Por ConFAc. Asociaciones cannábicas presentan Guía de Buenas Prácticas para el desconfinamiento. Alrededor de 10.000 puestos de trabajo destruidos y miles de personas usuarias terapéuticas abocadas a mercados ilegales
La crisis provocada por la epidemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de una regulación para este sector, que se ha quedado desamparado durante el período de cuarentena. Como consecuencia, miles de personas usuarias se han visto abocadas a redes ilícitas para obtener su cannabis, con los consecuentes riesgos para su salud y para la propagación del virus. Mientras que donde se goza de una regulación, se ha garantizado este servicio ante la alta demanda, véase en San Francisco o en los Países Bajos.
Según nuestras estimaciones, alrededor de 10.000 puestos de trabajo, directos e indirectos, se han visto afectados por el cierre de estas entidades, dejando a muchas de estas personas en un limbo, ya que a la falta de regulación se añade la falta de un convenio laboral al que acogerse, con verdaderos problemas para conseguir continuar con sus actividades sin constituir un riesgo jurídico para juntas directivas y asociadas.
Dicha inseguridad se extiende a las miles de personas vulnerables, que por motivos terapéuticos acceden a su paliativo mediante el servicio que ofrecen las asociaciones; las cuales no pueden acceder con las garantías necesarias a sus tratamientos; o han tenido que recurrir a mercados informales donde la calidad y condiciones de higiene no
pueden ser controladas; o no cumplen con sus necesidades específicas.
Numerosas entidades supranacionales, como el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías o la Asociación Internacional de los Cannabinoides como Medicina, han advertido de los riesgos que conlleva no garantizar el acceso a los servicios para estos perfiles, con consecuencias devastadoras para las personas y para la sociedad.
Ante la sensación de desprotección, desde la Confederación de Federaciones de Asociaciones Cannábicas, presentamos hoy la Guía de Buenas Práctica para el desconfinamiento de los espacios privados de consumo cannábicos, que tiene como objetivo remarcar aspectos clave de cara a la contención del virus, adaptando las
medidas y recomendaciones del Gobierno a la doctrina que guía nuestras actividades y a las especificidades del sector.
Además, anunciamos que, tras continuas conversaciones con diferentes grupos parlamentarios, con ambigüedad en sus respuestas debido a la situación de alegalidad en la que se encuentran los CSC, hemos concluido que las asociaciones deben seguir las instrucciones marcadas para el comercio minorista a partir de la FASE 2. En la FASE 1 se podrían establecer restricciones de hasta un máximo de 10 personas y siempre cumpliendo con las limitaciones de aforo y las indicaciones de la Guía de Buenas Práctica para el desconfinamiento de los espacios privados de consumo cannábicos.
Hoy, más que nunca, se hace evidente la necesidad de una regulación sobre cannabis que ponga en el centro de las políticas públicas sobre drogas a las personas, a sus derechos y a su salud, mediante propuestas viables, responsables y sensatas, teniendo en cuenta las experiencias regulatorias de otros contextos y, concretamente, las experiencias de autorregulación que propone la Sociedad Civil en nuestro país.
Confederación de Federaciones de Asociaciones Cannábicas (ConFAC), fac@confac.org
Desde aquí tienes acceso a Guía de Buenas Prácticas para el desconfinamiento