Fumar es el método de consumo de cannabis más extendido en todo el mundo. Sin embargo, es el método de lejos más perjudicial para la salud. Tengamos en cuenta que cualquier planta tiene contenido en alquitrán, que por efecto de la combustión terminará en nuestro organismo. Además estaremos inhalando otra serie de elementos como hidrocarburos policíclicos aromáticos, causantes de cáncer. Cada vez, los usuarios y especialmente los de cannabis terapéuticos, buscan otras alternativas más saludables.
VAPORIZACIÓN
Sin duda se trata del método que permite disfrutar el cannabis de una manera similar al típico porro. Los vaporizadores son dispositivos que trabajan por debajo de la temperatura de combustión, por lo que los riesgos de inhalar sustancias tóxicas en mínimo. Además el mercado ofrece vaporizadores tanto para hierbas, como para concentrados como Rosin o BHO. También existen modelos para todos los gustos, desde dispositivos de sobremesa, a pequeños vaporizadores portátiles que permiten llevarlo encima y usar discretamente en cualquier lugar.
La característica principal de los vaporizadores, es el control de temperatura. La ideal para vaporizar cannabis es de entre 180 y 200ºC, lo que permite extraer las máximas concentraciones de cannabinoides y como decimos, sin llegar a quemarla. Además un estudio de California NORML y MAPS, descubrió que un porro convierte menos del 25% del THC para su inhalación, mientras que un vaporizador convierte más de un 45% del THC disponible en vapor.
COMESTIBLES
El cannabis se puede añadir a prácticamente cualquier receta. Sólo se debe tener en cuenta dos cosas. La primera es que los cannabinoides no son hidrosolubles sino liposolubles, es decir que no se disuelven en agua sino que necesitan un solvente. Lo más habitual es usar leche, mantequilla o aceite para la extracción de cannabinoides y terpenos. La segunda, es que se necesita descarboxilar la hierba para que los cannabinoides y especialmente el THC, se vuelva psicoactivo. La descarboxilación no es otra cosa que calentar los cogollos. Con recetas que requieran cocción, la descarboxilación se produce durante su elaboración. En el caso de recetas en frío, basta con meter la hierba en el horno previamente durante unos 30 minutos a 100-115ºC.
También se debe tener en cuenta la dosificación y los efectos retardados de los comestibles. A diferencia del cannabis fumado o vaporizado, el cannabis ingerido hasta pasada mínimo una hora no hace efecto. Puede llegar a ser muy fácil ingerir una dosis excesiva sin ser consciente de ello. Y los efectos en éstos casos pueden llegar a ser muy desagradables. Siempre conviene, sobretodo cuando cualquiera se introduce en el fascinante mundo de la cocina cannábica, es comenzar siempre con pequeñas dosis, esperando un tiempo prudencial para comprobar sus efectos.
TINTURAS O ALCOHOLES
Una tintura es una maceración de alcohol y cannabis. El alcohol actúa como solvente, diluyendo los cannabinoides. Basta con unir ambos en un recipiente durante unos días para que ésto suceda. En ocasiones, se suele calentar para reducir el contenido en alcohol. El método de administración suele ser sublingual, aunque las opciones son muchas, como cócteles.
Además, las tinturas además son muy discretas, se pueden administrar unas gotas en cualquier lugar sin llamar la atención. Los efectos son relativamente rápidos comparado con el cannabis ingerido. En aproximadamente 15 minutos suelen actuar. Y por supuesto, es un método de consumo tremendamente saludable. Su contenido en alcohol es mínimo, además que como hemos comentado, con una reducción será todavía más bajo.
Por otra parte, son bajo en calorías, lo cual los hace ideales para quienes quieren evitar engordar con las calorías extra de un bizcocho o una galleta.