Una reportera de NBC que estaba realizando un reportaje sobre una larga sequía en el medio oeste norteamericano comenzóa a darse cuenta de la gran cantidad de pantas de cannabis que crecían silvestremente y que no parecía estar afectada por la falta de agua. Cuando se preguntó a los granjeros de Iowa como era posible que plantas de marihuana crecieran por todos lados, incluso al lado de las carreteras, estos se encogieron de hombros. La llamaban “hierba de zanja” y ya estaban cansados de que la policía les pidiese a cada momento que las arrancasen.
Como otras hierbas, el cannabis es amiga de las sequías. Desprestigiada en la seca California por su alto consumo de agua, realmente parece que no necesita mucha para sobrevivir. Además, la marihuana ha demostrado que puede crecer bajo grandes concentraciones de CO2 y también con escasez de agua. Algunos estudios han demostrado que sus propiedades psicotrópicas pueden ser más potentes en condiciones de estrés. Aparentemente la marihuana nace y crece en este mundo transformado por el cambio climático.
“La marihuana es una planta muy tolerante a la sequía, es una hierba y crece en todos lados”, le dijo Bill Weinman, agente de la DEA, a Rocky Mountain New, durante la sequía del 2002 en esta zona. “La sequía tiene muy pocos efectos en el crecimiento y nacimiento de marihuana: las plantas son abundantes y superan en rendimiento a otros cultivos en el Estado”. Las autoridades dedicadas a atajar las cosechas ilegales se han dado cuenta de que la marihuana no se inmuta por la sequía.
De hecho una noticia de 1988 de la AP sobre la incautación de plantas ilegales en Virginia durante una sequía, llevaba el titular “La sequía hace que la marihuana sea más potente”. El reportero entrevistó a un investigador de Virginia Tech que creía que los alcaloides de la marihuana podrían crecer más concentrados en un clima cálido, como sucede con las plantas de tabaco y coca.
Ahora sabemos que el ingrediente activo en el cannabis es tetrahydrocannabinol, o THC, que no es un alcaloide. Este ingrediente es producido por la planta como un repelente de plagas y, sin embargo, un estudio indica que el cannabis produce más cuando está bajo estrés, por sequía o por enfermedad.
Lewis Ziska, un fisiólogo de plantas del Departamento de agricultura de Estados Unidos, y el etno-botánico James Duke demostraron con sus estudios que el estrés aumenta las propiedades “medicinales” de las plantas.
“Mientras más estrés sufra una planta (ya sea calor, frío, enfermedad o simples golpes), se convierte en una planta más psicoactiva medicinal”, le dijo Duke al Daily Climate, que recientemente publicó un resumen de las razones por las cuales la marihuana se podría hacer más potente con el cambio climático.
Mientras tanto Ziska ha demostrado que a medida que los niveles de CO2 en la atmósfera suben, muchas plantas, incluida la marihuana, se beneficiarán.
La ciencia básica del porqué ocurre esto nos lleva a millones de años atrás; según Ziska, la vasta mayoría de las especies de plantas evolucionaron en periodos donde la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera era mucho más alta, cercana a las 1.000 partes por millón. En tanto, los humanos evolucionaron cuando los niveles de CO2 eran mucho más bajos, cerca de 280 a 300 partes por millón. Con climas templados y todo, ese nivel fue mejor para las personas y muchas plantas nunca se adaptaron realmente a la privación de CO2.
Ahora que los humanos estamos depositando más CO2 en la atmósfera y a un ritmo sin precedentes, esas plantas están más felices.
Otras investigaciones respaldan esto. Un estudio en el 2009, publicado en Physiology and Molecular Biology of Plants, probó esta hipótesis en un ambiente real y encontró que la marihuana crece muy bien bajo concentraciones de carbón de 750 ppm, la máxima cantidad que se ha probado. Los autores concluyeron que estos resultados demuestran que la marihuana “tiene el potencial de sobrevivencia, crecimiento y productividad en un ambiente seco y rico en CO2”.
Un siguiente estudio del mismo autor lo volvió a confirmar. Principalmente debido a su “disminución de la conductancia estomática y, posteriormente, la tasa de transpiración”, los investigadores encontraron que el cannabis “puede sobrevivir bajo el duro efecto invernadero, incluyendo elevadas concentraciones de CO2 y condiciones de sequía”.
A la marihuana le sienta bien. Los granjeros han llevado a cabo una larga tarea para cultivar variedades súper potentes por su propia voluntad. Algunas pruebas recientes en cepas cultivadas demuestran que tenían un 33 por ciento de THC, mientras que en 1978 la cepa común de marihuana tenía un 13.7 por ciento. El futuro se está poniendo muy interesante para la sustancia preferida a la hora de sentarse en el sillón y ver la TV.
La marihuana es la droga perfecta para el apocalipsis climático. Florece con niveles elevados de CO2, aprovecha las condiciones de sequía y puede que sea más fuerte a medida de que sube la temperatura.
Esto un recordatorio de que el cambio climático está en todos lados propulsando transformaciones que a veces son minúsculas y, otras veces muy drásticas. Ni siquiera la marihuana se salva de nuestros malos hábitos con los combustibles fósiles. Si no se pone freno a esta circunstancia, supongo que al menos podremos acostumbrarnos a las altas temperaturas fumando y mirando cómo sube el nivel del mar.