Hoy hablaremos de la germinación de semillas de cannabis, ya que serán muchos los cultivadores que por primera vez decidan comenzar un cultivo en interior. Una semilla se define como un cuerpo que forma parte del fruto y que da origen a una nueva planta. Es uno de los principales métodos de propagación vegetal. En su interior una semilla contiene un embrión en estado latente. Cuando las condiciones son las apropiadas comienza a desarrollarse una nueva planta.
En la naturaleza germinan de manera natural al inicio de primavera. Cuando queda atrás el invierno, las temperaturas exteriores comienzan a ascender y los días son más largos, las semillas que han pasado todo el otoño y el invierno en el suelo, germinan. Nosotros en este caso siempre forzamos estas situaciones, permitiéndonos en interior cultivar en cualquier época del año.
Para germinar una semilla, debemos tener en cuenta 3 conceptos. El primero es la humedad, las semillas necesitan una humedad constante pero nunca encharcamientos. El segundo es la temperatura, que ha de ser media, si el ambiente es frío las semillas pueden no llegar a germinar y si es cálido los hongos rápidamente atacarán. Y el tercero es la oscuridad, debemos garantizar que durante este proceso las semillas no reciban luz.
EN JIFFYS DE TURBA PRENSADA
Un Jiffy es una marca comercial de discos de turba prensada, aunque hoy en día se usa para referirnos a cualquier disco de turba prensada independientemente del fabricante. Para usarlos, tan sólo debemos hidratarlos con agua. Así que coloca los jiffys en una bandeja o plato y añade agua con el pH corregido, mejor si es mineral o de mineralización débil. Podrás observar que lo que eran pequeños discos, poco a poco se van hinchando hasta multiplicar x4 o x5 su tamaño. Con un palillo haz un agujero en su parte superior, de 1-2 cm de profundidad, e introduce la semilla. Finalmente presiona los jiffys ligeramente con la mano para eliminar el exceso de agua, y déjalos en un lugar templado. Cuando veas la planta asomar, pasa el jiffy a una maceta con tierra o coco.
EN TACOS DE LANA DE ROCA
La lana de roca es un sustrato inerte muy usado en el cultivo hidropónico. Es un producto natural que pertenece a la familia de las lanas minerales. Está compuesta aproximadamente por un 98% de roca volcánica y un 2% ligante orgánico. Se clasifica en el Catálogo Europeo de Residuos como “material de aislamiento que no contiene amianto ni sustancias peligrosas”. Estos tacos como los jiffys, primero hay que hidratarlos, pero también lavarlos bien, ya que durante su fabricación o almacenaje pueden adquirir sustancias indeseadas. Igualmente, con un palillo haz un pequeño orificio e introduce la semilla. Después apriétalos ligeramente para excurrir el exceso de agua. Una vez la semilla asome al exterior, pasa el taco de lana a una maceta con tierra, con coco o cualquier medio hidropónico.
EN PAPEL ABSORBENTE
Es una de las opciones más empleadas por los cultivadores. Cuenta con la ventaja de que en todo momento podremos ver el estado del proceso de germinación. Para germinar en papel, nos hace falta lógicamente un papel absorbente como puede ser una servilleta o papel de cocina, además de un plato, tupper o cualquier otro pequeño recipiente, preferiblemente opaco. Coloca las servilletas y mójalas ligeramente, sin encharcarlas. Pon las semillas sobre el papel húmedo, separadas entre sí. Si usar un plato, puedes después poner un film transparente. Si usar un tupper, pon la tapa. Ésto evitará que el papel se seque. Las semillas deberían germinar en unas 24-72 horas, aunque si son algo viejas pueden tardar algo más. Cuando la raíz tenga un tamaño de máximo un cm, con cuidado pásalas a una maceta, enterrándolas no más de 1-1,5 cm.
DIRECTAMENTE EN EL SUSTRATO
Germinar semillas directamente en el sustrato tiene sus pros y sus contras. Por un lado, desde el primer momento la raíz se desarrollará más fácilmente, ya que contará con suficiente espacio y alimento. Pero por otro, en ocasiones es complicado darle unas condiciones óptimas, como una perfecta humedad y una buena temperatura. Éste método lo agradecen las variedades autoflorecientes, ya que al contar con un período de crecimiento limitado, crecer sin interrupciones hará que se consigan las plantas de mayor tamaño y más productivas. Usa a poder ser un sustrato ligero, ya que los excesos de nutrientes no son buenos al principio. Haz un pequeño agujero de unos 2 cm e introduce la semilla. Después riega ligeramente el sustrato, evitando encharcamientos.
