tanto en su escudo como en su bandera, una llamativa planta de cannabis domina la escena, un guiño a su pasado, donde los cultivos de cáñamo eran muy comunes en nuestro país y tan importante en la guerra por el dominio de los mares (cuerdas, velas…)